Nuevamente un establecimiento nocturno ha sido el escenario de un hecho criminal y solo como consecuencia de ello las autoridades ediles procedieron a clausurar el local hasta que las investigaciones determinen las circunstancias del incidente y ello sirva como base y fundamento para la cancelación definitiva de la licencia de funcionamiento.
Esto ocurrió en el local “La Sabrosura de Mechita” y hasta la fecha la Policía y el Ministerio Público no han podido identificar a los autores del crimen en agravio de Marco Antonio Rafaile Carranza, empero, este hecho de corte policial ha dado lugar a una polémica cuya “mecha” fue encendida por el ex gerente de desarrollo económico de la comuna provincial, Miguel Arista Cueva.
El conocido docente ha señalado que en el tiempo que se desempeñó como gerente en el Municipio Provincial dispusieron la clausura de ese establecimiento, empero, ahora le sorprender que haya reabierto sus puertas y que le hayan extendido una licencia para que se desaten escándalos como este que ha derivado en la muerte de una persona.
El ex funcionario hizo alusión a este hecho para referirse a la grave denuncia que pesa sobre el regidor provincial Javier Estrada Rodríguez sindicado de haber aceptado representar intereses ocultos de un establecimiento público a cambio de una suma de dinero, caso que aún se encuentra en investigación.
El ex gerente edil ha señalado que este hecho no debería extrañar porque el problema no es el regidor sino las cabezas del Municipio en la medida que el tráfico de influencias “viene de arriba”, se presiona y se intercede por ciertos personajes y por ello se registran esta clase de hechos que escandalizan a la opinión pública.
Incluso, Arista hizo mención a un hecho que se registró cuando era funcionario y es el relacionado a los enfrentamientos que sostuvo con un promotor de fiestas y espectáculos a quien se le permitía utilizar el Complejo Deportivo de Hidrandina que desde hace años había sido clausurado para esta clase de actividades pero cuando pretendió intervenir su evento fue impedido por presiones de sus entonces superiores.
Inclusive, el docente dejó entrever que lo sacaron del cargo por haberle puesto la mano a los promotores que son amigos de las autoridades y no ha vacilado en señalar que “existe un alto nivel de corrupción en la Municipalidad Provincial del Santa que debería investigarse pues no es la primera vez que se clausuran locales y que, por razones desconocidas, vuelven a abrir sus puertas”.
Las declaraciones del ex gerente de la comuna son ciertamente muy graves, exponen medias verdades y hechos reales, entre estos últimos no se puede dejar de mencionar el funcionamiento irregular de los establecimientos nocturnos a vista y paciencia de las autoridades, los reclamos permanente de los vecinos que no son escuchados y las secuelas violentas que derivan en heridos y hasta muertos por la irresponsabilidad de permitir el funcionamiento de locales que no cumplen los requisitos legales.
Sin embargo, lo que no se entiende cómo es que el profesor Miguel Arista minimiza la denuncia contra el regidor Javier Estrada cuando está relacionada con un audio sumamente revelador, y, por el hecho que exista una supuesta costra de corrupción que avala a los privilegiados promotores y propietarios de locales nocturnos, no quiere decir que su responsabilidad es menor o no debe dársele importancia.
Y es que el ex funcionario peca de misterioso o no tiene las suficientes agallas como para denunciar “con pelos y señales” los hechos que aparentemente conoce, de los cuales ha sido protagonista y que debieron propalarse en su debida oportunidad, cuando ocurrieron, mas no a estas alturas cuando se avecina un proceso electoral y muchos aspiran a postular a un cargo y para ello sacan a la palestra temas que no se denunciaron en su oportunidad.
Si el profesor Miguel Arista conoce esta red de corrupción lo que debería hacer es señalar con nombres y apellidos quienes son los responsables de este tráfico de influencias que admite es descarado en los predios ediles, no debería guardarse nada y dar cuenta de todo lo que sabe.
Y es que preocupa que señale que la corrupción viene de las cabezas porque en ese temperamento los cargos se dirigen directamente a los jefes inmediatos de quienes se ven envueltos en los escándalos de pago de prebendas o los titulares del pliego. En el caso específico al que se ha referido del regidor Javier Estrada, ¿quién podría ser su jefe inmediato o las cabezas que lo llevan a entablar un presunto negociado con el propietario del bar “Kimbará”, según se colige del audio que se ha propalado la semana pasada?
El concejal no tiene un superior es evidente que si ha tratado de intervenir a favor de un contribuyente de la Municipalidad para que pueda recuperar su licencia o levantar la orden de clausura que pesa sobre su establecimiento, esa es una responsabilidad personal, incluso, el hecho que haya elaborado un documento para que el usuario lo presente y de esta manera se pueda salvar su infracción es algo que solo le compete al concejal que, como abogado, es ducho en esta clase de articulaciones.
En el caso del regidor no existen instancias superiores que puedan motivar una sospecha, es un caso de responsabilidad directa y no deberíamos ni siquiera sugerir que se deje de lado porque la corrupción se encuentra en los altos niveles, menos aun cuando no existe el suficiente valor para señalar quienes son los que promueven esas ilicitudes en la comuna.
Los ciudadanos son los más interesados en conocer quiénes son los que manejan estos conciliábulos que solo incrementan un repudiable escenario de corrupción enquistada en las entidades públicas, empero, si esto ya es lamentable lo peor es que se lancen denuncias genéricas, sin que se señale a los responsables o se mencione quienes promueven esta clase de hechos, con mayor razón cuando el ex gerente edil se refiere a hechos de los cuales ha sido protagonistas en su desempeño municipal.
Afortunadamente, la Fiscalía ha asumido una investigación de oficio en el caso del regidor Javier Estrada y busca que determinar si ha existido un turbio negociado bajo la mesa, una intervención del concejal para hacer valer sus funciones con supuesto pago de favores, pero lo que nos queda claro es que no se pueden hacer denuncias a medias, si alguien quiere acusar que lo haga pero precisando nombres e identificando a los acusados, sino tiene el valor de hacerlo mejor que guarde silencio.