CÉSAR VILLÓN RUÍZ
Queridos hermanos lectores, la palabra Cristiano siendo su origen Cristo, me inspira de todo corazón en decir lo siguiente: para llegar hacer un Cristiano, es necesario reconocer nuestra condición pecaminosa. Hay que confesar nuestros pecados a nuestro Dios Padre Jehová, y aceptar al señor Jesucristo como nuestro salvador. Al entregar nuestra vida a Dios, nos llena con su Espíritu Santo. Cuando el Espíritu mora adentro, nos ayuda a amar y perdonar a otros. Un Cristiano procurará mantener la pureza en su corazón y ser honesto y veraz, demostrando que para ser feliz en este mundo es ir de la mano con su palabra de nuestro Padre Jehová y su Hijo Jesucristo.
Un Cristiano lo demuestra en creer la palabra de Dios en la Biblia, y vive la enseñanzas de Jesucristo. Esta manera de vivir trae nuestra paz y contentamiento aquí en nuestro planeta tierra y nos prepara para un hogar en el cielo. Nuestro Dios del cielo, nos revela así en su creación como principio, los cielos con todas sus estrellas, y la tierra con todos los seres vivientes, luego al primer hombre, Adán hecho a su imagen de Dios. DIOS EL PADRE, la Biblia enseña que hay solo un Dios que siempre ha sido y siempre será. Dios sabe todas las cosas y su sabiduría y conocimiento no tiene límite. La Biblia dice en proverbios 15:3 “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los buenos y a los malos”. Un buen cristiano lo demuestra que podemos orar a Dios donde quiera y en cualquier momento, el oye nuestras oraciones. El cristiano reconoce que hay un solo Dios pero es revelado en tres personas: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Dios el Hijo Jesucristo es el Hijo de Dios, vino a este mundo como un bebé, nacido de una virgen María.
La vida de Jesús era de un hombre común. Fue tentado por el diablo de muchas formas tal como somos nosotros, pero nunca pecó. Jesús hizo el bien y sanaba a mucha gente de sus enfermedades. Jesús con sus apóstoles les enseñó de la salvación y el amor de su padre. Vino al mundo con el fin de darse a si mismo como un sacrificio por el pecado de todo el mundo. Jesús predico contra el pecado y egoísmo. Los lideres Judíos se enojaron con el haciéndose enemigo de Jesús, entregándolos a las autoridades del gobierno romano que eran Pilatos y Herodes para que le crucificaran. Después de su muerte en la cruz, sus discípulos pusieron su cuerpo en un sepulcro. Al tercer día, Jesús resucitó de entre los muertos por el poder de Dios Padre, triunfo grande para la humanidad. Antes de regresar al cielo, enseñó a sus Seguidores el cielo es la morada de Dios. Es un lugar sumamente hermoso de perfecta paz y gozo, es el hogar para todos los que han renunciado al pecado y han aceptado a Jesús como su Salvador. Allí los salvos cantarán y alabarán a Dios para siempre.
El Cristianismo. La Biblia lo demuestra así en el nuevo testamento, era el estar centrada en la persona de Cristo, que ser Cristiano significa en uno bueno, amable. Como principio a los discípulos se les llamó Cristianos por primera vez en Antioquia hechos cap. 11: 26 El Apóstol Pablo, en su misión como Cristiano, insistía a todos sus allegados a ser Cristianos; en un encuentro con el Rey Agripa, en un convencimiento el rey Agripa le dijo a Pablo: “Por poco me persuades a ser cristiano” Hechos cap. 26:28. LOS DEBERES DE UN CRISTIANO. Decía el Apóstol Pablo “ Sed imitadores de Mi así como yo de Cristo. En el Cristianismo somos Bienaventurados. Lo dice la Biblia: “El hombre que puso en Jehová su confianza”. “No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. “Vive con los hombres como si Dios te observara. Habla con Dios como si los hombres te oyeran”. “Y será predicado este evangelio del reino en el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. “Tú, pues hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”. “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios para cumplir sus mandamientos”. Queridos hermanitos Cristianos que ya está muy cerca la venida de Jesús, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria, por eso, velad y orad. Jesús nos dice en su evangelio. “Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor cuando venga, nos halle velando y orando”. Amén.