La semana pasada el Cuarto Juzgado Penal Unipersonal de nuestra ciudad ha condenado a un autodenominado “empresario” del rubro de la construcción a quien le ha impuesto una pena efectiva de cárcel al verificar que se había dedicado a embaucar a humildes familias con el cuento de la “casa propia”.
Se trata de Guillermo Rudy Robles Falla (37) quien no dudaba en falsificar certificados de la Municipalidad Provincial del Santa para obtener los bonos del Fondo Mi Vivienda que sustente el financiamiento de una obra en la que, finalmente, no concluía los trabajos que le encomendaban.
Según consta en la investigación fiscal el sentenciado se encargaba personalmente de realizar las gestiones administrativas para que ciudadanos sean beneficiados con el Programa Fondo Mi Vivienda – Techo Propio, con el objetivo de que se les construyera módulos de vivienda, para lo cual debían acreditar un ahorro del beneficiario en la suma de 750 soles, con el cual posteriormente se desembolsaba a la entidad técnica o empresa constructora una vez concluidos los trabajos.
Para consumar su delito constituyó la empresa Constructora Cablenet del Perú E.I.R.L., en la cual hábilmente colocó a su tío Leoncio Falla Atoche (59) como Gerente General con el objetivo de ser el medio para falsificar certificados de conformidad de obra de edificación de beneficiarios que emitía la Municipalidad Provincial del Santa.
El condenado utilizaba documentos supuestamente emitidos por el Gerente de Desarrollo Urbano de la comuna provincial con la finalidad de obtener los bonos, sin embargo, cuando ellos fueron revisados se advirtió que diferían en números de expedientes asignados a cada certificado, corroborándose con su inexistencia en el sistema de la entidad municipal, siendo los presuntos beneficiarios quienes presentaron un recurso de queja ante el organismo financista de la obra “Techo Propio” debido a que no se terminaron los trabajos y en algunos casos llegaba al extremo de no comprar ni siquiera los materiales.
Inclusive, en el curso de las investigaciones se llegó a determinar, mediante un informe de la Gerencia Legal del Fondo Mi Vivienda que la unidad técnica suspendida pertenecía a los sentenciados, Rudy Falla y su tío Leoncio Falla, por lo cual han sido condenados el primero a dos años de cárcel efectiva y el segundo a dos años de pena condicional además que tener que devolver el dinero que recibieron de los denunciantes, así como una reparación civil de S/10 mil soles en favor del Estado.
La sentencia, justa por donde se le mire, no es un hecho ajeno a los medios de comunicación, por el contrario, durante mucho tiempo nos convertimos en vehículos de traslado de las denuncias de humildes familias que esperaban concretar el sueño de la casa propia, que invirtieron lo poco que tenían con la esperanza que a través de los beneficios que le concedían el programa “Techo Propio”, adscrito al Ministerio de Vivienda, puedan acceder a una vivienda para sus familias.
Y es que este programa de vivienda se hizo y concibió para ayudar a la gente que no puede acceder a una vivienda propia con los pocos recursos que tiene y se estableció el financiamiento de la construcción de ellas a nivel de módulo con la adjudicación de un bono que no se entrega al beneficiario sino a la empresa constructora que se encargaría de realizar las obras civiles.
El esquema es sumamente atractivo, ha generado que muchas familias que vivían en precarias condiciones puedan acceder a la vivienda propia y darles mejores condiciones de vida a sus hijos, empero, en medio de esta promoción de corte social no faltaron aquellos audaces que trataron de aprovecharse de los objetivos altruistas del mismo.
Justamente, fueron los medios de comunicación los que recibieron las quejas de aquellos que lamentablemente se cruzaron con este “empresario” Rudy Robles Falla, quien se presentaba con una supuesta estructura corporativa capaz de acceder a estos bonos y emprender proyectos que hicieron soñar a las humildes familias.
Estas familias agraviadas invirtieron la cuota mínima que les exigía el formato quizás todo el dinero que habían podido ahorrar en años de trabajo, y esperaron pacientemente que el “empresario” llegue con los recursos del bono de vivienda al que tenían acceso y de esta manera ver cristalizado su sueño de la casa propia.
Empero, muchos esperaron en vano, algunos que tuvieron más suerte vieron cómo se comenzaba a levantar algunos ambientes del módulo de vivienda y después la construcción quedó inconclusa, el responsable salía con cada pretexto para dilatar los plazos e impedir que los afectados denuncien porque estaba haciendo la misma jugada ante otras familias.
El “carrousell” se puso al descubierto cuando las continuas denuncias llevaron a los afectados a recurrir al mismo Fondo Mi Vivienda que es el que sustentaba el programa “Techo Propio” y luego de evaluar los documentos que tenían en su poder los denunciantes pudo establecer que existían groseras diferencias entre ellos con los que aparecían en los archivos y sustentaban la entrega de los bonos.
Los números de expedientes que supuestamente había iniciado el empresario en la Municipalidad competente no coincidían con aquellos que aparecían en el bono que se les había adjudicado, pues éste había sido burdamente falsificado por el “empresario” y de esta manera se había quedado con el dinero que se le entregpo para beneficiar a gente pobre que soñaba con una casa propia.
Por ello es que la justicia, lamentablemente después de algunos años, finalmente ha condenado a dicho personaje y lo ha hecho aplicándole una pena de cárcel efectiva en la medida que esos recursos de los cuales se apropió con maniobras dolosas como la falsificación de documentos públicos, estaba destinado a un fin eminentemente social, eran recursos que el estado destinados para ayudar a sectores oprimidos y necesitados, por ello la pena debió ser un tanto más drástica aun, empero, importa un justo castigo para quienes sancionaron su ambición dineraria con el sueño de familias que esperaban contar con una propiedad. Esta gente solo se merece todo el peso de la ley.