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Año Nuevo 2025: por qué en Perú se queman muñecos y el peligro que esta costumbre representa para el medioambiente

Entre las 10 costumbres más populares para celebrar el Año Nuevo en Perú se encuentran: comer 12 uvas a la medianoche, el uso de ropa interior amarilla, colocar un puñado de lentejas en los bolsillos o de arroz en los rincones de la casa, correr con una maleta alrededor de la casa, realizar un baño de florecimiento, hacer fumar a Tunupa, el dios de la abundancia más conocido como el Ekeko; la cena de Nochevieja, pedir deseos mientras se lanza una moneda al aire, lanzar globos y fuegos artificiales al cielo y, por supuesto, la quema de muñecos para despedir el Año Viejo.

En el caso de esta última costumbre peruana, se trata de una práctica que, felizmente, cada vez se va desterrando más entre la población porque representa un peligro para la salud de las personas y del medioambiente.

La costumbre de quemar muñecos cada 31 de diciembre

La quema de muñecos como ritual de los peruanos para recibir el Año Nuevo tiene un trasfondo histórico significativo. Este acto se considera un ritual con raíces hispánicas o derivadas de antiguos rituales paganos europeos. Se trata de una tradición que está vinculada a la represión que los indígenas americanos sufrían por parte de los conquistadores españoles. Por esta razón, los primeros muñecos creados representaban figuras con rasgos europeos, como ojos verdes o azules.

Este ritual, realizado justo antes del inicio del nuevo año, simboliza la eliminación de los aspectos negativos vividos en los doce meses previos. Se considera un acto de purificación para permitir un nuevo comienzo.

Los muñecos son confeccionados por los miembros de una comunidad, generalmente utilizando prendas viejas. Con el paso del tiempo, la costumbre ha evolucionado hasta convertirse en una oportunidad de negocio, ya que los muñecos se venden en ferias y tiendas especializadas en celebraciones de Año Nuevo.

Una parte importante de la tradición es que cada muñeco debe contar con un “testamento” o escritura, donde los participantes expresan lo negativo que vivieron en el año pasado y sus deseos para el próximo.

¿Por qué no deberías quemar muñecos en Año Nuevo?

Según el Ministerio del Ambiente (Minam), la quema de muñecos genera grandes cantidades de monóxido de carbono y otros gases tóxicos como los hidrocarburos, derivados de la combustión de materiales inflamables. Estos gases deterioran la calidad del aire en las ciudades, lo que puede provocar problemas respiratorios, agravar afecciones inflamatorias en personas con asma o bronquitis crónica, y ocasionar reacciones alérgicas en la piel, además de afectar el sistema inmunológico, especialmente en niños y ancianos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que las toxinas contenidas en el humo generado por los muñecos que se queman, son tan pequeñas que no pueden ser filtradas por el organismo e incluyen sustancias cancerígenas como las dioxinas. Estas afectan no solo a los seres humanos, sino también a las mascotas y las plantas. Además, la quema de muñecos puede dañar áreas verdes, veredas y pistas, e incluso causar incendios en viviendas cercanas.

Fuegos artificiales: otra costumbre dañina y peligrosa en Año Nuevo

Los fuegos artificiales contienen pólvora y mezclas con compuestos químicos como bario, estroncio, sodio, aluminio, antimonio, entre otros (Andina: Agencia Peruana de Noticias)

El Minam también recomienda evitar el uso de fuegos artificiales durante las celebraciones de Año Nuevo. Estos productos, además de contener pólvora, incluyen mezclas con compuestos químicos como bario, estroncio, sodio, aluminio, antimonio, entre otros, que se utilizan para generar los distintos efectos y colores. Según el Minam, estas concentraciones de polvos finos y compuestos metálicos colorantes pueden permanecer en el aire e incluso en el agua, afectando el ambiente durante meses e incluso años en todo el país.

Además, el ruido generado por los fuegos artificiales constituye una amenaza para el sistema auditivo. Las detonaciones, especialmente las realizadas a corta distancia, pueden alcanzar intensidades de alrededor de 125 decibelios (dB). Según la OMS, cualquier ruido que supere los 85 dB tiene el potencial de causar algún tipo de trauma acústico, lo que representa un riesgo considerable para la salud auditiva de las personas expuestas.