Editorial

Editorial: ::: MAL DE SIEMPRE :::

Lo que el pasado lunes 12 parecía un eventual desborde por el incremento de las aguas de filtración en las lagunas de Villa María, a un costado del P.J. Tres de Octubre, se convertiría un día después en un enorme y pernicioso aniego que sacó de sus escritorios a muchos funcionarios y autoridades.

En realidad ha sido una gran inundación que terminó afectando muchos inmuebles y negocios del P.J. Primero de Mayo como consecuencia de una sorpresiva avenida de aguas de regadío que se encontró con un obstáculo insalvable y solo encontró la salida hacia la avenida Pardo y terminó convirtiendo la zona en una enorme piscina.

Los vehículos padecieron para poder pasar por esta vía, muchos que carecían de guardafangos quedaron varados porque el motor se les apagó y había que esperar la asistencia de bomberos y serenos que sacaron como pudieron esos vehículos.

Habitualmente, estas inundaciones se producen como consecuencia del aumento de los remanentes de agua que bajan de la zona agrícola de Tangay y que tiene un dren por la parte alta del P.J. Tres de Octubre que desemboca en el cauce del río lacramarca.

Cuando este dren colapsa entonces las aguas invaden la pista de la avenida Pardo, eso es lo que todos pensaban que había incurrido una vez más, sin embargo, la presencia de personal de la Municipalidad Distrital de Nuevo Chimbote, Defensa Civil, y de la Junta de Regantes, establecieron que el problema se había registrado en los ductos que se encuentran debajo de la avenida pardo y que permiten que los excedentes de agua circulen hacia el otro extremo de la laguna y se pierdan poco a poco en el mar.

El personal debió trabajar intensamente para romper el pavimento y poder limpiar los ductos que se encuentran totalmente acolmatados porque no existe una entidad que se encargue de darles mantenimiento, ellos se encuentran así por años y en algún momento tienen que colapsar

De allí que las diversas entidades comenzaron a señalarse con el dedo acusador como responsables de esta nueva inundación, unos señalaban a la junta de regantes, otros señalaban a defensa civil, algunos consideran que es Sedachimbote o el sector agricultura el que debe realizar el mantenimiento a las tuberías, lo cierto es que el resultado era uno solo y lo estaban pagando los propietarios de los inmuebles y de los negocios que se vieron afectados con los aniegos en sus propiedades.

De la misma manera, la carpeta asfáltica de la avenida Pardo que ha sido mejorada hace solo unos meses, se vio perjudicada porque la presencia de agua en exceso suele carcomer el asfalto y perjudicar a los choferes.

Lo que no se puede soslayar es que no es un tema nuevo, las inundaciones en el distrito de Nuevo Chimbote se han advertido hace mucho tiempo, la diferencia es que la zona de colapso solía registrarse en las partes más altas e inundaba la avenida Brasil y aledaños.

Sin embargo, este problema del dren que arrastra las aguas de regadío de Tangay, los Álamos, etc, se remonta a muchos años atrás y es similar a otro que lleva las mismas aguas por el costado de la urbanización Bruces y ha generado serios problemas, por ejemplo, en el A.H. Los Geranios, en donde suele desbordarse.

Este problema nos trae a la memoria los serios estragos que generaba en el centro de Chimbote un dren que arrastraba las aguas excedentes de regadío del sector de La Campiña por una enorme acequia ubicada en la avenida Aviación, una antigua infraestructura que solía generar desbordes cuando se atoraba en la misma zona de Miramar cuando se obstruía con los fuertes oleajes.

Los problemas fueron tan serios que obligaron a las autoridades a reunirse y tomar medidas conjuntas en aras de una alternativa y ella pasaba por clausurar este dren y derivarlo hacia otras instalaciones del subsuelo como las que atraviesan por el jirón amazonas, con lo cual se evitaría que los desbordes lleguen al centro de la ciudad.

En esa ocasión, como seguramente ocurre ahora, las diversas entidades alegaban que no podían hacer nada por carencias presupuestales, se advertía que la solución de esta contingencia requería de la inversión de fuertes sumas de dinero que, por entonces, no se tenía, sin embargo, el temperamento decía que había que encontrar la manera de poner coto a una situación que generaba serios problemas a la población.

Y, finalmente, así se hizo, se convocó a todos los organismos técnicos que cuentan con cuadros profesionales capaces de delinear un proyecto que termine con las inundaciones, que tengan la suficiente capacidad como para analizar el problema, reconocer la zona de conflicto y proponer las mejores alternativas para sacar los excedentes de agua por otro lugar en los que no ponga en riesgo la integridad personal y patrimonio del distrito sureño.

Algo similar se tiene que hacer y de una buena vez, las autoridades deben recordar la emergencia que generó las inundaciones provocadas por las aguas de infiltración en la zona de Atahualpa por el riego indiscriminado de los invasores de las partes altas de Nepeña, en esa oportunidad los bolsones que se establecieron en las pampas de Atahualpa pusieron en serio riesgo la carretera Panamericana Norte y hubo la necesidad de desarrollar un proyecto de gran envergadura¿, un dren que canalice las aguas del subsuelo a las playas de la zona.

La emergencia generada en la avenida Pardo debe motivar a las autoridades sureñas a plantear de una buena vez una solución definitiva al problema, no hay que esperar que se registren daños más serios, recordemos que en la última temporada de lluvias, en marzo del año pasado y en la emergencia del Niño costero del año anterior las inundaciones en ese mismo sector fueron bastante considerables.

No hay que esperar a que se presente una emergencia más grave, no se tiene que esperar que se registre alguna desgracia, no podemos esperar que exista alguna victima que lamentar para adoptar soluciones a este grave problema, por el contrario, es momento de hace frente a un mal de siempre, los continuos desbordes e inundaciones que se generan por la desidia e indiferencia de los mismos actores de siempre, los regantes, los drenes colapsados, las tuberías obstruidas y la falta absoluta de mantenimiento. Ojalá que con esta última inundación despierten y consoliden medidas definitivas.