Opinión

Francisco ha partido: ¿Qué rumbo tomará ahora la iglesia católica?

Por:  Fernando Zambrano Ortiz

Analista Político

Esa noche de marzo de 2013 quedó grabada en la memoria de todos los católicos. Cuando el cardenal Bergoglio – un nombre poco conocido entonces – apareció en el balcón de San Pedro con un simple “buenas tardes”, supe que estábamos ante algo distinto. Once años después, su partida nos deja una pregunta crucial: ¿fue Francisco el Papa que la Iglesia necesitaba o el que la alejó de sus raíces?

Un pastor que rompió moldes

Hay que reconocerlo: Francisco era diferente. Mientras otros Papas mantenían la solemnidad del cargo, él prefería llamar por teléfono a feligreses comunes, visitar cárceles y comer en comedores populares. Sus gestos – como lavar los pies a reclusos o abrazar a enfermos – conmovieron hasta a los más escépticos.

Pero detrás de esa imagen humilde se escondía un revolucionario. Su famosa frase “¿Quién soy yo para juzgar?” sobre homosexuales marcó un antes y después. Para muchos, fue un respiro de modernidad. Para otros, el inicio de un preocupante distanciamiento de las enseñanzas tradicionales.

Las polémicas que dividieron

El verdadero terremoto llegó en 2016 con “Amoris Laetitia”. De pronto, parecía que la Iglesia estaba reconsiderando su postura sobre los divorciados vueltos a casar. Las parroquias se dividieron: mientras algunas interpretaban esto como apertura, otras se aferraban a la doctrina de siempre.

El caso del padre James Martin, el sacerdote que aboga por una nueva relación con la comunidad LGBT, ejemplifica esta tensión. Con el apoyo tácito del Vaticano, algunas diócesis comenzaron a flexibilizar su postura, mientras otras resistían el cambio. Francisco prefería no aclarar su posición, lo que generó más confusión que consenso.

Los números no mienten

Mientras en Europa y Norteamérica las iglesias seguían vaciándose, en África y Asia el catolicismo crecía a pasos agigantados. Curiosamente, eran precisamente estas regiones – más apegadas a la tradición – las que mantenían comunidades vibrantes. ¿Casualidad? Muchos creen que no.

El desafío para el próximo Papa 

Ahora que Francisco ha partido, los cardenales enfrentan una decisión histórica. ¿Deben continuar con su “revolución de ternura” o es hora de volver a la claridad doctrinal?

Personalmente, creo que el futuro está en el equilibrio. La Iglesia necesita conservar lo mejor de Francisco – su cercanía con los pobres, su lenguaje accesible – pero recuperando la firmeza en sus enseñanzas. Después de todo, lo que hace falta hoy no es una Iglesia que se adapte al mundo, sino una que transforme el mundo desde sus valores eternos.

Mientras las campanas de Roma suenan en su honor, millones de católicos esperamos que el próximo Papa logre lo que Francisco no pudo: unir misericordia y verdad, tradición y renovación. Porque al final, eso es lo que realmente necesita nuestro turbulento siglo XXI.