Editorial

Editorial: ::: CAYÓ EL CABECILLA :::

Cuando los medios de comunicación se aprestaban a cerrar sus ediciones de fin de semana en lo que aparentaba ser una jornada tranquila y sin aspavientos, de pronto, en horas de la tarde del último viernes los reporteros se vieron precisados a retornar a la sede policial al tomarse conocimiento de la captura del ex alcalde de samanco, Jaume Casana Escobedo.

Ocurre que Casana no es un prófugo más, no solo es una de las muchas ex autoridades que a la fecha vienen siendo perseguidas por la justicia por los conocidos malos manejos de los erarios públicos, por el contrario, se trata de un individuo sumamente calculador y peligroso que está sindicado de ser el verdadero autor intelectual y cabecilla de la organización criminal que dio muerte de manera brutal al alcalde de Samanco Francisco Ariza Espinoza y el abogado Henry Aldea Correa.

Muchos deben recordar este lamentable hecho que conmocionó a la población por la forma tan alevosa y cruel como los asesinos eliminaron al burgomaestre de Samanco y su abogado el 20 de octubre del año 2015, cuando retornaban de una diligencia policial en el distrito de Nepeña y fueron interceptados por un grupo de sicarios.

El vehículo del infortunado letrado fue emboscado en el rompemuelle ubicado frente a la zona de ingreso al poblado de Huacatambo, allí unos adolescentes premunidos de armas de fuego dispararon a mansalva contra el alcalde y el abogado, pero para garantizar que las victimas perderían la vida, arrojaron bombas incendiarias bajo el vehículo que se encendió en contados segundos.

La muerte del alcalde y abogados fue terrible, pese a que fueron trasladados hasta el hospital Regional llegaron sin vida, sin embargo, los asesinos dejaron suficientes huellas como para que la Policía pueda no solo identificar a los autores tanto materiales como intelectuales, sino que comenzó capturando a muchos de ellos.

Gracias al eficiente desempeño de la Policía local y los agentes especializados que llegaron de Lima, se pudo capturar primero a los sujetos que manejaron los vehículos utilizados en el atentado como aquellos que hicieron las veces de campanas, al cabo de unos días se identificó a los menores utilizados como sicarios, los cuales fueron capturados y sentenciados a medidas de seguridad que los llevaron a albergues de menores.

Sin embargo, el trabajo principal de los agentes policiales radicaba en la identificación de los autores intelectuales, labor que se facilitó con los testimonios de los menores y con la colaboración de algunos de los detenidos, pronto se confirmó las principales sospechas que esgrimieron los medios de comunicación, es decir, que se trataba de un crimen político y que detrás estaba la siniestra figura del ex alcalde de samanco Jaime Casana Escobedo.

Pero además de Casana, la Policía detectó que los regidores que formaban parte del consejo municipal de Francisco Ariza también tuvieron conocimiento de la emboscada y se sumaron a la planificación de este atentado, se hicieron cómplices por la ambición que le generó los ofrecimientos de Casana cuando, tras la muerte de Ariza el asumiría las riendas o lo hagan los propios regidores que lo sucedían.

Un plan nauseabundo en el que la ambición y la codicia se dieron la mano para desatar una cobarde orgía de sangre en las pistas de Nepeña, que derivó en el crimen de un correcto abogado que nada tenía que ver con las disputas del alcalde y sus antecesores.

Las conclusiones policiales y del Ministerio Público han sido claras y contundentes: el crimen fue una venganza de Casana y su asesor político Carlos Bazán Castro en su desesperación por no haber podido manejar y manipular al malogrado alcalde y tampoco poder haberlo podido sacar del cargo a través de las muchas estrategias esbozadas, la que incluso un complot del concejo municipal y la pretensión de anular una condena a Jaime Casana que lo habilite para asumir el cargo que había ganado en las elecciones pero que no podía juramentar por hallarse inhabilitado por la sentencia.

Cuando la Corte Suprema falla en definitiva confirmando la condena contra Casana, junto a sus malos asesores convienen que la única manera de sacar a Ariza del camino y de poder aprovecharse de los terrenos de Besique, que era su objetivo final, era eliminándolo y no se detuvieron ni siquiera en la posibilidad de contratar a sicarios, como finalmente lo hicieron a través de un sujeto estrechamente vinculado a Carlos Bazán.

La captura de Jaime Casana el último viernes ha venido a llenar ese vacío que le faltaba a la investigación, es decir, la detención del último implicado en este alevoso asesinato, con ello ya todos podrán ser colocados en el banquillo de los acusados tan pronto como se señale fecha de la audiencia de control, de acusación que es la fase intermedia en la que se encuentra este proceso.

El próximo 20 de octubre este crimen cumplirá dos años y llama la atención que a pesar que se encuentra en el marco de la celeridad que caracteriza al nuevo modelo procesal penal, hasta la fecha ni siquiera se haya iniciado el juicio oral, lo que permite colegir que existe mucha dilación y parsimonia por parte de los operadores judiciales.

El doble crimen de Nepeña no es un caso cualquiera, por el contrario, es un caso emblemático para la justicia y tanto en el Ministerio Público como en el Poder Judicial deben doblegar esfuerzos para que finalmente se condene con todo el peso de la ley a los que urdieron y concretaron el salvaje atentado contra el ex alcalde y su abogado.

Los chímbatenos ya no queremos seguir conociendo de pericias y más testimonios, a nadie le ha quedado duda alguna que la conclusión policial de la investigación ha sido exacta y precisa, cuenta con evidencia probatoria suficiente como para seguir quemando las etapas procesales y pronto se pueda llegar a una sentencia final.

La pelota está en la cancha del Poder Judicial, hace ya casi dos meses que el fiscal Edwin Cipriano Loyola ha entregado su acusación formal contra los implicados y ha solicitado penas de los 22 años hasta la cadena perpetua, de allí que nadie entiende que es lo que esperan los magistrados para llevar adelante la audiencia de control de acusación, esperemos que ahora lo hagan, que entiendan que ya cayó el cabecilla, uno de los principales promotores de un execrable doble crimen que no solo enlutó a dos familias sino que dejó una enrome herida en la colectividad que no debe permitir esta clase de atentados criminales. Desde todos los sectores exigimos que se haga justicia y que ésta resulte presta y diligente. Ya no hay pretexto para seguir esperando más.