Las fiestas navideñas y de fin de año le cayeron como “anillo al dedo” al flamante rector de la Universidad Privada San Pedro, Gilmer Díaz Tello, luego de su elección concebida en medio de un escenario cargado de protestas de estudiantes, docentes y egresados de esta casa universitaria que venían reclamando un procedimiento diferente.
Y es que la navidad es una fecha de paz y armonía, es una fecha en la que el mundo católico se reúne y renuncia a los conflictos para vivir esta fiesta con el nacimiento del hijo de Dios, de tal suerte que las bataholas deben dejarse de lado por lo menos por un momento y así lo ha entendido la comunidad universitaria de San Pedro.
Ocurre que la elección del Rector llega en un momento en el que debería haber operado una suerte de cambios radicales en esta casa universitaria, luego que se conociera que la Corte Suprema de la República había desestimado el recurso de casación formulado por el ex rector José María Huamán Ruiz y, por lo tanto, aquel quedaba definitivamente al margen del claustro universitario y se hallaba en la clandestinidad en la medida que un Juez de la ciudad decretó que la pena condicional que pesaba en su contra se convirtiera en efectiva por no haber cumplido con las normas de conducta.
Cuando los estudiantes y docentes esperaban que se adopten decisiones radicales para sentenciar el cambio que todos esperaban y que, para ello, demandaban al rector (e) Gilmer Díaz Tello que anule el proceso electoral convocado por el defenestrado José María Huamán, que deje el rectorado en manos de docente principal más antiguo y que éste convoque a un nuevo proceso electoral, el primero de los mencionados no recogió este clamor y se dejó llevar por la ambición de quedarse con el poder.
En efecto, Gilmer Díaz no aceptó anular el proceso electoral a pesar que éste nacía irregular a haber sido convocado por un rector que, según todos lo conocían, no estaba reconocido por la SUNEDU en la medida que estaba sentenciado en doble instancia por la justicia, por lo tanto, no se podía seguir bajo los lineamientos de una convocatoria que Huamán había hecho a la medida de sus conveniencias pues pretendía autoelegirse una vez más como máxima autoridad en esta universidad.
Al ex rector le interesaba un comino el rechazo que pudiera existir en las huestes estudiantiles y docente, lo único que le interesaba es que se cumplan los plazos y las formalidades de la ley para llevar a cabo la elección en razón que era consciente que manejaba a su antojo a los órganos de gobierno.
La asamblea universitaria que cesa con estos comicios internos estaba integrada por elementos que respaldaban a Huamán Ruiz, incluso, a sabiendas de las denuncias de corrupción que se revelaron en el curso de los años y pese a la condena que dictó en su contra la justicia, siempre renegaron de la verdad y la realidad y votaron de manera ciega en favor del hoy defenestrado rector.
Justamente, esa extracción corrompida de esa asamblea universitaria llevaba a los docentes y estudiantes a rechazar la convocatoria de las elecciones y permitir que ese órgano que respondía a los intereses de José María Huamán, resulte siendo el que elija a la máxima autoridad, por ello es que demandaron que se anule la convocatoria y se convoquen a nuevas elecciones estudiantiles que elijan a nuevos asambleístas y consejeros, se formen nuevos órganos de gobierno y sean ellos los que designen al nuevo rector, incuso, en justas electorales en las que ya podría participar nuevamente Gilmer Díaz Tello, empero, nadie los escuchó.
No se entiende porque razones no se pudo proceder de esta manera si lo que se demandaba es que no se contamine más la Universidad con los rezagos de gente allegada al expectorado José María Huamán, se trataba de buscar la mayor transparencia posible en un proceso en el que se debería definir el futuro de la universidad, en el que se clamaba por que se introduzcan cambios en el manejo de la institución y ello solo podría lograrse con gente que estuviera fuera del entorno del ya vapuleado ex rector.
Y es que los estudiantes y docentes no pueden olvidar que Gilmer Díaz Tello formó parte por muchos años de la camarilla de José María Huamán, se ha desempeñado a lo largo de muchos años como su vice rector, han manejado muchas cosas juntos, al extremo que están procesados en los mismos juicios penales, como uno que responde al delito de lavado de activos y por el cual deben sentarse juntos en el banquillo de los acusados y responder por acusaciones de la Fiscalía que demanda para ambos pena efectiva de cárcel.
De allí que el razonamiento de los estudiantes es el correcto y señala que no es posible que aquellos que participaron del “affaire” cometido con los recursos de la Universidad pretendan seguir dirigiendo los destinos de ella.
A juzgar por lo que se sostiene, Gilmer Díaz estaría en el mismo camino de su antecesor, basta ver y escuchar los reclamos de los estudiantes que en la última marcha, previa a la navidad, mostraron una enorme pancartas en donde se observaba las imágenes de Gilmer Díaz y José María Huamán, las cual estaban separados por el signo igual que utilizamos en las matemáticas.
“Más claro ni el agua” en el mensaje que nos dejan los estudiantes, en el sentimiento que los alberga luego de haber bregado tanto para impedir que José María Huamán vuelva al cargo y demandar que lleguen los tiempos del cambio en el manejo de su alma mater.
Seguramente que será duro para ellos ver que quien seguirla en el timón de la Universidad será el mismo que compartió la mesa con el defenestrado ex rector y cuya elección ha sido sentenciada nada menos que por la misma gente que por muchos años protegió y blindó a José María Huamán.
Es lamentable reconocerlo pero los tiempos de paz y sosiego académico parece que no han llegado aún a la Universidad San Pedro, por el contrario, el esperado cambio de autoridades en la universidad no es el que todos esperaban, de allí que el nuevo rector debe manejar con mucho tino la gestión que le han otorgado los órganos de gobierno, más aun cuando hasta hace solo dos semanas atrás contaba con la bendición de la SUNEDU, organismo que deberá evaluar si el procedimiento utilizado para ratificar su elección es el correcto. No cabe duda que el clima sigue agitado en la UPSP.