Señor Fabián Koki Noriega Brito, en concordancia con el artículo 20° de la Ley 27867, Ley Orgánica de Gobiernos Regionales, es usted el representante legal del gobierno regional de Ancash. Por consiguiente, eso significa que usted personifica a la región, de la que políticamente viene a ser el dueño de casa; vale decir quién da las órdenes y asume los resultados.
La misma norma le confiere la responsabilidad de dirigir la marcha del gobierno regional así como fomentar el desarrollo económico y social sostenible y -algo que es decididamente importante- promover y atraer la inversión pública y privada. La ley Orgánica de Gobiernos Regionales ha puesto en sus manos, y en sus hombros, esta responsabilidad.
Hoy 31 de mayo, cumple usted diecisiete meses en el cargo, lo que equivale al 35.5 por ciento de su periodo gubernamental; un tiempo más que suficiente, no para exigir un balance definitivo y concluyente, pero sí para transparentar una idea bastante clara de la hoja de ruta por el que viene transitando su gestión.
En lo que ya parece ser una suerte de maldición pública, por segundo año consecutivo la región Ancash ocupa el último lugar en el ranking nacional de ejecución presupuestal, mientras que, en el mismo periodo, la tierra de Atusparia se mantiene en el primer lugar de corrupción. Una imperdonable injusticia. Pero como si esto no fuera suficiente, otro de los indicadores, igualmente dramáticos, revela que seis de cada diez niños ancashinos menores de seis años continúan atrapados en las garras de la anemia y la desnutrición.
En cuanto a la gestión de proyectos de desarrollo regional, que son los llamados a atraer la inversión y dinamizar la economía, la labor del gobierno regional no está dando los resultados que se ofreció durante la campaña electoral. Conforme pasan los días, la distancia entre el dicho y el hecho se hace inalcanzable.
El pandemónium en el que se encuentra atrapado el proyecto de irrigación Chinecas es patéticamente revelador. De lejos se advierte la falta de capacidad y autoridad del gobierno regional para poner las cosas claras y orden. Lo propio viene sucediendo con la esperada modernización del terminal portuario, donde aún existen muchos cabos sueltos, dando la inquietante impresión que la gestión de estos proyectos se está escapando de las manos.
Señor gobernador, deportivamente hablando, todo esto quiere decir que, cuando su gestión aún no ha llegado a la mitad del tiempo reglamentario, ya está jugando con el marcador en contra; lo que por supuesto no es motivo para patear el tablero ni para tirar la toalla. Por el contrario, eso significa que ha llegado la hora de corregir errores y realizar los cambios que sean necesarios. Pero para eso, señor Koki Noriega, es imprescindible el factor liderazgo, una facultad que la Ley 27867 ha puesto en sus manos.
En estos diecisiete meses de gestión, da la impresión que el gobierno regional está dedicado a atender determinados intereses que no son precisamente los intereses de Ancash. Y en ese cometido, existen asesores y funcionarios que le soplan al oído malos consejos y falsas informaciones, patrañas que solo inducen a cometer patinadas, como aquella de afirmar a los cuatro vientos que solo falta sanear el 5 por ciento de las tierras de Chinecas.
Esos mismos asesores y funcionarios son los que le recomiendan asistir únicamente a eventos donde han contratado aplausos y franeleos, y le obligan a evitar aquellas reuniones donde se requiere enfrentar y resolver problemas. Nada se gana con ocultar la verdad y fomentar malos entendidos. En las buenas y en las malas, usted tiene que dar la cara y no guardar silencio. Queremos escucharlo, señor gobernador.