Editorial

Editorial: ::: VICIOS ESCOLARES :::

¿Saben los padres de familia lo que llevan sus hijos al colegio en el interior de sus mochilas? ¿Serán solo útiles escolares lo que trasladan a los planteles con la intención de compartir con sus compañeros de estudios? ¿Será necesario que se llegue al extremo de disponer la revisión de las mochilas escolares en todos los planteles?

Estas son interrogantes de palpitante actualidad y es evidente que a la primera de ellas, habría que colegir que la mayoría de escolares lleva sus útiles y libros para la jornada diaria conforme a los cursos que les toca atender en sus horarios, empero, existe una minoría que realmente oculta muchas cosas en estos maletines.

Por ejemplo, el Programa “Evasión Cero” de la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote, una cuadrilla de agentes que está permanentemente recorriendo los planteles para evitar la presencia de “vaqueros” en las calles o para disciplinar aquellos casos irregulares que encuentre en el distrito, ha detectado el pasado fin de semana que un escolar del quinto año de secundaria llevaba marihuana entre sus útiles escolares.

Esto ocurrió en la Institución Educativa “República de Yugoslavia”, que se ubica en la urbanización Bruces, en donde el responsable de este programa municipal, Fernando Casanova, solicitó al Director revisar a un estudiante del quinto año “D” y en su presencia se extrajo de la mochila del estudiante dos “pacos” de marihuana” y un encendedor.

El sorprendido Director se limitó a disponer el traslado del estudiante a la dependencia policial correspondiente y dar cuenta de inmediato a los padres del estudiante a efectos que se hagan presentes en la Comisaría para atender esos trámites.

La intervención fue posible porque alguien que vio al alumno que manipulaba este estupefaciente, que lo mostraba o que hacía alarde de tenerlo en su poder, sea un docente, un trabajador u otro alumno, dio cuenta a los responsables del programa “Evasión Cero” de la existencia de esta droga en poder del estudiante.

Y es que lamentablemente, no es la primera vez que los “sabuesos” de “Evasión Cero” han detectado marihuana entre las pertenencias de un alumnos, ya en el mes de diciembre del año pasado, hace solo unos meses, se puso al descubierto a otro estudiante también del quinto año de secundaria en similares circunstancias.

Pero si la memoria no nos traiciona hace solo unos años se registró semejantes hallazgos en el Colegio “República Peruana” de Laderas del Norte, en donde los auxiliares del plantel fueron los que descubrieron a estudiantes manipulando esta misma clase de droga que, infortunadamente, se hace extensiva en el uso de adolescentes que no miden el enorme daño que se están haciendo.

Si estos casos se repiten es evidente que las autoridades no están asumiendo las consecuencias con el tino y acierto que amerita un tema tan delicado como estos, las sanciones tampoco resultan ser efectivas pues aparentemente el estudiante no tiene ya temor cargar estos estupefacientes porque conoce que en antaño no se han merecido sanciones categóricas, como la expulsión o el traslado a un centro de rehabilitación de menores.

Empero, este tema ha generado una mayor inquietud entre las autoridades como consecuencia de los trágicos hechos ocurridos en la capital de la república y que tienen que ver con las cosas indebidas que llevan los alumnos en sus mochilas.

Nos estamos refiriendo a la muerte de un escolar en el Colegio “Trilce” de Villa El Salvador, como consecuencia de un disparo que salió de un arma de fuego que su mejor amigo y compañero de clases había llevado al plantel, luego de haberla sustraído de un cajón en donde la guardaba su padre que es miembro de seguridad.

El irresponsable escolar llevó el arma de fuego y en medio del dictado de clases la extrajo para mostrársela a su compañero, sin conocer que el arma estaba rastrillada, es decir, estaba lista para ser accionada y un leve impulso hizo que se dispare impactando a su compañero sentado a un costado.

Un compañero de clases falleció a poco de llegar a un centro asistencial mientras que otro resultó herido al recibir el proyectil de rebote en la pared. Una tragedia que se hizo presente gracias a la irresponsabilidad de un adolescente que no midió la gravedad de sus actos, que  no fue consciente del peligro que generaba no solo cogiendo un arma de fuego para la cual no está preparado, sino llevándola a su colegio.

Este hecho ha generado una verdadera ola de reacciones de todo nivel, no solo por el hecho que las autoridades judiciales reaccionaron excesivamente enviando al Centro de Rehabilitación de Maranguita al menor responsable del disparo cuando lo que necesita ese muchacho es urgente asistencia psicológica, sino porque deja un antecedente sembrado en el ambiente sobre las cosas que se ocultan en inocentes mochilas escolares.

Por ejemplo, el alcalde de Nuevo Chimbote, Domingo Caldas, se ha reunido con el Director de la UGEL a efectos de evaluar una medida administrativa que obligue la revisión de las mochilas escolares, mientras que su funcionario de “Evasión Cero” ha propuesto la promulgación de una ordenanza municipal que obligue a los directores a tener que revisar lo que llevan los alumnos al colegio.

No creemos que esa sea una medida prudente en este momento, hurgar en las cosas de los estudiantes mellará su propia autoestima y castigará a justos por pecadores, de allí que lo que se impone frente a los acontecimientos que se han registrado en los últimos días, es una reacción de los padres de familia.

Estos hechos son consecuencia de un descontrol y una mala conducción de los padres respecto a los hijos, si alguien tiene que revisar las mochilas de los alumnos esos son los padres de familia, ellos son los que responden por las consecuencias de los actos ilícitos que puedan cometer sus hijos, por ello la responsabilidad se tiene que trasladar inmediatamente al hogar.

Lamentablemente, no todo es color de rosa en un centro educativo, hay vicios escolares que muchos adolescentes llevan desde la calle y se tiene que controlar con medidas inmediatas y efectivas a efectos de cortar el mal desde la raíz. Si es que el descontrol no se detiene en casa, entonces que se haga en el colegio. Esto es imperativo.