Tras una ardua búsqueda y después de los dramáticos llamados de los padres de familia para que se afiance la presencia de la Policía y con su concurso se pueda hallar el cuerpo del menor que fue arrastrado por el río Santa, finalmente, el pasado jueves se encontró su pequeño cuerpo muy cerca del lugar donde se registró la tragedia.
Fueron efectivos de la Comisaría de Chuquicara los que hallaron el pequeño cuerpo cuando flotaba en medio del lodo en el sector conocido como Tablones, a poco menos de una semana de su triste desaparición.
Como se recuerda, Yenli Chihuala Rosso, de solo 12 años de edad, llegó al lecho del río Santa junto a su tío, muy cerca a la comisaría de Chuquicara en donde solían bañarse para paliar el tremendo calor de esta temporada.
Sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, no se percataron que en esta oportunidad y como consecuencia de las intensas lluvias que vienen registrándose en la zona sierra de .la región, el volumen de agua y las corrientes han comenzado a crecer en el afluente, por lo que en estas circunstancias no se suele recomendar que las personas ingresen al río.
Pero aparentemente, el calor pudo mas y los asistentes se mantuvieron en la orilla del cauce para pasar una agradable tarde, empero, de pronto el menor fue arrastrado por una corriente de agua que en cuestión de segundos se lo llevó a pesar de la desesperación de sus familiares que trataron de auxiliarlo sin éxito alguno.
Fue entonces que los familiares solicitaron a los efectivos de la Comisaría de Chuquicara que los apoyen en la búsqueda del menor, sin embargo, procedimientos que fueron tomados de manera absurda al pie de la letra los llevaron a postergar la ayuda, lo que generó la indignación y la protesta de familiares y amigos que llegaron un día después a la misma División Policial para protestar por la indiferencia de los agentes policiales.
Y es que los santeños recordaban que hace poco tiempo la misma Comisaría de Chuquicara había hecho frente a una circunstancia similar cuando uno de sus efectivos en acción de servicio cayó al río y fue arrastrado por las peligrosas corrientes de este afluente, desapareciendo por varios días.
Y en esa oportunidad la Policía Nacional no solo desplazó a un gran número de efectivos y equipos sino hasta un helicóptero para afianzar la búsqueda y poder hallar el cuerpo del agente que, definitivamente, estaba muerto porque fue arrastrado y tragado por las violentas corrientes del río Santa.
Entonces, los lugareños entendían que la desaparición del menor ameritaba el mismo trato, el mismo despliegue de efectivos y una reacción inmediata, no tenían porque esperar las 48 horas como respondieron inicialmente los efectivos policiales cuando los familiares llegaron a solicitar ayuda.
Fue la Municipalidad Provincial la que atendió el dramático llamado de los familiares y desplazó a personal con un dron a efectos de afianzar la búsqueda por aire y poder divisar el pequeño cuerpo y que la familia encuentra la paz de poder sepultar a su pariente desaparecido en trágicas circunstancias.
Afortunadamente, si el término resulta propicio, la Policía respondió a la protesta y desplazó a sus agentes en la búsqueda del menor, caminaron por el larguísimo cauce y su esfuerzo se vio cristalizado el jueves de la semana pasada cuando avistaron los restos en el afluente y lo recuperaron para ser trasladado a la Morgue de Chimbote luego del levantamiento dispuesto por el Ministerio Público, a efectos que se realice la necropsia de ley como corresponde.
Un aciago y triste desenlace para una historia de alegría y diversión que trataban de inscribir los familiares del menor fallecido cuando pretendieron disfrutar una tarde refrescante en las orillas del río santa, empero, lo que debieron tomar en cuenta es las condiciones que existen ahora en los ríos de nuestra costa.
Como santeños y conocedores de los estragos que generan las lluvias en el interior del país, como gente que ha experimentado la furia de los ríos cuando sus cauces se desbordan como consecuencia de la gran cantidad de agua que baja por las quebradas, debieron entender que a estas alturas bañarse en sus orillas representa un peligro latente.
Hay quienes, diestros en la natación y conocedores del mar, suelen desafiar a playas como las de Atahualpa que cuentan con corrientes submarinas que han enlutado a muchísimos hogares, sin embargo, eso es solo desafiar a la muerte y lo mismo ocurre en los ríos.
Si sabemos del peligro que representan los ríos en las temporadas de verano, cuando las lluvias se intensifican en las partes altas y el volumen de agua se incrementa, consecuentemente las corrientes de los ríos se tornan incontrolables, entonces lo más sano y prudente es evitar acercarse a los mismos.
Incluso, los agricultores saben que en estas temporadas sus sembríos corren peligro, algunos optan por colocar defensas y protegen sus cultivos para impedir que un desborde pueda arrasar con decenas de semanas de arduo trabajo, porque nadie puede desafiar a la naturaleza, eso es casi imposible.
De allí que en estos escenarios hay que apelar a la responsabilidad de los familiares que no deberían permitir que menores de edad y nadie de su entorno opte por acercase al río cuando existen corrientes que son sumamente traidoras, cuando existe un incremento del caudal por efecto natural de la estación propia de lluvias en las partes altas.
Seguramente la imposibilidad de poder trasladarse hacia las playas de nuestro litoral lleva a muchos a escoger los ríos, empero, nada puede justificar la exposición al peligro, menos aun cuando se llevan a los niños pues en esos casos los adultos son los llamados a discernir u entender que nuestra primera obligación es protegerlos y alejarlos de cualquier posibilidad de peligro.
Lamentablemente, esto no ha ocurrido en el caso del menor que ha fallecido la semana pasada en el Río Santa y el triste hecho nos debe llevar a reflexionar y tomar este caso como un precedente para que las personas se abstengan de ingresar a los afluentes en tanto que su caudal se mantenga avasallador como ocurre en estos meses de lluvia intensa en la zona sierra. Eso es imperativo.