Opinión

Monografía histórica: Mi Viejo Colegio

A don Roberto Achu Pizarro:

Uno de los alumnos fundadores del colegio San Pedro

Por: Juan Teruel F.

Si con el devenir del tiempo, valoramos los hechos que sucedieron en la transformación cultural de Chimbote al dar ese paso de instrucción primaria a secundaria, para modelar como a su propia vida a los alumnos, con el cincel de la enseñanza una estructura molecular, cohesionando sus partes en un todo; el Dr. Carlos Salazar Romero y el Dr. Alberto García Fernández por su labor docente, son valores indiscutibles en la fecundación del progreso educacional de Chimbote.

Porque ellos, apoyados en su equipo de profesores, como la función de los tejidos, hilvanaron las diferentes disciplinas educativas para darle a la juventud chimbotana, la fuerza nutricia cultural porteña, oxigenada por su propia brisa y sustentada por su propio mar, a través de la educación secundaria que inicio el Dr. Salazar Romero, con la fundación del colegio particular San Pedro, en 1942, con grados de instrucción hasta el tercer año de media; lo cual complemento como colegio integral educativo el Dr. Alberto García Fernández, al asumir la dirección, cuando se nacionalizo el colegio en 1947.

El Dr. Carlos Salazar Romero, ilustre hombre de letras de la Facultad de Educación de la Universidad Católica del Peru, al no haber un centro de instrucción secundaria en la costa del Dpto. de Ancash, plasmo el objetivación, fundar un colegio en Chimbote, por ser un puerto comercial activo y estratégico, con su red vial de comunicación terrestre, aérea y marítima, no tenía ese faro de luz que ilumine su incipiente cultura, a fin de proyectarse hacia un desarrollo social y económico; como preveía el Dr. Enrique Tovar en su obra: “Tierra de Promisión” Chimbote, donde considera a este puerto: una ciudad del presente proyectada hacia el futuro; por la importancia inmensurable de su prodigiosa zona de influencia cuyo porvenir magnifico no todos lograron columbrar, pero se avecinaba a paso rápido, incontenible, arrollador, inspirado en esa visión, el Dr. Salazar necesitaba la ayuda de personas compenetradas en su visión, el Dr. Nicolás Arias Luna, connotado periodista y pedagogo, el apoyo de la prensa con su semanario “El Santa” y el local que serviría de establecimiento a la educación secundaria y, en el Sr. Nicolás Garatea empresario industrial, la inversión económica paras la implementación mobiliaria y pedagógica del local.

Con ese apoyo en sus inicios, el hombre de letras, cual sembrador de ideas, arrojo la semilla educación en el fértil suelo chimbotano, para removerlas con sus enseñanzas, soportando besos de noches tristes, soles caniculares que abonan la simiente, hasta que un día, ante la rosa del sol, en el surco floreció la vida. Una planta que con los cuidados de su esfuerzo, se convirtió después en el árbol frondoso que, año a año, como cual temporada de la estación, dejaba caer el fruto de la sabiduría.

Pero aquella iniciativa que empezó con 60 alumnos, cinco años después albergaría 200, lo que provoco un desbalance en su presupuesto por los exiguos ingresos de su patrimonio, empero, previniendo esa situación, el fundador del colegio, en coordinación con el Dr. Agustín Haya de la Torre, diputado ancashino, presento al congreso para su debate, el proyecto de nacionalización del colegio particular San Pedro, el cual fue aprobado en legislación ordinaria el año 1946. Entrando en funcionamiento como colegio nacional en 1947.

El 02 de mayo de 1947, el colegio empieza una nueva etapa en su historia, al asumir el cargo como director del Colegio Nacional San Pedro, el Dr. Alberto García Fernández Hernani, educador de amplia experiencia en la instrucción secundaria.

