Editorial

Río Santa peligroso

Por contaminación arsénica:

Después de mes y medio de haberse producido la contaminación de las aguas  del río Santa  por efecto de los relaves de la minería ilegal que impera en la provincia de Pallasca, la Autoridad Administrativa del Agua confirmó esta semana que la presencia de arsénico en el caudal del río más importante de la costa del Perú tiene un nivel muy por encima de lo normal.

Este nivel de contaminación afecta no solamente a los 250 mil habitantes de Nuevo Chimbote, que consumen el agua que procesa y comercializa Sedachimbote, sino también a los pobladores de Guadalupito, Vinzos y otros centros poblados  que se ubican en ambas riberas, quienes  consumen directamente el agua del río, sin más tratamiento que haciéndola reposar en baldes y otros recipientes precarios. En la misma medida -y esto ya es preocupante- la contaminación arsénica se estaría propagando  a través del riego de verduras y  productos de pan llevar que diariamente se comercializan en los mercados de Chimbote y Nuevo Chimbote.

Aún así, es lamentable que, ni la Autoridad del Agua ni Sedachimbote, cuenten con un plan de contingencia para enfrentar los efectos de esta contaminación y poner a salvo la salud de los consumidores. El arsénico es un metaloide que suele alojarse en los huesos y otras partes del organismo, cuyas manifestaciones afloran después de cierto tiempo. Así lo dio a conocer el biólogo Rómulo Loayza Aguilar, catedrático de la Universidad Nacional del Santa, en una entrevista publicada ayer en el Diario de Chimbote.

Al respecto, dijo que no basta con que la Autoridad del Agua y Sedachimbote realicen el monitoreo de las aguas del Santa y den a conocer los resultados.  Como autoridades encargadas del manejo y distribución de este recurso natural, estos organismos están en la obligación de implementar un plan de contingencia  y adoptar las acciones de emergencia, ya que de no ser así el arsénico seguirá saliendo por los caños de Nuevo Chimbote.  “Sino ¿de qué autoridad podemos estar hablando?”, se preguntó.

En otro aspecto de la entrevista, Rómulo Loayza abordó otra de las aristas del problema, sin duda la más inquietante. En la zona de Pampas y Pasto Bueno, el nuevo paraíso de la minería ilegal,  se ha identificado la existencia de 1500 pasivos mineros, que no son otra cosa que yacimientos supuestamente abandonados, pero que en cualquier momento vuelven a ponerse en actividad. Más allá de que un potencial minero, estos yacimiento representan un enorme potencial de contaminación.

Precisamente, en la marcha de protesta realizada ayer contra la minería ilegal, los dirigentes agrarios y representantes de la sociedad civil,  han coincidido en emplazar al gobernador regional Koki Noriega para que se pronuncie y enfrente este y otros problemas que afectan desde hace mucho tiempo a la maltratada cuenca del Santa.

De acuerdo con otra exigencia planteada por los agricultores, ya es hora que el proyecto Chinecas construya una nueva bocatoma y un reservorio en la zona de Chuquicara, justamente para evitar que la contaminación salga por los caños.

Como bien lo ha dicho el biólogo Rómulo Loayza, el mal no se vence cortando las ramas. Se vence  atacando el tronco y las raíces. Más claro, ni el agua.