El requerimiento acusatorio del Fiscal Provincial que conoce otro proceso que se sigue al empresario Juan Carlos Guzmán Quiroz, sujeto que purga carcelería por haber asesinado a su esposa, podría representar el eslabón perdido en la historia de ambición y dinero que envuelve un asesinato alevoso que consternó a Chimbote.
Ello porque ahora se conoce que el presunto homicida arrastraba otro proceso penal que involucraba hechos que tienen estrecha relación con este crimen, tal como lo venían señalando los deudos cuando, en reiteradas protestas en el frontis del Módulo Judicial, demandaban la máxima pena en razón que este sujeto se había lucrado con los dividendos de la empresa de su cónyuge y había realizado manejos dolosos por lo bajo.
Muchos deben recordar que consumado el crimen, en agosto del año 2016, el empresario adujo ante la Policía y la Fiscalía que lo hizo tras una acalorada discusión porque supuestamente había detectado que su esposa le era infiel y le había confesado que lo dejaría por otra persona.
Una coartada que solo tiene una arista, es decir que se maneja por versión de una sola persona porque la otra ya fallecida no puede alegar nada en contrario, de allí que era evidente que no se podía creer en ella sino hasta que surjan algunas evidencias que así lo corrobore, por ello es que las autoridades ordenaron la reclusión del empresario.
Sin embargo, las pesquisas no solo fueron demostrando la falacia que envolvía al testimonio del homicida, por el contrario, las evidencias dejaban traslucir que detrás de este asesinato existía una trama fraudulenta que evidenciaba que los móviles estaban relacionados con la ambición del dinero y un aparente origen pasional.
Y es que en medio de las pesquisas que buscaban consolidar las pruebas del asesinato, paralelamente se investigó al empresario Juan Carlos Guzmán Quiroz por delito de Falsedad Ideológica y Fraude Procesal, por hechos derivados de manejos turbios en su condición de Gerente de la empresa Inmobiliaria que era de propiedad de la fallecida.
De acuerdo a los cargos que se han conocido hace solo una semana, en febrero de 2015, el cónyuge de la empresaria, Juan Carlos Guzmán Quiroz, admitió una Letra de Cambio por 150 mil soles a favor de Maribel Rocío Carbajal Ramírez por una supuesta deuda contraída por la empresa Contratistas e Inmobiliaria Everest SAC de propiedad de la occisa Maritza Castañeda Valera y en la que él ejercía el cargo de Gerente General.
Este documento tenía como fecha de vencimiento febrero de 2017 pero se tiene que precisar que Maribel Carbajal Ramírez no era una persona extraña al entorno de la occisa, por el contrario, en vida era supuestamente su mejor amiga, tanto así que la alojó en su domicilio por espacio de 15 años, lo que pone en evidencia que no es una financista o una prestamista que pudiera tener relaciones comerciales o crediticias con la empresa inmobiliaria de la mujer que le permitió compartir su propio hogar.
Según Maribel Carbajal la deuda es producto de un préstamo que ella le hizo a la empresa de su amiga, versión que no se condice con sus ingresos que alcanzaban a menos de mil 500 soles mensuales, pues ella es una empleada pública, por lo que se entiende que la aceptación de la letra de cambio es solo un acto simulado que tenía por objetivo aprovecharse de los recursos de la empresa inmobiliaria a espaldas de su principal accionista y dueña como era Maritza Castañeda.
Todo esto no nos lleva sino a un escenario cargado de dudas y suspicacias que fácilmente nos hacen colegir que hubo un acuerdo subterfugio entre el empresario asesino y “la mejor amiga de la empresaria” para quedarse con su patrimonio y basta revisar las fechas de los acontecimientos para verificar que esto es así
Así lo ha hecho el Fiscal, pues expone en su requerimiento acusatorio que el empresario le aceptó la letra por 150 mil soles a Maribel Carbajal en Febrero del año 2015 y con vencimiento a 48 meses, es decir, en Febrero del 2017, sin embargo, antes de esta última fecha, como para asegurarse que su cónyuge no pueda advertir la jugada sucia, la asesina en agosto del 2016 pues de no hacerlo ella habría advertido el fraude que estaban cometiendo contra su propia empresa.
Por ello es que el fiscal provincial Benites Zapata considera que se acreditó la comisión de los delitos de Falsedad Ideológica y Fraude Procesal, puesto que la citada Letra de Cambio, según los exámenes periciales practicados, fue dolosamente elaborada, entonces ha formulado cargos incriminatorios ante el Poder Judicial y solicita se les imponga una pena de cinco años de prisión para ambos.
Aun cuando la información no lo menciona, se presume que detrás de todas esta siniestra historia de fraude y sangre haya existido una relación clandestina entre el empresario asesino y la amiga que abusó de la confianza de la occisa al prestarse a un fraude a pesar que ella le dio posada por más de 15 años en su vivienda.
Justamente la semana pasada los deudos de Maritza Castañeda han denunciado la profanación de su tumba y quien lo habría hecho es nada menos que esta mujer que apareció en medio de su relación conyugal y quien habría llegado con un desconocido para realizar alguna clase de maleficio en la medida que testigos vieron como estaban prendiendo fuego y por ello los ahuyentaron del lugar cuando comenzaron a rechazar esas prácticas y filmarlos con celulares.
La existencia de títulos valores que se suscribieron a espaldas de la occisa y con el ánimo de quedarse con el patrimonio de su empresa ponen de manifiesto que este fraude está estrechamente relacionado con el asesinato, es posible también que la occisa haya detectado la maniobra y le haya reclamado a su esposo y por ello fue victimada.
Ahora se entiende cuáles fueron los verdaderos móviles que llevaron a este hombre a victimar a su esposa, aquello de la infidelidad o de una supuesta enfermedad como alegó en un primer instante ha sido solo una descarada coartada que tuvo el objetivo de ocultar los manejos turbios que hoy salen a la luz. La Fiscalía debería tomar en cuenta esta acusación en el expediente del crimen de Maritza Castañeda pues no cabe duda alguna que un hecho tienen mucho que ver con el otro.