Su abogado hizo hasta lo indecible y lo vedado por mantener una luz de esperanza e intentar su increíble retorno al cargo, empero, las leyes ya habían decidido su suerte hace mucho tiempo, lo suyo era solo una agonía política que quedará escrita en la historia de lo peor que pudo ocurrirle a la región Ancash.
Nos estamos refiriendo al ex gobernador Waldo Ríos Salcedo, quien ya no solo es un recluso que deberá de terminar de purgar su condena de cinco años de cárcel en el penal de Huaraz, sino que ha pasado a engrosar la pista de los gobernantes de Ancash que han sido vacado como consecuencia de un accionar ilícito y felón a los intereses del pueblo que lo eligió.
La semana pasada el Jurado Nacional de Elecciones selló definitivamente su suerte al sancionar su vacancia al cargo de Gobernador Regional y establecer que su caso ha pasado a ser una cosa juzgada respecto a la cual ya no existe nada que hacer.
El pronunciamiento de la máxima instancia jurisdiccional electoral se produjo como consecuencia de la apelación que plantearon los promotores de su vacancia contra el acuerdo del consejo regional que se negó a pronunciarse sobre el fondo de este pedido atendiendo a que la defensa de Waldo Ríos había presentado documentos en los cuales constaba que tenía pendiente el pronunciamiento de un recurso de revisión que había planteado ante la Sala Penal de la Corte Suprema que había ratificado la sentencia condenatoria que se le impuso en la ciudad de Huaraz.
Ocurre que, contra lo que cualquier abogado pudiera pensar, la instancia suprema había admitido el recurso planteado por el abogado de Waldo Ríos y dejaba la impresión que debería ser resuelto rechazándolo o dándole un trámite inimaginable, lo cierto es que el documento estaba allí y no había sido descartado liminarmente como eventualmente debería haberse efectuado.
Por ello es que el consejo regional de Áncash se negó a sancionar la vacancia de un hombre que políticamente ya estaba destruido, que estaba purgando carcelería y que era literalmente imposible que pueda reasumir el cargo, empero, existía la necesidad de descartar cualquier probabilidad que determine una nulidad de su sentencia.
Y esta probabilidad la otorgó el Jurado Nacional de Elecciones, un organismo que en materia electoral tiene un rango similar al que ostenta la Corte Suprema de la República y quien ha establecido que la ejecutoria suprema expedida por la Sala Penal de la Corte Suprema que revisó en casación la condena contra Waldo Ríos es una decisión definitiva e inobjetable que determina la cosa juzgada en un proceso penal, de tal suerte que habiendo condena penal por delito doloso de por medio, había operado la vacancia del ex gobernador de Ancash.
Por ello, apelando a sus totales atribuciones, el Jurado Nacional de Elecciones no solo declaró nulo el acuerdo de consejo regional sobre esta materia, sino que de inmediato, en la misma resolución determinó su vacancia en el cargo, dejándolo definitivamente fuera de cualquier vinculación con el gobierno regional.
Sin embargo, cuando muchos consejeros despechados y el mismo promotor de la vacancia esperaban que este acuerdo se remita a Huaraz a efectos que el consejo regional se vuelva a reunir para elegir a un nuevo gobernador, se quedaron con los crespos hechos pues el organismo electoral zanjó esta situación en la misma resolución.
En efecto, el organismo electoral señaló al decidirse la vacancia de Waldo Ríos que se mantiene en suspenso la condición de Enrique Vargas Barrenechea como gobernador suspendido, aun cuando, al igual que Waldo Ríos Salcedo, haya sido condenado a cinco años de prisión efectiva y se encuentre purgando carcelería en el Penal de Huaraz, por lo que, en su caso habría que esperar que la sala penal suprema que ha recibido su recurso de casación se pronuncie a efectos de establecer si también debería ser vacado o no del cargo en función a la ejecutoria que se expida al respecto.
Por ello es que ha considerado que existiendo un gobernador encargado en funciones, ha ratificado su permanencia en el cargo y ha ratificado que Luis Gamarra Alor debe seguir al frente del timón regional, como lo determinan las leyes.
En realidad, no podía pronunciarse de una manera distinta el Jurado Nacional de Elecciones, la elección de Luis Gamarra Alor como encargado emana del órgano legislativo de la región, no ha sido impuesto a dedo y menos ha obtenido el cargo por el azar, su presencia al frente de la Región Áncash es consecuencia de la estricta aplicación de las leyes, que esto no resulte del agrado de un grupo de consejeros que, aparentemente, esperaban otro tipo de conducción en el cargo por parte de Gamarra es otro cosa muy distinta.
Lo que no puede pretender esta gente es que se desestabilice nuevamente a la región por un capricho, que se tenga que nombrar a un nuevo Gobernador cuando la región Ancash ha soportado una tremenda crisis por la constante renovación de sus titulares, tanto así que en este período ha tenido hasta tres gobernadores y eso no dice nada bien de una correcta dirección de los destinos regionales.
Incluso, quienes analizamos esta coyuntura y las normas vigentes sin apasionamientos advertimos que la permanencia de Gamarra solo se podrá interrumpir en el supuesto negado que la Corte Suprema pueda revocar la sentencia condenatoria y absolver al suspendido gobernador Enrique Vargas Barrenechea, solo en ese caso puesto que si solo le reduce la condena igualmente quedará en situación de vacancia.
De allí que el panorama legal y jurídico de la gobernación de Ancash no es nada complicado, solo los apetitos de grupo de un sector de consejeros enredan y confunde las cosas y alienta situaciones que son inverosímiles y que, a la larga, solo terminarían afectando mucho mas a nuestra región que, después de mucho tiempo, consigue tomar los rumbos de una administración estable, firme y segura. Esperemos que esa misma ecuanimidad que han mostrado los miembros del JNE la apliquen cuando se dilucide el caso de Enrique Vargas Barrenechea.