El año pasado el Ministerio Público de Chimbote llegó al punto más bajo de su imagen y crédito ante el escrutinio público, luego que estallara el escándalo del fraude registrado en las oficinas administrativas de esta entidad y los cuales ni siquiera fueron advertidos por quienes manejan este organismo.
Muchos deben recordar estos hechos que han derivado en el encarcelamiento de quien fuera Administrador del Ministerio Público en el distrito Fiscal del Santa, Gino Reyes Roggero y ha generado la fuga de otro funcionario, quienes se encuentran aun procesados penalmente y probablemente en el curso de los próximos meses deberán ser llevados al banquillo de los acusados.
Sin embargo, poco antes de este mayúsculo escándalo se habían registrado otros hechos sumamente cuestionables que mellaron la función de quienes estaban al frente de esta institución, como que se había generado un verdadero carrousel en la asistencia de ciertas Fiscales que siendo oriundas de Trujillo no encontraron mejor manera de ausentarse y dejar que otros registren su asistencia, caso conocido como “Las Fiscales Vaqueras”.
Este hecho fue verificado ante la denuncia llegada a la oficina de control, aun cuando hasta la fecha se desconoce qué es lo que se ha decidido al respecto pues se sabe, inclusive, que un Fiscal llegó al extremo de destruir una prueba de este caso arrojando tinta sobre el medio probatorio, cuál era el cuaderno de asistencia que contenía las firmas fraguadas de dos fiscales y que servirían para encausarlos.
Lo cierto es que luego de esas denuncias que trascendieron públicamente y que desmerecieron el concepto público de la institución, pensábamos que los magistrados habían escarmentado y no se atreverían a cometer esta clase de irregularidades, empero, aparentemente estábamos muy equivocados.
Ello porque la semana pasada se ha podido conocer que una Fiscalía se encuentra investigando un hecho de esta naturaleza y ha dispuesto se tomen muestras graficas del personal administrativo, técnico y de los fiscales del sistema anticorrupción al haberse verificado que se había falsificado una firma para justificar ilegalmente la ausencia de la Fiscal Miriam Vilca Juárez, quien no se encontraba en su oficina, no había ingresado a la sede fiscal pero en el cuaderno de asistencia se registraba su presunta firma como si estuviera trabajando, obviamente con el doloso objetivo de impedir los descuentos por tardanzas o inasistencias que, al parecer, nadie advertía o denunciaba.
Lo cierto es que el hecho fue puesto al descubierto por la oficina de control de la misma Fiscalía del Santa cuando acudió al despacho de la mencionada Fiscal con la finalidad de verificar una queja formulada nada menos que por el Juez Efer Díaz Uriarte, quien había derivado a esta instancia de control los actuados relacionados con un juicio oral cuya audiencia se había frustrado por la ausencia de la Fiscal quien, de acuerdo a lo que había informado al Juzgado, prefirió acudir a una diligencia en la provincia de Corongo cuando en nuestra ciudad debería sustanciarse audiencias más importantes y que en todo caso, ameritaban que encargue su labor a una Fiscal Adjunta, pero tampoco lo hizo.
Cumpliendo su función, el personal de Control Interno se acercó al Despacho de la Fiscal con la finalidad de recibir su descargo y verificar los oficios y documentos que se deben registrar cuando un Fiscal sale de la ciudad para cumplir una comisión de servicios, empero, no encontró a la magistrada.
Lo más grave ocurriría luego cuando el mismo personal se dirige a la oficina en donde se lleva el cuaderno de asistencia, ese mismo que firman los Fiscales para acreditar que han ingresado en horario oportuno, sin embargo, se encontraron que la Fiscal aparecía firmando su hora de ingreso a las 7.00 de la mañana cuando eran más de las 9.00 y no había llegado a la sede del Ministerio Público, tal como lo corroboraba el personal de vigilancia que lleva un registro paralelo.
No hay que ser un tontudo para entender que Control Interno se encontraba frente a un típico caso de fraude a la institución con la firma falsa del registro de asistencia, alguien muy acomedido con la Fiscal firmó por ella y de esta manera se saca la vuelta a los absurdos controles que tiene la Fiscalía para verificar la asistencia y puntualidad de sus miembros.
Ello porque a diferencia del personal administrativo, los Fiscales no están obligados a marcar tarjeta, un sistema que obliga al trabajador a llegar siempre a la hora señalada con cargo a que le descuenten y con mayor razón cuando no acuden a laborar, por el contrario, los magistrados firman un cuaderno de asistencia que se deja en la secretaria de la Presidencia y allí acuden todos a firmar.
Sin embargo, ya el año pasado se había advertido que este sistema solo funciona en aquellos países en donde los valores se cultivan desde la niñez, en donde la honradez, la transparencia y la sinceridad son virtudes de las personas y no le sacan la vuelta a nadie consignando firmas y horarios falsos.
Muchos deben recordar que un hecho similar se registró en la Corte del Santa, hace ya unos dos o tres años atrás cuando una Juez suplente, con marcado atrevimiento no solo llegó tarde a la audiencia que ella misma había programado sino que tuvo el desparpajo de firmar el cuaderno de asistencia insertando una hora diferente a la que se observaba en la computadora del personal de vigilancia, es decir, una sinvergüencería que se cometía en las narices de un personal que ni siquiera se molestaba en verificar si el contenido de la firma de la magistrada era el correcto.
De allí que la oficina de Control Interno ha derivado estos hechos a una Fiscalía de turno en la medida que de por medio existe un ilícito penal, hay allí un presunto delito contra la fe publica en la modalidad de falsedad genérica, por lo cual se investiga a todo el personal a efectos de establecer quien fraguó la firma de la Fiscal y, evidentemente, se deberá establecer si aquella tiene que ver con este hecho.Â
Lo único que se espera es que no se apele a la política del otorongo y se encubra a los responsables como ocurrió en la Corte del Santa en el caso comentado, eso solo genera vergüenza y descrédito.