La defensa de los investigados por el Caso “La Centralita” y otros procesos similares, sustentan sus coartadas en el hecho que han cumplido una actividad económica y que jamás pensaron que estaban promoviendo la comisión de delitos o que estaban defendiendo a una organización delictiva, tal como ahora queda demostrado.
Entre los que promueven estas alegaciones están los periodistas que se prestaron al juego de la corrupción, entre ellos el conductor televisivo Nelson Vásquez Baca quien hace poco ha salido de la cárcel después de permanecer tres años en ella, aun cuando afronta serios cargos que pueden derivar en sentencias que lo lleven nuevamente al presidio.
Una de estas acusaciones es la que ha formulado en su contra el Ministerio Público al hallarlo responsable en la organización delictiva que permitió el crimen y el encubrimiento del asesinato del ex consejero regional Ezequiel Nolasco Campos, por cuyos hechos solicitan se le imponga una condena de 12 años de carcelería.
Este proceso se encuentra en fase de juicio oral y la semana pasada le tocó el turno a Vásquez Baca de sentarse en el banquillo de los acusados, empero, a pesar que muchos pensaban que tenía la oportunidad para descargar las responsabilidades que se le imputan o desmentir muchas de las sindicaciones que se le hacen, el periodista padeció de un cuadro de amnesia y dijo no recordar lo que había acontecido en la época de la red de corrupción.
No recuerda ya el conocido “periodista comando” que encabezaba una casta de locutores que la emprendían contra todos aquellos que evidenciaban una oposición al entonces presidente regional César Álvarez Aguilar, no recuerda que aparecía en la televisión entrevistando por largas horas al mencionado funcionario regional en tertulias en la que aquel solo se despachaba con insultos contra sus detractores.
Cuando la Fiscalía le ha preguntado las razones por las cuales entrevistaba por largas horas al Presidente regional en su despacho, ha respondido muy suelto de huesos que no recuerda haberlo hecho en ese lugar y que como hombre de prensa solo lo ha entrevistado en la vía pública o en conferencias de prensa, lo cual ciertamente es totalmente falso.
De la misma manera, ha olvidado que junto a otros “periodistas comando” fueron los que diseminaron la falsa especie aquella del móvil pasional en el atentado contra la vida del ex consejero regional Ezequiel Nolasco Campos, una canallada que respondía solo al ánimo de los promotores de su asesinato con la finalidad de confundir a la gente, de encubrir a los verdaderos autores y de despejar el escenario de móvil político que tuvo indudablemente este alevoso hecho.
Pero el periodista ha olvidado muchas cosas, como por ejemplo que formó parte de una comitiva del ex presidente regional al Brasil con la supuesta finalidad de promover la integración a través de la carretera interoceánica que se uniría con una vía que estaba ejecutando el gobierno regional de Ancash, viaje que solo representó el premio para quienes se prestaron a la maquinaria proselitista del entonces presidente regional.
Obviamente, la repentina amnesia del periodista comando responde a esa necesidad de encubrir todo lo que en su momento hicieron para proteger y encubrir a la ex autoridad, fue una verdadera maquinaria de comunicaciones la que se puso al servicio de la red de corrupción con la finalidad de encubrir las actividades ilícitas, las campañas de aniquilamiento moral de los opositores y de encubrimiento de actos delictivos, como los atentados contra los líderes de la oposición de entonces.
Y es que para la justicia ha llegado el momento de evaluar el comportamiento de cada uno de los investigados, de tamizar el rol que cumplieron dentro de la organización delictiva y para ello es imprescindible traer a colación hechos que ocurrieron por entonces, escenarios descarados que la prensa local no ha olvidado porque hay quienes sometieron la libertad de prensa e información a los intereses políticos de una organización que se había enquistado en el gobierno regional y que terminó involucrada en crímenes que hoy son materia de investigación, como el asesinato de Ezequiel Nolasco.
Por ello es que Fiorella Nolasco Blas, la hija del asesinado ex consejero, ha salido de inmediato a los medios para repudiar la actitud del periodista comando que ahora no quiere recordar todo lo malo que hizo, por lo menos las conductas encubridoras y apañadoras que, sabido es en los medios locales, no resultaban campañas gratuitas.
La joven agraviada ha señalado que era previsible que los que se mancharon la conciencia con la sangre de los crímenes políticos salgan ahora a decir que no recuerdan nada en la medida que es el argumento más fácil para quienes se encuentran en una delicada situación y pretenden sorprender a la justicia, por ello ha advertido que le hará recordar al investigado todos los temas que promovieron en defensa de la red de corrupción.
No se puede soslayar que estos primeros interrogatorios se registran en el marco del juicio oral que la justicia ha emprendido por el crimen de Ezequiel Nolasco Campos, empero, no es el único por el cual el periodista comando deberá responder, también se encuentra en giro el caso “La Centralita”, lo que quiere decir que aún hay mucho por conocer en estos dos juicios emblemáticos.
De allí que habrá que estar alertas a las coartadas de los investigados pues una de ellas es esta de “los vagos recuerdos” que los invaden de pronto cuando tiene que responder y justificar su accionar malévolo y encubridor de hace algunos años atrás.
Lo importante es que quienes hemos vivido y enfrentado este régimen de abuso y corrupción del poder político estamos siempre llanos a dar fe de lo que ha acontecido por entonces, de demandar que la justicia cumpla con su obligación de encausar y sentenciar a quienes se prestaron a un juego oscuro de la prebenda y la coima, aquella que llenó los bolsillos de mucha gente y que hoy, cuando llueven las acusaciones contra los responsables, tratan de sacar cuerpo y de deslindar posiciones prefiriendo olvidar lo que ocurrió en antaño. Quienes demandamos justicia no podremos olvidar nunca ese maltrato.