Editorial

Editorial: ::: INCÓMODO CONTROL :::

El alcalde provincial Roberto Briceño Franco, apareció rodeado de su gerente municipal y una veintena de funcionarios que ocupan diversas gerencias, encabezando una conferencia de prensa en la que mostró su rechazo y absoluto desacuerdo con las observaciones realizadas por la oficina de control interno y la contraloría regional de Áncash en contra del nombramiento del personal de confianza.

Visible y exageradamente mortificado, el alcalde fustigó a los responsables de la oficina de control interno y demandó que se rectifiquen y corrijan el informe de control, N° 007 que habían emitido y que fue propalado a través de la oficina regional de la contraloría en nuestra ciudad.

Pero el burgomaestre no solo hizo el emplazamiento al ente de control sino que lanzó adjetivos que ponen de manifiesto una carencia de ecuanimidad para enfrentar situaciones que siendo engorrosas resultan siempre manejables dentro de la administración pública o municipal.

Calificar de “figuretismo” o de existir un velado “interés” por parte de los organismos de control, no es lo adecuado cuando se hacen observaciones que tienen un fundamento técnico, cierto o errado, se trata de una observación que se hace en función a los instrumentos de gestión que se encuentran vigentes a la fecha.

Justamente, esta parece ser “la madre del cordero” en esta suerte de confrontación de la comuna provincial con el organismo de control púes los auditores han emitido un pronunciamiento tras revisar los expedientes de cada funcionario y compararlo con el manual de Organización y Funciones del año 2010 que, a decir de la contraloría, es que el que se encuentra vigente a la fecha.

Sin embargo, el gerente municipal y el alcalde han respondido que ha existido una errónea interpretación del organismo de control en la medida que en el municipio el que está vigente es el reglamento de organización y funciones aprobado el 2013, por lo tanto, correspondía haber evaluado a los funcionarios de confianza en función a esa norma y no otra.

Es evidente que ambos organismo no están hablando el mismo idioma, entre MOF y ROF existe una diferencia, empero, en materia técnica de normas de gestión se entiende que la Contraloría es la que conoce estas normativas y las aplica con la finalidad de recomendar, sugerir o influir en los correctivos que se requieren realizar cuando algo no se ha aplicado como corresponde.

Y esta parece ser la parte que no ha advertido o tabulado el alcalde y sus funcionarios en la medida que hablan de desestabilización o de generar caos en una gestión cuando se sabe y se anticipó que esta revisión o verificación era una acción de control que busca ordenar la gestión pública en todos sus niveles y verificar que las designaciones o nombramientos de los funcionarios de confianza se hayan realizado conforme a los parámetros de la ley.

Y en esto ha sido claro el Contralor al señalar que estas observaciones no se traducen en alguna sanción o en la intención de sacar o remplazar a determinados funcionarios, por el contrario, lo que se ha hecho es remitir los resultados de la verificación a los titulares de los pliegos a efectos que dispongan lo pertinente.

No hay que ser un entendido en materia legal para advertir las intenciones de la Contraloría, más aun cuando no se trata de un proceso que pudiera estar dirigido a una determinada entidad como para calificar el acto de verificación  como una pretensión de desestabilizar o generar caos.

Este proceso de verificación en el nombramiento de los funcionarios de confianza se realiza a nivel nacional, se dio a conocer a través de los medios de comunicación cuáles eran los objetivos y los plazos que se había establecido para cada una de las intervenciones del personal de control. Se ha realizado a través de las oficinas de control interno que a la fecha se encuentran desligadas de las entidades públicas y dependen directamente de la Contraloría General.

El mensaje que, al parecer, aun no entienden muchos alcaldes y funcionarios es que se tienen que adecuar a la ley Servir, esto se dijo desde el mes de diciembre pasado cuando se realizaban las transferencias de cargos, se señaló que la primera tarea que tenían las nuevas autoridades ediles y regionales es actualizar sus instrumentos de gestión y uno de ellos es nada menos que el Manual de Organización y funciones que se encuentren desactualizados, más aun cuando la ley servir lo que hizo es dejar sin efecto todos aquellos que estuvieron vigentes hasta el año 2014.

Lamentablemente, ninguna de las autoridades entrantes se dieron el trabajo se realizar esta tarea, por ello ahora se encuentran en medio de estas observaciones de índole técnico que hace la Contraloría y que ha generado incomprensibles reacciones.

Hay que llamar al orden a los funcionarios ediles en la medida que un informe de control no se responde con un rechazo o un emplazamiento a que se corrija, por el contrario, los funcionarios están llamados a aplicar los correctivos y de esta manera cumplen con la normatividad.

No solo el Municipio Provincial ha advertido que la Contraloría habría incurrido en un error, también ocurre en el Gobierno regional de Ancash en donde se ha observado la contratación en exceso de personal de confianza en virtud que la cifra se mide en proporción al número de trabajadores, sin embargo, en Huaraz consideran que ese porcentaje se debe obtener de todos los trabajadores de las reparticiones regionales y no solo con los que laboran en la sede central de Huaraz.

Se trata de un argumento que solo busca que justificar una actuación que no se encuadra dentro de la legalidad, de allí que lejos de estar lanzando dardos y patadas al aire, lo que se tiene que hacer es ponerse a trabajar en la regulación de las normas, generar acercamientos con los funcionarios de control, y demandar orientación respecto a este tema. Nadie tiene porque estar buscando pelearse cuando no existe un contrincante, es cierto que el control es incómodo pero tiene que asumirse y responderse con la altura y la capacidad que ameritan los cargos. Esperemos que este sobresalto generado por el control en el nombramiento de los funcionarios de confianza se encarrile por la senda que le corresponde y se superen estas diferencias.