Editorial

Editorial: ::: PARTE DEL PROBLEMA :::

El alcalde de Nuevo Chimbote, Valentín Fernández Bazán, se ha dirigido al Ministro del Interior, Carlos Basombrío Iglesias, para solicitarle directamente declare una emergencia policial en su distrito y se dicten medidas excepcionales a efectos de afianzar el trabajo policial a través del envío de agentes especializados de investigación criminal que permitan identificar y capturar a los criminales que están sembrando de muerte sus calles.

La demanda del burgomaestre se formuló en medio del escenario violento que se registraba en el distrito sureño a consecuencia de una seguidilla de crímenes que vienen coinvirtiendo sus calles en sumamente peligrosas, ante la defección policial que no se da abasto para cubrir el patrullaje de un sector en permanente crecimiento y del diezmado servicio de serenazgo que tiene la propia municipalidad.

Justamente, cuando el alcalde formuló este pedido se habían registrado en solo una semana dos violentos crímenes, uno de los cuales fue un aberrante degollamiento que fue perpetrado nada menos que por un adolescente de 17 años de edad, quien acabó con la vida de una joven con la que había departido en una discoteca hasta altas horas de la madrugada y se encontraba totalmente ebrio.

El sujeto le cortó el cuello con el vidrio de una ventana y desató un espantoso baño de sangre que no se puede justificar por nada, ni siquiera por el estado de embriaguez y menos aún por una presunta disputa o forcejeo como quiso alegar el delincuente juvenil.

Lo cierto es que los neochimbotanos no habían salido de este schok criminal cuando otra muerte violenta los sorprendió en la vía de Tangay, en donde un joven estudiante universitario fue ultimado por resistirse a ser despojado de su teléfono celular por una gavilla de maleantes que lo sorprendió en esa zona.

Mucho antes se habían registrado otros asesinatos, muchos de ellos relacionados con el tráfico de terrenos, la mayoría de los cuales no fueron resueltos, mientras que en materia de atentados patrimoniales en Nuevo Chimbote las estadísticas han crecido ostensiblemente, basta recordar el caso del jefe de bahía acribillado en su vehículo después de haber efectuado un importante retiro de dinero, o, el propietario de un grifo que fue baleado en el Jr. Coishco a solo dos cuadras de la sede de la Policía anticorrupción o los saqueos en la farmacia ubicada frente al hospital Regional y el reciente asalto perpetrado a espalda de la Sub región Pacífico.

Obviamente, como suele suceder cuando estos pedidos se encuadran en el campo de la política, de inmediato surgieron los enemigos del alcalde para rechazarlo y alegar que la delicada situación de inseguridad en el distrito no daba tanto como para una emergencia, incluso, han llegado a sostener equivocadamente que de esta manera el Alcalde trata de cubrir su ineficiencia al no poder sostener un eficiente servicio de Serenazgo a sabiendas que este cuerpo de seguridad es solo un apoyo a la labor policial y no tiene nada que ver en la acción criminal.

Pero quien hizo un deslinde fue también el Jefe de la División Policial, Coronel Victor Sifuentes Yáñez, quien reprochó al alcalde no haber agotado la instancia local para formular esta clase de pedidos y haber coordinado previamente con su comando medidas que posibiliten que se afiance la labor policial y municipal.

Esto es cierto pero la iniciativa no solo correspondía al alcalde, el jefe de la División Policial era consciente de lo que venía sucediendo en Nuevo Chimbote, ha sido un privilegiado espectador de la ola de crímenes y asaltos que se venían registrando ante la impotencia de la acción policial y debió ser él quien promueva una reunión con los comisarios de esta jurisdicción a efectos de evaluar lo que estaba sucediendo con la seguridad pública que está bajo responsabilidad de la Policía y no del Municipio.

Basta dar una lectura a las declaraciones del Presidente del Frente de Defensa de Nuevo Chimbote, Rolly Ramírez Lujan para darnos una idea de la dimensión del problema de la inseguridad al señalar que en el distrito ni siquiera conocen el nombre del Comisario de Buenos Aires, jamás lo han visto en un operativo y lo calificó de Policía de escritorio, lo que quiere decir que la pasividad en este problema tiene génesis policial.

Sin embargo, el problema de la inseguridad tienen otros componentes que forman parte de la enorme magnitud que tiene, como es la impasividad del aparato judicial, la labor incomprensible de fiscales y jueces que no son capaces de poder sancionar con la contundencia que amerita, y en las circunstancias que vive la colectividad chimbotana, a quienes promueven el delito.

En efecto, el pasado fin de semana un Juez de la Corte del Santa dispuso la liberación de un sujeto que en compañía de un menor de edad trató de asaltar un mini market en el Barrio El progreso, fue detenido en flagrante delito por la Policía cuando portaba nada menos que una ametralladora mini uzi con la que pensaba concretar del golpe, incluso, se enfrentó al ser sorprendido.

Esta resolución solo expone la seguridad de las personas que verán nuevamente en las calles a esta gente del lumpen que no vacilan en tomar un arma sumamente peligrosa para perpetrar sus fechorías, pero la justicia es incapaz de ponerlo a buen recaudo.

El magistrado que dictó la medida de “comparecencia restringida” se amparó en el deficiente sustento del Ministerio Público quien no pudo demostrar que el sujeto carecía de arraigo laboral y familiar y por ende la existencia de peligro procesal, sin embargo, al margen que el detenido tenga trabajo o domicilio conocido, lo que estaba en debate era el hecho que se hallaba en poder de un arma sumamente peligrosa como para dejarlo nuevamente en la calle, ,lo que lo convierte en un sujeto avezado.

Se está dejando suelto en plaza a un elemento sumamente peligroso y esto en realidad es parte del problema de inseguridad que hay en las calles, esto es lo que motiva a las autoridades a tener que demandar que el Ministerio del interior adopte medidas excepcionales porque la delincuencia está desbordando, los asaltos y robos no se detienen y se perpetran a plena luz del día y los asesinatos se van convirtiendo en cosa común. Eso es muy peligroso y deberá ser materia de una meticulosa evaluación por parte del Ministro del Interior.