Nuevamente un alcalde ha sido el blanco de los extorsionadores que perturban su tranquilidad y la de su familia con cobardes amenazas anónimas, detrás de las cuales se esconden únicamente afanes delincuenciales de gente que se dedica a vivir a expensas del fruto, trabajo y esfuerzo de los demás.
En esta oportunidad la victima ha sido el alcalde distrital de Buenavista, comprensión de la provincia de Casma, Hugo Pajito Mendoza, quien sorprendió el pasado fin de semana cuando anuncia a los medios casmeños que había recibido sendas llamadas y mensajes en los cuales le estaban pidiendo nada menos que 30 mil soles a cambio de su tranquilidad.
En los mensajes los delincuentes le advierten que conocen los movimientos de su hermano y de sus hijos y le exigen el pago de un cupo o de lo contrario podría lamentarlo, lo que ha motivado de inmediato al alcalde a formular la denuncia ante la Policía Nacional y demandar la protección correspondiente.
Precisamente, en el cierre de la última semana, el Jefe de la Región Policial, Coronel Felipe Eslava, ha confirmado a la prensa que se ha tomado la decisión de disponer una inmediata custodia preliminar para la autoridad edil teniendo en cuenta la denuncia que ha formulado y en la medida que se realice la investigación y se determine la naturaleza de los hechos ella podría convertirse en una custodia permanente.
Es evidente que los cargos que ha formulado el Alcalde Hugo Pajito son sumamente delicados y amerita una inmediata investigación por parte de la Policía y el Ministerio Público, más aun cuando la naturaleza de los hechos dista mucho de la forma como actúan los extorsionadores cuando se encuentran frente a una autoridad.
Ello porque generalmente quienes ejercen cargos públicos son amedrentados y presionados para que hagan algo u omitan algo en contra de sus funciones, la exigencia es generalmente de índole político y funcional en la medida que se entiende que el alcalde está en condiciones de poder ceder a esas exigencias.
Cuando la exigencia es dineraria, la delincuencia suele dirigirse a empresarios o comerciantes que cuentan con un caudal económico conocido, que se encuentran en condiciones de poder desembolsar una cuantiosa suma de dinero y que suelen evitar llevar estos casos ante las autoridades cediendo a las amenazas cobarde de gente desconocida, en otras palabras, contra empresarios que no se hacen problemas para resolver estas amenazas con un perfil absolutamente bajo.
Pero, hasta donde se sabe, el alcalde Hugo Pajito no es un personaje acaudalado en el distrito de Buenavista, menos aún ejerce el poder el suficiente tiempo como para pensar que ha acumulado riqueza en el ejercicio de la función si se piensa que sus remuneraciones son importantes, por el contrario, se trata de un ex regidor que llegó a la comuna distrital junto al ex alcalde Tomás Polo Ágape y accedió a la alcaldía hace cuatro meses.
Precisamente, el distrito de Buenavista se hizo muy conocido el año pasado como consecuencia el juicio penal que se siguió a su antecesor Polo Ágape, quien tras un prolongado juicio oral fue condenado a cuatro años de pena efectiva por delito de colusión y corrupción de funcionarios.
El ex alcalde fue involucrado en una componenda detectada en la ejecución de una obra de mantenimiento en un Puente de su distrito, caso que fue puesto al descubierto por el Ministerio Público al obtener el testimonio de ex funcionarios que se sometieron a la Terminación Anticipada y reconocieron sus culpas y la del ex alcalde en estos hechos en los cuales se manejaron pagos bajo la mesa, razón por la cual al término de las audiencias se condenó a la autoridad edil y ello dio lugar a que su primer regidor asuma las funciones del alcalde y convocándose al regidor accesitario.
De allí que con cuatro meses en el cargo extraña que delincuentes se encuentren amenazando al alcalde y presionándolo para que les entregue un cupo de 30 mil soles, es evidente que detrás de estas amenazas se esconden otros objetivos y deben ser los agraviados los que sospechen de donde pueden proceder ellas.
No es la primera vez que los alcaldes llegan a nuestra ciudad para demandar protección y describir hechos que los agobian, en una ocasión llegó un exalcalde de Yaután quien se atrevió a exponer su caso en medio de la reunión de autoridades del COPROSEC y cuando describía las amenazas que había recibido estalló en llanto, no dejaba de derramar lágrimas en un hecho que conmovió a todos y dio lugar a una cruzada de solidaridad con la autoridad amenazada.
Claro que quien no se conmovió fue su primer regidor que apenas un día después advertiría a los medios casmeños y de Chimbote que se trataba únicamente de lágrimas de cocodrilo, que no existían tales amenazas y que todo no era sino una pantomima del entonces alcalde para distraer la atención frente a los cargos incriminatorio que debería hacer frente en la Corte del Santa por delitos de corrupción en los que estaba envuelto.
Esto último fue cierto, pues ya para entonces se iniciaba un juicio oral contra el Alcalde José del Carpio Melgarejo en el cual salió muy mal parado, fue acusado por sus propios ex funcionarios y la Sala penal terminó condenándolo a una pena efectiva que, como en el caso de Buenavista, lo llevó a la clandestinidad y tener que dejar el cargo.
Es evidente que el caso del alcalde de Buenavista no es el mismo y por ello requiere investigarse, ya tenemos aciagas experiencias de alcaldes que han sido asesinados tras ser amenazados por sus decisiones, como el caso del alcalde de Casma José Montalbán Macedo y el alcalde de Samanco Francisco Ariza Espinoza, a quien curiosamente la Policía no le prestó mayor atención a sus denuncias y lo ultimaron de manera cobarde junto a su abogado Henry Aldea Correa en octubre del 2015.
Ha sido sabia la decisión de la alta oficialidad de la Policía regional al disponer una inmediata custodia al alcalde Hugo Pajito Mendoza, lo que se requiere es extremar las pesquisas, enviar a Buenavista a un equipo especializado de agentes que indague y averigüe quienes son los portadores de tan cobardes amenazas y cuál es la verdadera naturaleza de esta extorsión, convertida ahora en una vieja modalidad para someter a las autoridades ediles.