Editorial

Editorial: ::: AÑO DURO Y DIFÍCIL :::

Hasta hoy nos queda en la memoria cuando en los primeros años de circulación del “Diario de Chimbote”, su extinto fundador y entonces director, Don Wilfredo Peláez Gularte, nos decía que cinco o diez años no representaba nada para un medio de comunicación y para su contacto permanente con una comunidad, por el contrario, su madurez y los años formaban parte de su fortalecimiento e identificación con el Pueblo.

Justamente, hoy 06 de octubre del 2018, nuestro medio de comunicación cumple 32 años de ininterrumpida circulación en nuestra región y cómo hubiera querido nuestro fundador estar presente para poder consolidar aquellas mágicas palabras pues el pequeño pero batallador medio de comunicación cuyas raíces sembró allá por el año 1986 ya es un adulto y está entronizado en su pueblo.

Un 06 de octubre de 1986 don Willy Peláez prendió la mecha de este periódico y desde entonces, pese a las miles de vicisitudes que le ha tocado experimentar, pese a los cambios registrados con el paso de los años, aún sigue en vigencia y dando batalla a todos aquellos que pretenden aprovecharse de sus riquezas y atributos.

Hay que tener en cuenta que hay muchas razones para que los medios de comunicación escritos hayan padecido a lo largo de todo este tiempo, no solo el auge de la tecnología que ha colocado a los medios virtuales y las redes sociales en medio de la llegada de su público lector, sino, esencialmente la intolerancia de las autoridades es la que agobia y está minando las fuerzas de quienes los conducen.

Este 2018, por ejemplo, es un año sumamente difícil para los medios escritos, la desestabilización del país, y, consecuentemente la recesión y el retroceso de los indicadores económicos y productivos inciden negativamente en el funcionamiento de los medios de comunicación y este año lamentablemente se ha batido records en lo que se refiere al ruido político que lleva al país en una mecedora de la cual no puede despegarse con todo lo negativo que ello representa.

Lo más grave es que además de esos desbalances propios del apetito político de los hombres, este año se ha perpetrado uno de los atentados más cobardes y cretinos que conozca la historia de los medios de comunicación en el país y es el tema relacionado con la prohibición de la publicidad estatal en los medios privados.

Esta norma que lleva como cliché “ley Mulder” por haber sido el congresista aprista Mauricio Mulder quien la elaboró y la puso a consideración del pleno parlamentario, en donde encontró cabida con la mayoría fujimorista obsesiva y vengativa, sancionando de manera absurda y descabellada un proyecto de ley que pretendía, supuestamente, detener los grandes negociados de medios de comunicación en materia de publicidad.

Lamentablemente, la secular tirria de los apristas con los medios de gran poder como el Diario el Comercio, los llevó a convertir en ley la descabellada idea de despojar a los grupos de poder los grandes contratos publicitarios que se manejan de manera millonaria en los ministerios y diferentes reparticiones estatales.

Sin embargo, esos contratos son solo un pequeño porcentaje de la torta publicidad estatal, inclusive, su despojo no le hace daño alguno a los grandes medios de poder, lo que no ocurre con los medios chicos y los de provincias, en donde se manejan los avisos de corte publicitario que requiere el estado como herramienta efectiva para publicar sus logros, sus requerimientos, etc.

De allí que esta norma no solo ha sido lesiva para la suerte de los propietarios de los medios de comunicación sino que ha representado una miserable estocada a los principios de la libertad de prensa e información, ha hecho tabla rasa cono ese derecho inmaculado de los peruanos a tener acceso a la información directa de las organizaciones que forman parte del aparato estatal.

Esta norma legal lo que pretende es volver a imponer los criterios dictatoriales aquellos por los cuales se oculta información a la ciudadanía, aquella que maneja los contenidos de manera como mejor le convenga y la que es consciente que los medios estatales no tienen llegada a las masas populares porque sencillamente, estando paramentados con los intereses del gobierno de turno, no son capaces de entregar una información imparcial y transparente.

Sin embargo, pese a que los más connotados constitucionalistas del país, los políticos de las bancadas opositoras, advirtieron a los apristas y fujimoristas del peligro que representaba este proyecto de ley, lo llevaron adelante y consiguieron aprobarlo ante la desazón nacional.

Quienes más han padecido con este régimen vertical y despótico son los medios de comunicación de provincias, han visto reducidos sus ingresos y han debido renunciar a la información clave y elemental de la materia estatal, algo que solo esconde y oculta aquello que deben conocer las mayorías.

Cierto es que cualquier organismo jurisdiccional que revise esta materia lo traerá abajo, como que ya el tribunal constitucional ha escuchado los informes orales de abogados de los gremios periodísticos nacionales que han planteado una acción de amparo contra esta ley y evidentemente se tendrá que derogar en algún momento, pues ello no se hace de inmediato sino que involucra mucho tiempo.

De allí que este 2018 ha sido un año duro y difícil para los medios de comunicación, sigue siendo sumamente complicado y en medio de esta batahola encuentra al “Diario de Chimbote” en un nuevo aniversario, sumando un año más a su ya dilatada trayectoria.

Y es en estas difíciles circunstancias que nos encontramos con un año más de vida, es un momento propicio para echar una mirada hacia atrás y recordar los mejores momentos que nos ha dejado este medio de comunicación.

Hoy después de tres décadas ya podemos decir que “un año más si importa”, que el pequeño pero pujante “Diario de Chimbote” ha consolidado su presencia en nuestra provincia y en la Región y como tal puede festejar en silencio un producto que fue labrado y tallado con mucha sagacidad y perspicacia por un fundador que desde el cielo nos mira y alienta cada día que pasa.

A nuestros lectores les decimos gracias mil por estar siempre allí, a nuestros proveedores y anunciantes les extendemos nuestras congratulaciones por confiar en nuestras páginas y a nuestros periodistas y colaboradores les decimos ¡Feliz 32 Aniversario!, que sean muchos años más de vida.