El Dr. Alberto García, abnegado maestro, con vocación a las letras, escritor y periodista, traía a Chimbote el bagaje cultural de su natal Arequipa, a fin de iniciar su labor docente y administrativa de acuerdo a los últimos avances de la época, cuyos principios tenían nuevos trazos de gestión, porque el desarrollo de la inteligencia, depende la gestión de recursos humanos, ya que la calidad de la educación, no solamente se remite al uso de la tecnología o control de un proceso productivo, sino en sumo grado a la creatividad y la innovación; por cuanto, en el tiempo espacio, nada es absoluto, todo es relativo.

El nuevo director, analizando los principios visionarios de su antecesor decide continuarlos, para trabajar por la cultura de este pueblo, cuyo primer centro educativo secundario era indispensable en la provincia del Santa.

En tal virtud, al notar la espectacular explosión demográfica de Chimbote, por el desarrollo de la industria pesquera y siderúrgica con sus actividades conexas, delinea una estructura más amplia del colegio, a fin de recepcionar un mayor número de alumnos que querían la enseñanza de ciencias y letras para proseguir sus estudios superiores, después de cinco años de aprendizaje y disciplina.

Tras reorganizar el plantel el Dr. García con apoyo de la Asociación de Padre de Familia empieza las mejoras del pequeño local, carente de condiciones pedagógicas. Aquella construcción de adobe sobre un área de mil metros cuadrados de los años 50, en 13 aulas se hacinaban 800 alumnos, debido al aumento de la población escolar Chimbotana; pese a sus gestiones ante el Ministerio de Educación, solicitando la construcción de una Unidad Escolar, en bien de un pueblo progresista que crecía a pasos agigantados.

El gobierno a espaldas a una realidad técnica po la política, responde que los presupuestos para Unidades Escolares estaban destinadas a ciudades importantes y capitales de Dptos. Y Chimbote en 1950, recién había sido elevada a capital Provincial.

La oportuna visita del Ing. Jaime Miranda Sousa, Premier del Gobierno del General Manuel A. Odría, conocedor de la realidad del colegio al haber sido profesor en la época del Dr. Salazar con el Director, se proponen la búsqueda del terreno indispensable para construir la Unidad Escolar. Tuvieron doble éxito al conseguirlo en los terrenos del Sr. Manuel María Vigo, conocido agricultor chimbotano, quien en un gesto de altruismo, dona un terreno de su propiedad de 50 mil metros cuadrados en Miramar Bajo, a favor del Colegio San Pedro. Hecho confirmado y registrado en ceremonia pública, ante autoridades oficiales del colegio y alumnado.

Aquella donación estimulo la oral del alumnado, en su triple aspecto: ético, intelectual y físico. El Dr. García Fernández, conociendo esa inquietud, logra relievar el prestigio del colegio por la calidad integral del educando en su desarrollo psico-biológico.

Debido a su esfuerzo y capacidad directriz. Amplio y mejoro el viejo local. Adquirió del gobierno el gabinete de Física y el Laboratorio para Química, con ello en 1948, funciona el 4° secundaria y en 1950, el quinto año media. Logrando así, desarrollar la planta que germino el Dr. Carlos Salazar Romero, al construir para la juventud chimbotana el invernáculo que necesitaba como protección a su crecimiento a fin de darle la fuerza nutricia cultural porteña oxigenada por su propia brisa y sustentada por su propio mar, a través de las herramientas del conocimiento d las ciencias y las letras, con la innovación de sus enseñanzas. De esa manera se obtuvo el árbol frondoso que con la Promoción 1950; primera promoción del Colegio dejaba caer el fruto de la sabiduría, para continuar con las Promociones: 1951, 1952, 1953, 1954, 1955, 1956 y 1957. Fecha que el abnegado maestro se retira, tras cumplir con la confianza del cargo que le otorgo el Ministerio de Educación, para dirigir un modesto colegio, pero que al despedirse el Dr. Alberto García Fernández, dejaba a Chimbote, una hermosa Unidad Escolar.

¡Gracias Maestro!