Testigo de una clasificación histórica:
Ramos ha convertido el segundo gol y todos los jugadores fueron a celebrar con él, hasta los suplentes.
No hay mayor felicidad que vivir la emoción de una clasificación, para los privilegiados que estuvimos en la misma cancha, no hay mejor regalo que haber disfrutado cada uno de los 90 minutos del partido que nos llevó al Mundial de Rusia después de 36 largos años.
El marco era el ideal, el ambiente en los alrededores del estadio, en todo Lima se iba calentando con el correr de las horas, y me imaginó que en cada barrio, en cada plaza y en cada rincón de nuestra patria se sintió la algarabía de poder ver a la selección clasificar a su cuarto mundial.
Temprano en la Videna, la alegría y entusiasmo de la hinchada se hizo sentir con el aliento a los jugadores que llegaron para realizar el último entrenamiento y repaso previo al choque de la noche, y mas tarde ese mismo ambiente se vivió en las afueras de la concentración peruana y en las radios y programas de televisión, de lo único que se hablaba era del duelo ante Nueva Zelanda.
Las puertas del estadio se abrieron alrededor de las 5:30 de la tarde, y los que estuvimos esperando por instalarnos en el recinto deportivo, hicimos nuestro ingreso para vivir la previa de este transcendental cotejo.
El público fue colmando las tribunas y a golpe de las 8:00 de la noche, prácticamente el coloso de “José Díaz” ya lucía un lleno de bote a bote, y los canticos fueron mas sonoros, y las ‘olas’ aparecieron para calentar al publico de oriente y occidente que ya se conectaron con la previa del partido.
La salida del seleccionado peruano para hacer el trabajo precompetitivo solo confirmó lo que se voceaba horas antes, el ingreso de Ruidiaz y Advincula, en lugar de Carrillo y Corzo, respectivamente, además del ingreso de Polo por Yotun, evidenciando que el ‘Tigre’ Gareca no se iba a guardar nada ante los ‘kiwis’ que recibieron una ensordecedora silbatina cuando salieron a calentar, y fue por partida doble, pues en su llegada al estadio llegaron hasta el campo para apreciar el marco impresionante que lucio nuestro primer escenario deportivo, al parecer nunca vieron algo igual.
Los nervios y las ansias se instalaban en cada uno de los que estuvimos en el estadio, hasta que arrancó el cotejo y ese disparo de Advincula que se estrelló en el travesaño no hizo mas que ‘encojonar’ a los peruanos que sintieron que si se podía, mientras que por el lado izquierdo, Cueva hizo trizas de sus marcadores, dejando en el suelo en una ocasión al grandazo Reid, quien metió una mano en el área pero el francés Turpin no quiso ver.
Pero todo parecía destinado a que Perú vaya al Mundial, y aparecieron los que debieron aparecer, Cueva dejo en el camino a Reid, amagó y se la dejo a Farfán quien de un puntazo anotó el primero y luego estuvo a punto de anotar el segundo, pero el portero oceánico sacó una mano mágica que impidió el segundo, mientras el público alentaba, jugando su partido, con cierta tensión porque sabían que aún faltaba mas para conseguir el objetivo.
En el segundo tiempo, los visitantes arriesgaron mas de la cuenta y sin mucho fútbol salieron a buscar el partido, encimando a los peruanos que no sabían cómo salir de la situación apremiante, el ingreso de Wood los motivó como en Wellintong, pero el miércoles volvió a demostrar no estar entero, primero falló un cabezazo, previa falta y en la más clara perdió ante Gallese, pero quien se consagró fue ‘la sombra’ Ramos, tantas veces criticado pero ayer le dio el segundo tanto a los peruanos, e hizo explotar a todos el estadio y sus alrededores.
La hinchada hizo lo suyo, fue entonces que Perú jugó con ventaja, tenía al verdadero jugador ‘numero 12’, que alentó sin parar, mientras los visitantes, como decimos en el barrio, estaban ‘friqueados’, los defensores no pudieron controlar los balonazos, y su única salida era con bombazos al área peruana, pero ninguno aún se animaba a cantar victoria, ni quiera antes de los cinco últimos minutos, solo recién cuando salió la paleta con el tiempo adicional, y Perú mantenía el control del balón, respiramos con cierta tranquilidad, mientras buscamos un hueco para saltar al campo burlando el control policial, mirando de reojo a Turpin quien se llevó el silbato a la boca y decreto el final del partido y la explosión de júbilo en todo el Perú, por volver a la máxima fiesta del fútbol mundial, después de 36 años de frustraciones, fracasos y vergüenzas.
Los jugadores parecían no creer lo que habían conseguido, entre abrazos y lágrimas los jugadores se confundían entre con los periodistas que se disfrazaron de hinchas y se unieron a la celebración, mientras Gallese parecía no creer lo que estaba viviendo casi en ‘shok’ con su mirada perdida intentó buscar a alguien quien le haga ver que la clasificación ya era una realidad, hasta que apareció Cáceda y se lo llevo de vuelta al grupo para pasearse por las cuatro tribunas agradeciéndole al publico por haber creído en ellos, por el aliento incondicional, mientras en la tribuna nadie parecía dispuesto a moverse, solo para cantar y saltar con el clásico, “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, no va al Mundial”, luego se pudo ver a Trauco, Carvallo, Yotun, Zela, Farfán el mas asediado, el mismo ‘Oreja’ Flores rompió en llanto fue el último en entrar al camarín, y así se fueron paseando por todo el estadio, haciendo suya la fiesta, la fiesta que hoy es de todos, y que nadie quiere despertar de ese sueño llamado Mundial, y que el miércoles se hizo realidad, como para seguir creyendo que los sueños se hacen realidad, cuando hay unión, trabajo, disciplina, esfuerzo y mucho sacrificio.
Solo me queda agradecer a la vida por haber sido testigo de esta clasificación histórica, esto es uno de los momentos cuando uno dice que no se equivocó de profesión, tan incomprendida muchas veces, pero que tiene recompensas como la emoción de la noche del miércoles, todo lo vivido no tiene precio. Fue una noche irrepetible. ARRIBA PERU CARAJO.