Editorial

Cortinas de humo protegen incendios

En humedales de Villa María:

Todavía está en la memoria de miles de pobladores afectados el  pavoroso  incendio que se produjo en la zona de los humedales de Villa María los días 25, 26 y 27 de marzo,  siniestro que debido a su magnitud alcanzó los niveles de tragedia ecológica nacional. El incendio causó la destrucción de más de cien hectáreas de flora y fauna silvestre en tanto que la densa humareda afectó severamente la salud de los pobladores de Villa María, Las Brisas, Tres de Octubre y Primero de Mayo de  Nuevo Chimbote, así como de la urbanización El Trapecio y del pueblo joven  Señor de  los Milagros de Chimbote.

Ya en el segundo día, cuando la magnitud de las llamas superó la capacidad de los  bomberos locales, fue necesaria la intervención de dos aviones y un helicóptero de la Fuerza Aérea del Perú, ya que, de no ser así, el incendio se hubiera puesto fuera de todo control. Recién al tercer día, el fuego pudo ser controlado y extinguido por completo.

Cuando los pobladores  afectados pudieron al fin respirar tranquilos, la Fiscal  Especializada en Materia Ambiental del Santa, Evelyn Lamadrid Vences, declaró a la prensa que su despacho iba a iniciar las investigaciones  para identificar a los responsables y aplicar las sanciones  de ley.  Siniestros de esta lesa naturaleza como éstos están considerados como delito ecológico en el Art. 300 del Código Penal.  Aún así, ha trascurrido tres meses de ocurrido el siniestro pero hasta el día de  hoy no se sabe nada de  los resultados de la investigación fiscal.

Hace tres días, bajo la misma modalidad y en el lugar de siempre, se produjo  otro incendio que afortunadamente pudo ser controlado a las pocas horas, pero que una vez más ha encendido las alarmas. La ocurrencia cíclica y sintomática se estos siniestros, no es una casualidad. Tampoco es resultado de los efectos del calor y del viento, como ingenuamente pretenden hacernos creer. Los incendios forestales que afectan a los humedales de Villa María, son eventos provocados por la mano del hombre y se producen tres o cuatro veces al año, con una puntualidad cronométrica.

En más de una oportunidad el Diario de Chimbote ha podido acceder a sendos atestados policiales, tanto de la Comisaría de Alto Perú como de la Policía Ecológica, donde se da cuenta detallada de estos siniestros  y donde además aparecen los nombres de varias personas que afirman  dedicarse a la tala y comercialización de totora, junco y otras especies de flora silvestre. En su manifestación, estas personas  reconocen  que, después de realizado el corte, emplean la práctica  ancestral de prender fuego a  los tallos que quedan a ras del suelo, ello en la creencia de que la ceniza sirve de abono natural para una próxima cosecha.

Los humedales de Villa María es una reserva natural que abarca una extensión de aproximadamente 500 hectáreas. Hace alrededor de veinte años esta zona fue declarada Parque Metropolitano y, al menos en el papel, se le concedió la condición de zona intangible.  Aparte de servir de refugio a diversas especies de aves migratorias y estacionarias,  los humedales albergan una gran cantidad de flora silvestre, de gran demanda, que se utiliza para la confección de productos artesanales y utensilios de uso doméstico. Su precio fuera de Chimbote, es altamente cotizado. Sin embargo, su extracción y comercialización están fuera de la ley.

Desde el terreno jurisdiccional, la preservación y la intangibilidad de los humedales de Villa María es una responsabilidad que recae en los predios de la municipalidad provincial del Santa, la Dirección de Flora y Fauna Silvestre del MINAGRI, la Fiscalía en Materia Ambiental y la Policía Ecológica. Algo tendrán que hacer los responsables de estas instituciones, y pronto,  si es que no quieren seguir siendo una cortina de humo a favor de los incendios.