Opinión

Lo bueno, lo malo y lo que nos espera

Por:  Fernando Zambrano Ortiz

Analista Político

El panorama político y económico de Perú se presenta con luces y sombras al mirar hacia el 2025. A continuación, analizaremos los aspectos positivos y negativos, así como las expectativas para el futuro del país.

LO BUENO

Estabilidad Política y Confianza Institucional

Uno de los aspectos más alentadores es la estabilidad política relativa que se ha logrado en los últimos tiempos, a pesar del ruido generado por escándalos presidenciales y parlamentarios. El Tribunal Constitucional ha mantenido su función como garante de la legalidad, mientras que el Banco Central de Reserva ha contribuido a la estabilidad monetaria, generando confianza en el sistema.

Desarrollo Económico e Infraestructura

El desarrollo de infraestructuras como el Puerto Chancay y la participación de Perú como sede de eventos internacionales como APEC son señales de un país que busca integrarse al comercio global y posicionarse como el principal HUB logístico de la región. Además, el control de la inflación y un crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) del 3.1% son indicadores positivos para la economía.

Agroindustria y gastronomía

El sector agroindustrial también muestra un crecimiento notable, consolidando a Perú como el primer productor de arándanos y obteniendo reconocimiento internacional por su Pisco. La gastronomía peruana se reafirma como un atractivo turístico, posicionando al país como el primer destino gastronómico en América Latina.

Escenario geopolítico: oportunidades y desafíos

El escenario geopolítico del Perú es crucial, ya que el enfrentamiento comercial entre dos potencias mundiales, como Estados Unidos y China, por la hegemonía global, coloca al país en una posición de mayores oportunidades de desarrollo. Sin embargo, también presenta serios desafíos en la lucha por mantener su soberanía económica y comercial.

El contexto de rivalidad entre Estados Unidos y China abre puertas para que Perú aproveche su ubicación estratégica y recursos naturales. La necesidad de diversificación de mercados por parte de ambos países puede beneficiar a Perú, permitiéndole fortalecer su comercio exterior y atraer inversiones. Esta situación podría traducirse en un aumento de exportaciones y en el desarrollo de sectores clave como la agroindustria y la minería.

No obstante, esta misma dinámica plantea riesgos significativos. La dependencia económica de uno u otro país podría comprometer la soberanía nacional. Es esencial que Perú gestione cuidadosamente sus relaciones comerciales para evitar quedar atrapado en las tensiones entre estas potencias. La búsqueda de acuerdos comerciales que prioricen los intereses nacionales será fundamental para asegurar que el crecimiento económico no se traduzca en una pérdida de autonomía.

Modernización en Defensa y Compromiso con la Justicia

En el ámbito de la defensa, los convenios con Corea del Sur y eventualmente con Francia para la adquisición de tecnología militar reflejan un esfuerzo por modernizar las fuerzas armadas y consolidar a Perú como un actor importante en la fabricación y mantenimiento de material de defensa. Asimismo, el avance del juicio a Martín Vizcarra y el desmontaje progresivo del “lawfare” indican un compromiso con la transparencia y la justicia.

LO MALO

Problemas de Seguridad y Eficiencia Institucional

A pesar de los avances, no todo son buenas noticias. La delincuencia sigue siendo un problema latente que afecta la seguridad ciudadana. La emisión de bonos por S/. 2,969 millones destinados a intentar salvar a Petroperú ha generado controversia, mientras que la selección nacional de fútbol continúa sin lograr resultados significativos.

La situación del Poder Judicial y la Fiscalía es preocupante; ambos enfrentan críticas por su falta de eficacia y por el uso indebido de las instituciones con fines políticos. El Congreso ha caído en prácticas populistas que dificultan la gobernabilidad y postergan leyes importantes debido a decisiones electorales.

Con elecciones generales programadas para 2026, el multipartidismo ha llevado a una fragmentación política que complicará la toma de decisiones. Los recientes escándalos han deteriorado aún más la confianza pública en las instituciones.

La derogatoria de la Ley de Detención Preliminar sin una alternativa viable plantea riesgos adicionales para el sistema judicial. Además, la recuperación del empleo y la reducción de la pobreza avanzan lentamente, dejando a muchos peruanos en una situación precaria.

LO QUE NOS ESPERA EN 2025

De cara al 2025, se anticipa un crecimiento económico superior al 3%, impulsado por la segunda etapa del desarrollo del Puerto Chancay y el continuo crecimiento de las agroexportaciones. Sin embargo, las elecciones generales traerán consigo un clima electoral cargado de populismo.

Con más de 30 mil candidatos potenciales, según proyecciones del Jurado Nacional de Elecciones, las campañas prometen ser caóticas y polarizadas. Esto podría retraer la inversión privada debido a la incertidumbre política. Además, se prevé una activación desde sectores de izquierda “progre” y movimientos “anti-mineros”, lo que podría generar revueltas sociales.

En resumen, Perú se encuentra en una encrucijada entre oportunidades y desafíos. La estabilidad política relativa y el crecimiento económico son alentadores, pero es crucial abordar los problemas estructurales que amenazan con desestabilizar el progreso logrado hasta ahora. Mantener la economía separada del ruido político durante la campaña electoral será fundamental para asegurar un futuro próspero para el país. La forma en que se gestionen estas dinámicas será determinante para el rumbo del Perú en los próximos años.