Como siempre:
Con siete votos a favor, cero en contra y cero abstenciones, la Comisión de Ética del Congreso de la República declaró procedente la denuncia contra la congresista Kelly Portalatino Ávalos y dispuso el inicio de una investigación por presuntamente haber ordenado a sus asesores afiliar nuevos militantes para el partido Perú Libre, a cambio de empleos en cualquier entidad del Estado. Esta denuncia se suma a otra acusación según la cual la parlamentaria ancashina ha contratado como trabajadora del Congreso de la República a la hija de una de sus empleadas del hogar.
El nombre de la congresista Portalatino, quien también fue ministra de Salud del golpista Pedro Castillo, no es ajeno en estos avatares de la política nacional. Hace poco sorprendió a propios y extraños cuando se tuvo conocimiento de su presencia en la reunión de una denominada “asociación de agro exportadores” del Proyecto Especial Chinecas. Como lo dio a conocer el Diario de Chimbote, esta asociación está conformada por un privilegiado grupo de invasores que no pagan la tierra ni el agua que usufructúan y que además estarían enriqueciéndose ilícitamente a través de millonarias exportaciones, conforme ellos mismos lo han afirmado. En la reunión a la que asistió la congresista Portalatino, los millonarios invasores de Chinecas solicitaron el apoyo del Congreso de la República para que se apruebe o modifique una norma legal que les permita seguir disfrutando de este beneficio para toda la vida. El colmo de los colmos.
Como parte de este mismo escenario, hace unos meses la prensa nacional dio a conocer un caso similar protagonizado por otro congresista ancashino, don Darwin Espinoza Vargas, de quien solamente así se puede tener noticias. En un operativo realizado en el despacho del parlamentario, se sorprendió a un grupo de sus trabajadores realizando el llenado de planillones para la participación de su movimiento político en las elecciones del 2026, todo eso con gastos pagados por el estado. Igual que el anterior, este caso se encuentra pendiente hace ya varios meses en la Comisión de Ética del Congreso, sin que hasta la fecha se tenga conocimiento de algún resultado.
Es precisamente la demora en investigar y sancionar a los congresistas denunciados, lo que hace dudar de la imparcialidad con la que actúa la Comisión de Ética del Congreso de la República. Son numerosas las denuncias que están ahí meses y años a la espera de ser resueltas, dando la impresión inequívoca de que lo que prima en ese grupo de trabajo no son los intereses del país sino aquello de hoy por ti mañana por mí.
Ante la proximidad de la convocatoria a un nuevo proceso electoral, es lógico que los actuales congresistas estén alucinándose con la postulación a diputados, senadores, gobernadores y alcaldes. No hay cosa más difícil para nuestra clase política que renunciar a la mamadera estatal y a los privilegios que otorgan estos cargos públicos. Eso lo saben muy bien los congresistas ancashinos, quienes últimamente están dedicados a tiempo completo a preparar el terreno de una nueva postulación; y si es con gastos pagados por el estado, mucho mejor. Lo que importa para ellos es sonreír con todo el mundo y hacer creer que son buena gente.
¿Y los problemas de Ancash?. Bien gracias, que los pague el pueblo ancashino. Pues los señores congresistas están jugando su propio partido.