La captura de las decenas de individuos presentados a la prensa el año pasado como integrantes de una peligrosa mafia dedicada a la venta de droga en la vecina provincia de Casma, conocida como “Los Sapos Blancos” no ha dejado de ser tema de permanente noticia desde entonces.
No solo por el hecho que su captura de produjo en el marco de uno de los tres o cuatro mega operativos que realizó la Fiscalía de Crimen Organizado en nuestra ciudad y que permitieron desarticular a mafiosos que se dedicaban a la comisión de una serie de delitos, entre ellos la extorsión, los ataques armados y la coacción.
Sin embargo, así como esta impresionante intervención policial en horas de la madrugada y la captura de decenas de individuos vinculados a la actividad delictiva generó los mejores comentarios por el accionar decidido y oportuno de las fuerzas policiales, de pronto esa buena imagen se fue desdibujando.
Ello porque, tal como lo hicieron con el Sub Oficial Fernando Trujillo en otra carpeta fiscal, en esta oportunidad las baterías estuvieron dirigidas contra el Sub oficial Oscar Estrada Salinas, quien formaba parte del grupo Terna de Casma.
Y es que, de pronto, los testigos intervenidos comenzaron a revelar supuestos vínculos con los agentes que los investigaron, lanzaron una serie de advertencias que pusieron en una situación delicada al sub oficial Estrada con la extraña anuencia del representante de la Fiscalía de Crimen Organizado.
Sin embargo, como dice el dicho “la mentira tiene patas cortas”, las inexactitudes e imprecisiones de sus testimonios y la verificación de una serie de engaños en su decisión de entregarse a la justicia, fueron quedando al descubierto, incluso, las falsas promesas que les hicieron sus captores, terminaron por desalentar a muchos de los que se prestaron a una real componenda de su propio personal.
Esto se advirtió hace algunos meses, poco antes que se dicte la medida de prisión preventiva contra el Sub Oficial Estrada, cuando algunos se los sujetos detenidos y persuadidos para que denuncien al efectivo policial, fueron convenciéndose que los engañaron y por ello ya negaban las iniciales imputaciones.
Sin embargo, nada de ello sirvió para que finalmente la justicia castigue a un dedicado agente policial con una peligrosa orden de prisión que manchó su hasta entonces limpia foja de servicios en la institución tutelar.
Por ello es que ahora nuevamente nos encontramos con una defección por parte de los llamados “testigos claves” que incriminaron gratuitamente al Comisario de Casma y el Sub oficial Estrada, rechazando las acusaciones iniciales que formuló y señalando con nombres y apellidos a los promotores de esta desgraciada componenda.
Se trata de Luis Anderson Flores Roque, quien es una de las personas a quien prácticamente la DIVIAC y la fiscalía OFECCOR le deben el mérito de dichas capturas al ser el testigo con clave de reserva LS01 que brindó valiosa información para el cometido del mega operativo ejecutado el 9 de marzo de este año.
Este testigo con clave de reserva revela que todo el contenido de su declaración fue elaborado por agentes de la DIVIAC que también involucraron al Suboficial Brigadier Óscar Estrada, jefe del grupo Terna de Casma, y al comandante Jiménez Garcés y que por ello le pagaron la suma de 500 soles dinero que aportó el fiscal Taylor Tomas, adjunto de la OFECCOR.
De las afirmaciones que ha realizado el “testigo clave” se advierte que el real trasfondo de esta cobarde sindicación es la abierta animadversión de los miembros de la División de Investigación de alta complejidad (DIVIAC) de la Policía Nacional y la Fiscalía de Crimen Organizado por el solo hecho que el personal policía acusado no se prestaba a los manejos turbios que tienen las pesquisas de los acusadores.
Este es un tema recurrente respecto al cual al altas autoridades de la Policía y el Ministerio Público ya deben deslindar, pues no es la primera oportunidad en que los chimbotanos escuchamos lo mismo, es decir, que en estas dos unidades, la DIVIAC y la Fiscalía de crimen organizado, se promueven investigaciones que se sustentan en la compra de testigos o la siembra de pruebas con la única finalidad de sustentar capturas y operativos en el que se justifican millonarios presupuestos que salen de los fondos de la institución tutelar.
Esto es sumamente grave y no lo ha dicho solo un delincuente, en alguna oportunidad lo ha revelado un ex Jefe Policial de Chimbote que no se ha quedado callado frente a la manera abusiva y prepotente como estos personajes manejan sus oscuros intereses al interior de la institución, mancillando el nombre de correctos oficiales de quienes se sabe que han realizado muchos méritos y que no se prestan al juego sucio que ahora se ha entronizado en las pesquisas oficiales.
El testigo clave del caso “Los Sapos Blancos” ha señalado que está revelando estos hechos porque el fiscal de crimen organizado lo traicionó, luego de haber comprado su testimonio, y luego de haberle pagado para que acuse a su propio colega así como a muchas personas de los bajos fondos de Casma, ha revelado a los acusados que él era el soplón y por ello su vida corre peligro.
Es realmente lamentable lo que viene ocurriendo al interior de la Policía, hace solo una semana la Fiscalía ha acusados a otros oficiales por haber detenido de manera arbitraria a un joven y acusarlo de integrar una banda que se dedicaba al robo de Farmacias y para ensuciarlo le colocaron municiones y droga entre sus prendas, empero, la maniobra les resultó defectuosa y fueron descubiertos.
En realidad, en este medio de comunicación nos hemos sacado el sombrero ante el esforzado y arriesgado trabajo de la Policía, la mayoría de veces en desventaja frente a una delincuencia mejor dotada y organizada, de aquellos que ponen el pecho para enfrentar a un delincuente, sin embargo cuando vemos que esa digna labor se ve contaminada por la presencia de sujetos que manchan a la institución con esta clase de tretas, no nos queda sino denunciar los hechos y demandar un duro castigo, Una componenda al descubierto no puede quedar impune.