Opinión

Don Germán “Papi” Ostolaza, el dirigente

In Memorian:

Por: Dennis Rojas Narváez

No es momento de adjetivos y alabanzas que siempre se dedican a los muertos. Basta de tratar de recordarlos imponiéndole los enchapes propio de los encantos de un personaje legendario.

No es la razon del recordatorio, pues su figura, merecidamente está en el mismo pódium de don Manuel Rivera, Carlos Burga, Meche Gonzales, Maruja Ostoloza, Betty Shalier, entre otros, que no recuerdo y espero que se me disculpe por esa omisión. Pero nadie duda de su ejemplar quehacer deportivo, de su conducta dentro y fuera de los campos, de su merecido reconocimiento familiar, vecinal, laboral y deportivo; de allí que la Medalla de la Ciudad represente la gratitud de su pueblo por su don  personal.

No  es mi intención  volver a anecdotar  su comienzo en el Sacachispas de Santa, de su lucimiento en el viejo Estadio Nacional defendiendo al Club de sus amores: José Gálvez: tampoco del sentimiento de viejos y grandes jugadores de la época de Pedrito Ruíz, Héctor CHumpitaz, Pitin Zegarra, José Fernández, Juan Joya, Conejo Benítez,  Roberto Challe, y demás de  México 70 que identifican al nombre de Chimbote con el de Ostoloza del Gálvez de Chimbote. Eso dice demasiado.  Menos vamos a destacar su inmenso cariño por Universitario de Deportes, equipo de sus amores.

Como futbolista sabemos mucho de él. Pero como dirigente, poco. Quizá no lo conocimos como un bues escuchador y mejor opinante cauto, medido y reflexivo para hablar.

Una idea, un sueño que tenía, era la de contar con infraestructura deportiva en todos los barrios, en todos los colegios, en todos poblados. Aprendió mucho de la estancia de los 5 profesores cubanos que trabajaron en atletismo, vóley, vox, basquetbol con los Polos  de Desarrollo que  implementó desde el IPD en Chimbote. Le tomo la savia del deporte cubano en fomentar la idea que no hay deporte que no se sustente sobre la solidez y estabilidad sostenida por el deportista,  su familia,  el entrenador guía y en la dirigencia gestora. Una mesa de cuatro patas. Y como soporte fundamentalmente la gestión piramidal, sustentada en una organización ejecutiva, sin muchos empleados ni secretarias en oficinas. Aprendió que quien sabe y decide es el Coordinador general que decide. Era quien de manera ejecutiva  orientaba y coordinaba con los coordinadores zonales  moviéndose en las bases deportivas; contando con un número amplio de profesores, especialmente de educación física o solventes ex buenos deportistas que busquen talentos, que programen actividades en los barrios, en los colegios, promoviendo la competitividad permanente entre todos..

Se lamentaba no tener como Huaraz un Centro de Alto Rendimiento deportivo, de no haber generado desde la autoridad nacional Unidades Técnicas para los diversos deportes, no entendia por ejemplo, por qué tuvo que desaparecer el Estadio Pensacola, el por qué el Municipio tuvo que reducir la tribuna ampliada del Estadio Manuel Gómez Arellano y clausurar la pequeña Bombonera boxística que detrás de la tribuna norte del estadio se levantara con mucho esfuerzo;  ni que decir de la conversión del Estadio Manuel Gómez en un Mercado de abasto dejando a Chimbote sin campo de fútbol oficial para activar regularmente durante el año.

Esas preocupaciones como dirigente, las tuvo pendiente hasta el final, ante la miopía de la autoridad municipal, regional y nacional, que sin liderazgo político conduzca a la juventud por los caminos del progreso.

Ah, alguna vez consultó, si era posible que la autoridad local pudiera exigir a la UGEL, la competencia multi- deportiva, permanente de los colegios, si la empresa privada pudiera auspiciar y otorgar como beneficio al campeón una inversión de infraestructura deportiva. La cuestión quedó en la falta de interés de promover la idea a nivel oficial los famosos Inter-escolares.

Por eso digo, que es momento de recordarlo a través de sus obras proyectadas, que han quedado truncas, pero que están ahí para darle vida; que sus trazos y proyecciones son posible, en favor de la niñez y juventud porteña, máxime si hoy tenemos posibilidades pero no nos damos cuenta de qué tan cerca la tenemos para iniciarla.

Recordemos a don Germán Ostoloza Ostolaza, como el deportista que desde el cielo ilumina a quienes como dirigentes, están en posibilidad de continuar la obra ya iniciada, y que hoy por hoy cubiertas por telas de araña del desinterés, duermen en los baúles del olvido..

Hasta siempre PAPI, hasta siempre.