Editorial

Editorial: :: PREVISIBLE FRACASO ::

El director de la UGEL Santa, anunció el último fin de semana que a partir de ayer martes se contrataban a nuevos docentes que remplazarán a aquellos que se niegan ingresar a sus centros educativos y acatan la huelga convocada por una facción del gremio docente, aun cuando se trate solo de un pequeño grupo.

La medida responde a una decisión del Ministerio de Educación que obedece a la ilegalidad de la medida de fuerza iniciada por la facción sindical que a nivel nacional encabeza el dirigente Pedro Castillo, aquel que se hizo famoso no solo por su posición radical y violentista en la huelga nacional registrada el año pasado.

Sin embargo, a diferencia de lo que ocurrió en esa oportunidad, la huelga de este año no cuenta con la convocatoria que hubo entonces, la gran masa de docentes ha decidido mantenerse al frente de sus alumnos y dictando clases ates que perder el tiempo en las calles con una protesta que es jalada de los cabellos.

En efecto, el año pasado la dirigencia nacional, no solo la facción de Pedro Castillo sino otras que cuentan con una gran cantidad de afiliados, transó con el Gobierno en una serie de demandas que se hicieron, especialmente, las relacionadas con el tema salarial y con la aplicación de la meritocracia a la que le tiene terror los grupos radicales del sector educativo.

La gran mayoría de exigencias de la masa magisterial fueron atendidas, de allí que reanudar una medida de fuerza a nivel nacional no tiene sentido, más aun cuando se conoce el grave perjuicio que se genera a la masa estudiantil con una paralización de este tipo, tanto así que el año pasado se estuvo a punto de perder el año y el sistema de recuperación de clases que se puso en marcha no solo fue antipedagógico sino que no le permitió a la mayoría de estudiantes concluir satisfactoriamente la curricula correspondiente a ese año.

Por ello es que la respuesta de los docentes ha sido contundente, apenas un pequeño porcentaje de maestros se han sumado a la medida radical de Pedro Castillo y la protesta no tiene la contundencia del año pasado, peor aún no tiene ni la enésima parte de participación y de presencia en las calles.

Sin embargo, a pesar que esta es una realidad que percibimos todos y que los gremios que han concordado esta medida son conscientes de esta orfandad de respaldo gremial, el grupo que la promueve se mantiene en sus trece y ha anunciado que no dejarán de mantener la protesta y su rebeldía a regresar a las aulas, dejando virtualmente abandonados a sus alumnos.

Por ello es que el Gobierno ha retomado la drástica decisión de remplazar a esos maestros y contratar a otros que tengan el deseo de trabajar y, fundamentalmente, de transmitir sus conocimientos a una clase estudiantil que requiere de la presencia de sus docentes porque sus niveles a nivel internacional están venido a menos.

Esto es lo que debería preocupar a los maestros, antes que esgrimir una plataforma que no tiene mayor sustento, tienen que tomar en cuenta el grave perjuicio que se genera en los jóvenes estudiantes, la pérdida de tiempo valioso para ellos, algo que luego ya no se podrá recuperar como lo demuestra la pasada experiencia.

Basta echar una mirada a la plataforma de lucha del gremio sindical en huelga para advertir que se trata de una medida política que busca desestabilizar al gobierno, antes que una actitud reivindicativa como la tenia, por ejemplo, el año pasado cuando se reclamaba con base y fundamento.

Hoy se alega que está en peligro la gratuidad de la enseñanza, que la pretensión de contratar a asociaciones públicos privados para emprender proyectos de crecimiento y mejoras en los planteles es una velada amenaza del despojo de la gratuidad de la enseñanza como principio que está consagrado en la Constitución Política del estado y por ello exigen que se deje sin efecto estas contrataciones.

Esto en realidad es una necedad, un capricho que no tiene siquiera punto de análisis o debate en la medida que un gremio sindical no puede rebatir una decisión administrativa del gobierno que apunte a mejorar la infraestructura educativa, más aun cuando ellas no tienen absolutamente que ver con la presunta transferencia de la administración de los colegios a entidades privadas.

Esa es una extraña e insólita exageración de la dirigencia nacional de gremio docente, incluso, para que no se confunda a los docentes y los padres de familia, la autoridad educativa ha explicado razonablemente cual es la naturaleza de la contrata de las APP’s en los principales planteles del país y ellas no tiene nada que ver con el manejo o la conducción de los mismos.

Es realmente lamentable que un gremio sindical convoque e inicie una medida radical de huelga indefinida en base a temores o sospechas, cuando no existe una sola resolución de los entes de gobierno que pretendan concesionar o transferir la educación al sector privado el manejo de los centros educativos del sector público.

De la misma manera, se pretende que se equipare las remuneraciones de la escala más baja del sector docente equivalente a una unidad impositiva tributaria, algo que es imposible de conceder en la medida que representaría duplicar las actuales remuneraciones que, a la sazón han sido ostensiblemente aumentadas tras la huelga del año pasado, entonces es absurdo que a estas alturas se pretenda elevarlas mucho más.

Por ello es que la mayor parte del magisterio le ha dicho no a la huelga nacional indefinida del dirigente Pedro Castillo, los profesores no han aceptado en esta oportunidad el mensaje sesgado del gremio sindical, son conscientes que sus pretensiones no tienen alcance que beneficie ni a los docentes ni a los centros educativos.

Las calles están casi vacías, no hay manifestantes y cuando los huelguistas salen a las calles se puede advertir la orfandad de respaldo que tiene esta huelga y ello es evidente si se tiene en cuenta que una de las principales banderas de lucha de los promotores de la huelga se remiten a temores y sospechas mas no a medidas que tengan que ser revocadas o que tengan que dejarse sin efecto. Por ello era previsible el fracaso de esta huelga y la realidad nos demuestra que es efectivamente así.