Editorial

Crimen cultural

En cada una de sus respectivas gestiones, los alcaldes Estuardo Díaz Delgado (2003-2006) y  Guzmán Aguirre Altamirano (2007-2010) aprobaron, por acuerdo de consejo, la donación del terreno  del ex Plan de Padrinos, a favor de la asociación civil Centro Cultural Centenario de Chimbote.  En ambos casos, la aprobación de los acuerdos de concejo, fue resultado de la votación unánime de los regidores provinciales. Éstos sustentaron su decisión en la necesidad de deponer diferencias y unir esfuerzos para impulsar la  gestión y promoción  de las diversas manifestaciones artísticas y culturales de Chimbote, una necesidad que en realidad no necesita de mayores trámites ni  explicaciones para ser atendida.

El Centro Cultural se formó en el marco de la celebración del primer centenario de la creación de Chimbote (1906-2026) a iniciativa de instituciones  dedicadas a la actividad artística y cultural, contándose desde un primer momento con el patrocino de la empresa privada, entre las que figuran  Siderperú y Hayduck. Como bien lo manifestaron muchos intelectuales locales, el centro cultural vino a llenar un vacío en la ciudad de Chimbote. Pues en entonces, como hasta hoy, el más grande talón de Aquiles del que adolecían los organismos públicos, entre ellos la municipalidad provincial del Santa, era precisamente el apoyo a la labor de promoción cultural.

Con las limitaciones que siempre rodean y caracterizan a esta actividad, el Centro Cultural Centenario pudo iniciar sus labores con la implementación de talleres de formación artística en sus diversas especialidades. Uno de sus logros es la orquesta sinfónica infantil juvenil de Chimbote, una agrupación que ha promovido el descubrimiento y la formación  de nuevos talentos. Dayner Tafur Díaz (24), actual sub director de la orquesta sinfónica de Berlín, es uno de ellos.

Pero conforme han pasado los meses y los años, el Centro Cultural Centenario se encuentra en este momento enfrentado a una crucial situación que poco a poco a ido saliendo a la luz. Se afirma que tiene una cuantiosa deuda con la municipalidad provincial del Santa por concepto de arbitrios municipales y que, asimismo, no se ha renovado el convenio interinstitucional que permite en funcionamiento de la biblioteca municipal César Vallejo, en uno de sus ambientes. Este convenio se ha vencido el año 2019 e, inexplicablemente, se desconoce la razón por la que hasta hoy no se renueva.

Se dice asimismo que tanto la deuda como la renovación del convenio es objeto de un proceso de conciliación que aún  está pendiente de resolver habida cuenta que, a pesar de haber sido citada hasta en dos oportunidades, la comuna provincial no se ha apersonado.

En medio de esta tensión, ha surgido al interior de la comuna provincial la temeraria iniciativa de patear el tablero y solicitar que el terreno del Centro Cultural Centenario, donado en dos oportunidades por acuerdo de concejo, revierta a la municipalidad.

Pero, si esta iniciativa ya es motivo de alarma, peor que eso es el enfrentamiento en el que han caído funcionarios de uno y otro lado; una guerra ya declarada que  ha trascendido dentro y fuera de las fronteras municipales y que ha comprometido seriamente la imagen de la institución.

Prueba de ello es que la orquesta sinfónica infantil y juvenil de Chimbote, que tanto prestigio le ha dado a la ciudad, no haya sido invitada a la ceremonia inaugural del teatro municipal. ¿Es así cómo se piensa descubrir y promover nuevos talentos?. ¿Qué culpa tiene la ciudad de Chimbote de las hostilidades que se incuban al interior de la municipalidad?. Cuidado, podríamos estar ante un crimen de lesa cultura.