Al margen de los procesos que los han llevado a prisión, hoy tenemos un récord que difícilmente puede tener precedentes, porque tres ex – presidentes de la República están recluidos en el centro penitenciario Barbadillo.
De ellos, uno cumple prisión preventiva y otros por condena impuesta por el Poder Judicial. Ellos son Pedro Castillo, Alejandro Toledo y Ollanta Humala, que, tras ser condenado a 15 años de prisión, ha sido trasladado al penal Barbadillo.
No hay antecedente alguno, en nuestra historia o en algún otro país, donde tres ex presidentes estén purgando prisión y, además, son ex tres autoridades que han ejercido en los últimos 25 años, e incluso uno de ellos tuvo que ser extraditado desde Estados Unidos.
La corrupción está enquistada en nuestro país y lo que ha ocurrido con esos tres ex presidentes es la mejor muestra de lo que sucede, sobre todo porque ellos llegaron al poder, enarbolando la bandera de las luchas contra la corrupción, ese mal endémico que lamentablemente arrastramos.
El caso que indudablemente fue como un punto de quiebre es el de Alejandro Toledo, porque ganó la presidencia de la República con un discurso cargado contra la corrupción y resulta que, desde que llegó a Palacio de Gobierno se involucró con la empresa brasileña Odebrecht, que manejó a su antojo las esferas del poder.
El caso de Pedro Castillo aún no termina y el de Ollanta Humala tampoco; aunque está más avanzado, pero falta la segunda instancia y, además no se ha leído la condena completa, pero se ha mostrado la ruta del dinero proporcionada por los acusadores que antes trabajaron para ellos.
Sin duda que estos casos y los que faltan como los de Keiko Fujimori y PPK quedarán en la historia para ese análisis profundo que se necesita, porque este cáncer de corrupción nos envuelve desde mucho antes del inicio de la república, aunque debemos indicar que la Fujimori no ha sido funcionaria pública.