“La violencia solo engendra más violencia”. Este es un dicho popular que describe una patética realidad cuando las cosas salen de control, cuando las personas reaccionan de manera visceral ante algún estímulo y solo promueven una cadena de hechos de las mismas características y connotaciones.
Ha sucedido esto la semana pasada en el distrito de Moro, en donde el director del plantel principal de esa jurisdicción, el colegio “Santo Domingo”, fue arrestado por la Policía luego de haber sido denunciado por agredir a un escolar sin justificación alguna y en el interior del centro educativo.
La denuncia fue formulada por la hermana del escolar agredido quien reveló a los medios de comunicación que su hermano le comunicó esta cobarde actitud del director del plantel, identificado como Marco Patricio Córdova, razón por la cual no vaciló en denunciarlo ante la Policía del lugar.
De acuerdo a lo que se ha podido conocer los incidentes se registraron durante la clase Educación Física, cuando los alumnos desarrollaban las practicas ordenadas por el docente en el cuarto año de secundaria, sin embargo, uno de ellos se retrasó cuando estaban trotando y el denunciado le llamó la atención.
El estudiante, un menor de 14 años de edad, le explicó al docente que tenía dificultades respiratorias, por ello se vio precisado a detenerse, una explicación que al director no lo convenció, por el contrario, habría asumido que el estudiante le estaba tomando el pelo pues de manera imprevista le lanzó una cachetada al escolar.
Fue entonces que el alumno fue a buscar a su hermana visiblemente alterado y traumado por la agresión del director y le contó lo sucedido, razón por la cual ante la denuncia policial los efectivos se dirigieron al plantel y con conocimiento del representante del Ministerio Público lo trasladaron a la comisaria para que se inicien las pesquisas que corresponden en estos casos.
Cierto es que la actitud troglodita y abusiva del director no tiene justificación alguna, menos aun cuando se pretenda justificar que la disciplina de los centros educativos, especialmente de los colegios públicos, es sumamente complicada, los estudiantes no respetan a nadie y llegan al extremo de responderle a los docentes.
Hechos de esta naturaleza ameritan ciertamente castigos diversos pero que de ninguna manera pueden llegar a la violencia, el docente tiene la necesidad de apelar a una actitud más fuerte y punitiva en la medida que los escolares muchas veces no les hacen el menor caso, no atienden en las clases, promueven bulla y pleitos, se desentienden de los temas y se pone en un plan realmente insurrecto.
Sin embargo, aun cuando el estudiante llega a este extremo, nadie tiene derecho de ponerle la mano encima, no solo se trata de un estudiante que está sujeto a una relación de subordinación en el plantel, sino que es un menor de edad y como tal está protegido por una nueva ley que reprime los casos de violencia contra los menores, en donde ya se fija penas que son sumamente drásticas y no dan lugar a mayores explicaciones sino al arresto y el envío del acusado a un centro penitenciario.
Esto es lo que ha ocurrido con el director del colegio de Moro, Marco Patricio Córdova, fue denunciado y por ello la Policía se dirigió a detenerlo a efectos de deslindar responsabilidades, más aun cuando no solo existía la acusación del agraviado sino el testimonio de muchos estudiantes, según reveló la denuncia.
Existe un antecedente similar de violencia en Chimbote, si la memoria no nos traiciona ocurrió un hecho de las mismas características en el Colegio “Pedro Pablo Atusparia”, en donde un docente agredió de dos cachetadas a un estudiantes por el hecho que había golpeado casualmente al hijo del maestro que estudiaba en el mismo plantel.
En aquella oportunidad la denuncia de los padres de familia obligó a la intervención de la UGEL, la autoridad envió al colegio a un inspector y advirtió que no avalaba esta clase de hechos de violencia por lo que el docente sería sometido a un procedimiento disciplinario, empero, como ocurre casi siempre luego no anuncian en que terminó la pesquisa, si hubo responsabilidad o no, si hubo sanción o no.
Lo que llama la atención es que quienes resultan siendo protagonistas de estos actos de violencia son profesionales que se supone han sido debidamente preparados para poder hacer frente a situaciones de indisciplina, son gente que debe saber reaccionar ante una actitud insolente de un estudiante o de indisciplina con el compañero.
El docente es un profesional preparado para controlar sus propias emociones, no se puede dejar llevar por algún arrebato, menos aun cuando su rol en un centro educativo es el de constituirse en prototipo del alumno, tiene que ser un ejemplo para quienes están en proceso de formación, de allí que observar que el docente reacciona con violencia es inaudito y amerita, ciertamente una sanción.
Esto es más evidente en el caso que nos ocupa cuando advertimos que no se trata de un caso de indisciplina del estudiante, no ha existido alguna inconducta que amerite al docente llamar la atención al estudiante o aplicarle algún castigo, por el contrario, lo que ha existido es una imposibilidad física del estudiante para seguir las prácticas de trote en la clase educación física.
En ese caso el Director no solo no debió reprender y menor o agredir al estudiante, sino que debería haberlo asistido, tenía que preguntarle en qué condiciones se encontraba y si la exigencia física que había experimentado al extremo de agotarse totalmente le impedía seguir en la clase.
En ese caso debió disponer que el estudiante se dirigía a un tópico que debe tener el plantel a efectos que una persona preparada pueda asistirlo y solicitar telefónicamente la presencia de los padres porque es lo que corresponde, cuando la salud está de por medio no se puede soslayar toda clase de medidas de prevención.
Ha respondido de manera equivocada y dolosa el Director del Colegio “Santo Domingo” de Moro pues su reacción no solo es agresiva sino que expone la salud de un estudiante al no prestarle atención a las inconveniencias físicas que observaba y por agredirlo sin razón alguna. Lamentablemente estamos ante un Director Equivocado que piensa que aún estamos en los tiempos en donde todo se resolvía con la violencia y con el castigo irracional.