Las leyes y reglamentos electorales que se promulgan en el curso de los últimos años buscan que garantizar un proceso libre y abierto, que se garantice al elector un voto consciente que se encuentre, esencialmente, despojado de cualquier presión o persuasión que lo desvíe de sus naturales y reales intenciones.
Por ello es que los legisladores se han preocupado, por ejemplo, de dictar las directivas necesarias que permitan al elector llegar con la mayoría de conocimientos relacionados con los candidatos que aspiran a ocupar cargos públicos, como la hoja de vida, los planes de gobierno, las militancias políticas, etc.
Sin embargo, a pesar que las autoridades se esfuerzan por proporcionar todo lo necesario al elector para que llegue a las urnas debidamente informado de quien o quienes son aquellos que llenan sus preferencias, los políticos que buscan ganar los comicios siempre apelan a maniobras que tratan de sacarle vuelta a la ley y sorprenden a cándidos votantes con herramientas que son vedadas.
Una de ella es el engaño y el embuste a través de ofertas electorales populistas y mañosas que muchas veces llevan a los votantes a depositar un voto en la creencia que el candidato cumplirá una promesa a pesar que los medios de comunicación o sus propios contrincantes advierten que esa oferta es imposible de ejecutarse.
Este es el caso del ex gobernador de Ancash Waldo Ríos Salcedo, el controvertido personaje que llegó a ganar las elecciones regionales del año 2014 y que no pudo prestar juramento porque a pesar del absurdo y extraño respaldo mayoritario en las urnas estaba inhabilitado para ejercer el cargo, peor aún si los electores sabían de la situación jurídica que estaba atravesando.
Waldo Ríos había siso sentenciado el año 2009 a cuatro años de pena condicional por haber recibido dinero a cambio de votar a favor de la bancada oficialista durante el gobierno fujimontesinista, razón por la cual se le establecieron obligaciones que no había cumplido cuando presentó su candidatura a la gobernación regional.
Esto recién se observó después que había pasado la primera vuelta electoral y el Jurado Nacional de Elecciones convalidó su posición a pesar que el Poder Judicial reveló que estaba inhabilitado, señalando que podía participar en segunda vuelta pero que si ganaba no podría prestar juramento hasta que la justicia lo habilite.
Pese a este antecedente, la mayoría de electores ancashinos lo catapultaron increíblemente en la gobernación, lo demás ya es de dominio público, los donantes y su posterior encarcelamiento por delitos que había cometido cuando fue alcalde de Huaraz y por los cuales ha sido condenado a pena efectiva que cumple en el Penal de esa ciudad.
Sin embargo, paralelamente, en la campaña electoral Waldo Ríos no solo justificaba la legalidad de su postulación sino que se dirigía con un lenguaje dolosamente populista, prometía cosas que eran imposible de cumplirse, como aquello de los grifos regionales para vender gasolina y gas barato para los sectores pobres o la entrega de 500 soles a cada familia con recursos provenientes del Canon Minero.
Esto último es lo que más caló entre la población electoral, un gran sector puso atención a esta oferta electoral pensando que se trataba de una posibilidad que le garantizaría contar con una suma de dinero que les caía del cielo, todo ello a pesar que desde muchos sectores entre los que nos encontramos los medios de comunicación advertían que aquella promesa era imposible de ejecutarse.
Existían muchas y poderosas razones que desvirtuaban la oferta electoral de Waldo Ríos, la principal era una sencilla operación matemática por la cual se permitía calcular que los recursos del canon serían insuficientes para satisfacer a todas las familias de la región por lo que el entonces candidato cambió su discurso y dijo que solo era para las familias en pobreza y extrema pobreza.
Fueron esos sectores los que le endosaron su voto a ojo cerrado, inclusive, a pesar que se decía y repetía que la naturaleza de los reclusos del canon minero impedía que se puedan utilizar para otros objetivos que no fueran los que están descritos en la ley, y, en ella no se mencionaba en ningún párrafo que podrían ser distribuidos entre las familias más pobres de la región.ÂÂ
Se trataba de una oferta populista que, a pesar de ser absurda e ilegal, se impregnó en la mente de muchos ancashinos que con su sola mención desviaron su voto a un candidato que estaba para entonces inhabilitado. Fue una cosa de locos saber que había gente que votaba a ojo cerrado solo porque le ofrecían dinero y cuando se sabía que era materialmente imposible que ello se concretara.
Sin embargo, el ex gobernador no se detuvo en su afán de llegar al poder aun con falsas promesas, por ello es que concluido el proceso electoral y tras los primeros años de gestión de Ríos Salcedo y su vice gobernador, la justicia decidió investigar y procesar a una autoridad que había mentido para poder llegar a un cargo de elección popular.
Waldo Ríos Salcedo generó una falsa expectativa en todos los ciudadanos de Ancash al ofrecer la entrega de 500 soles con lo cual indujo a que los cientos de miles de votantes lo terminen eligiendo como autoridad regional, eso es delito por ello la Juez del Tercer Juzgado Unipersonal lo ha condenado a un año de prisión suspendida en lineamientos de sentencia que serán debidamente fundamentados durante la lectura del fallo que tendrá lugar el día de hoy jueves en la Corte del Santa.
Sin embargo, este caso no debería quedar únicamente en la expedición de un fallo que solo debe hacerle cosquillas a un funesto personaje que ahora cumple carcelería por un delito más grave, de allí que por la naturaleza del delito cometido lo que se debería disponer es que en estos casos el condenado por inducción al voto en elección popular debería ser condenado también a la pena de inhabilitación perpetua para poder postular a cualquier otro cargo. Eso es lo menos que podemos esperar quienes hemos sido descaradamente engañados por un personaje que apeló al burdo engaño para torcer la voluntad popular de los electores. Esperemos que algún día se pueda concretar ello.