Editorial

EDITORIAL ::NADA GRATO::

Se afirma, con marcada certeza, que la unión hace la fuerza, es un lema de batalla y de campaña porque se sustenta en la unidad de las cosas como factor fundamental para que ellas obtengan resultados.

Y es que lo más elemental es que sin unidad nada es posible, por ello en toda actividad, en la escuela, en la salud, en el deporte y en la política, la suma de los esfuerzos hace posible conseguir los resultados que uno anhela.

De allí que, en el tema del desarrollo no es posible conseguir siquiera una ley si es que las fuerzas políticas que forman el parlamento Nacional no se unen y llegan a un consenso, lo mismo ocurre en las regiones en donde es imposible que se obtengan resultados en la medida que sus representantes no se sientan en una mesa y lleguen a un acuerdo que los despoje de cualquier interés partidario y los obliga a ponerse la camiseta de la región. Ocurrió, por ejemplo, al finalizar las últimas elecciones generales del año 2016, cuando resultaron electos los congresistas de Ancash, tres de Fuerza Popular, uno de alianza para el progreso y una del Frente amplio, fuerzas totalmente disímiles, con postulados radicalmente diferentes pero cuyo accionar debería estar direccionado hacia la producción legislativa y la fiscalización que requiere la región. 

Por ello se reclamó un compromiso de los congresistas para que se trabaje en conjunto temas de importancia regional, como el proyecto Chinecas, la construcción de hospitales, el fortalecimiento del puerto de Chimbote, etc., y ello quedó plasmado en una agenda de trabajo que, lamentablemente, no se cumplió y por ello los temas de vanguardia de la región no avanzan ni siquiera un centímetro.

De la misma manera, las relaciones de trabajo del gobierno regional con los congresistas de la república deberían ser permanentes, las coordinaciones debería darse en un escenario de estrecha comunicación, empero, la presencia en aquel entonces de Gobernadores que no dieron la talla para el cargo, como Enrique Vargas o Waldo Ríos, ambos actualmente en prisión, hizo esfumar esa posibilidad.

Inclusive, la incorporación de Luis Gamarra Alor desde el año pasado en la máxima representación de la región esperaba contar con una mejor relación entre legislativo y región, sin embargo, los congresistas han tomado banderas diferentes y aun cuando la Región comienza a mostrar rasgos de reactivación, los parlamentarios solo han asumido posiciones contestatarias y de extrema oposición, por lo que nuevamente los problemas estelares de la región quedaron relegados.

Esto se hizo más latente aun la semana pasada cuando el congresista Carlos Domínguez Herrera, representante fujimorista de Áncash en el parlamento, en el marco de la presentación del Premier César Villanueva y el debate por el pedido de confianza, le pidió al titular del Consejo de Ministros que no le entregue presupuestos al Gobierno regional de Áncash acusando, sin mayor explicación o fundamento, la existencia de corrupción o vinculando al actual Gobernador con las anteriores gestiones de César Álvarez Aguilar y Waldo Ripios Salcedo.

Claro, el congresista no mencionó la corrupta gestión de Enrique Vargas por que estuvo estrechamente vinculada a ella como oportunamente se denunció, empero, al margen de los problemas personales, políticos o partidarios que pudiera tener el legislador con el Gobernador de Ancash, no puede llegar al extremo irracional de negarle el derecho a desarrollarse de los pueblos de la región donde nació, es inconcebible que un parlamentario haga el uso de la palabra y le diga al máximo representante del Poder Ejecutivo que no le entregue presupuestos a su propia región.

En realidad, en la historia política de Ancash jamás habíamos visto un caso así, jamás se pudo advertir la presencia de un joven político tan desubicado y tan equivocado como Carlos Domínguez Herrera, sin embargo, asumimos que esto ha sido producto de su vehemencia juvenil y de un arrebato del momento que lo hará reflexionar sobre esta frase tan deplorable para los anhelos de miles de ancashinos.

No se puede soslayar que nuestra región busca salir de una terrible crisis de corrupción e inestabilidad generada por la presencia de ex gobernadores que llevaron a Ancash al fondo de los rankings de inversión y de aplicación presupuestal como consecuencia de gestiones corruptas , necias e incapaces.

Esto se arrastra desde el año 2014 cuando finalmente César Álvarez fue encarcelado y  ni siquiera sus sucesores en ese momento, como tampoco los electos Waldo Ríos como Enrique Vargas pudieron enderezar esa crisis, por el contrario, los últimos mencionados solo contribuyeron a agudizarlas, por ello es que desde el año pasado los ancashinos bregamos por salir de este escenario de postergación y recesión.

Por lo menos la labor del Gobernador Luis Gamarra había comenzado a mostrar los primeros rendimientos y atisbos de mejoras y reactivación con la ejecución de una serie de obras en todas las provincias y el reinicio de algunas de las obras que se dejaron abandonadas desde hace más de cinco años y esto lo tiene que reconocer el congresista Carlos Domínguez.

Si el parlamentario chimbotano acusa la existencia de corrupción en los niveles descarados de sus antecesores, entonces que denuncie al gobernador y sus funcionarios, que muestre pruebas y las derive al Ministerio Público, esa es su labor y la función inherente que tiene al cargo, pero lo que no puede hacer es utilizar la envidiable investidura que le confió la coyuntura política de hace dos años para perjudicar a nuestra región, para negarle el derecho a recibir los presupuestos para que salga de la difícil situación en la que se encuentra por culpa de políticos como él.

Queremos pensar que el congresista Carlos Domínguez se equivocó porque errar es humano y rectificar es de hombres, sin embargo, lo que puede hacer es atentar contra el derecho inherente de su pueblo a crecer y desarrollarse con los presupuestos que debe recibir del estado, de allí que se ganó con justificada razón los calificativos de antiancashino y un acuerdo de declaración de persona no grata que no cae bien a ningún un político. Esperemos haya aprendido la lección y cambie de actitud para con la Región.