No solo Lima:
Un extracto de toda la problemática política, social y económica que azota al Perú, no solamente se puede presenciar en la capital de la república como para decir que solo Lima es el Perú. Por efecto dominó, el mismo extracto, con todas sus características y repercusiones, también se puede apreciar en muchas ciudades y pueblos apartados del país, como es el caso del distrito de Huandoval, en la provincia de Pallasca.
Ante la fundada sospecha de que las autoridades y los funcionarios de la municipalidad de este distrito estén realizando malos manejos con el dinero que el estado transfiere a las cuentas bancarias de la referida comuna, la Contraloría General de la República se ha visto en la necesidad de solicitar al ministerio de Economía y Finanzas, la suspensión temporal de dichas operaciones bancarias. Por ahora, ni un sol para la municipalidad de Huandoval.
El pedido del órgano de control del estado ha sido formalizado el pasado 11 de abril ante la Dirección General de Tesoro Público del mencionado portafolio, habiéndose aplicado por tanto la medida preventiva de suspender toda transferencia de dinero hasta cuando el manejo económico y administrativo de la municipalidad de Huandoval se esclarezca y regularice. Comprensiblemente, se ha excluído de esta suspensión las transferencias relacionadas con el pago de sueldos, pensiones, tributos y servicios básicos, así como el mantenimiento de programas sociales como el Vaso de Leche.
En una reciente visita de inspección, funcionarios de la Contraloría han podido verificar que, a pesar que la municipalidad de Huandoval se encuentra cerrada desde el 18 de enero, sus funcionarios han realizado pagos a proveedores por 94 mil 537 soles y, por si fuera poco, continúa contratando trabajos de consultoría que por ahora carecen de todo sustento.
Aunque desde otra dimensión proporcional, los problemas que afectan a la municipalidad de Huandoval y que repercuten severamente en la población del distrito, en el fondo y en la forma son los mismos que afectan al Perú. En una aberración electoral que solo sucede en este país, su alcalde, Pedro Paredes Tadey, fue elegido mientras se encontraba prófugo de la justicia, situación en la que todavía se mantiene. Aún así, las autoridades electorales le otorgaron la credencial y le permitieron juramentar y asumir el cargo desde la clandestinidad.
Por su parte, el Banco de la Nación permitió que el alcalde prófugo de la justicia se apersone ante sus oficinas de Chimbote para legalizar su firma y de esa manera poder manejar las cuentas bancarias y las millonarias transferencias procedentes del ministerio de Economía y Finanzas. Por su parte, la Policía de Apoyo a la Justicia, hasta hoy afirma no dar con su paradero. Para colmo, tres de los cinco regidores municipales están a favor del alcalde y cumplen sus órdenes a control remoto, y mientras esto se mantenga, el Jurado Nacional de Elecciones no podrá vacarlo. Esto solo sucede en el Perú.
A más de un año y cuatro meses de vivir en esta situación, quien sufre las consecuencias es la población de Huandoval. La suspensión de las transferencias del MEF significa que por ahora no se podrá ejecutar ninguna obra en beneficio del distrito. Lo que significa que, con toda resignación, Huandoval también es el Perú.