Para nadie es un secreto que la situación por la que atraviesan los inmigrantes venezolanos en nuestra ciudad es sumamente difícil y complicada, con mayor razón aun porque tienen que cargar la pesada mochila del descrédito que representa para ellos el accionar delincuencial de compatriotas que los dejan muy mal ante los potenciales empleadores a los cuales recurren.
Los vecinos del norte han apelado al sub empleo, se dedican a toda clase de actividades informales con la finalidad de poder sostener su permanencia en nuestra ciudad y asumen este escenario de la mejor manera y hacen hasta lo indecible porque sus documentos queden en regla para poder acceder a mejores empleos.
Sin embargo, en medio de esta difícil contingencia se han presentado casos dramáticos de inmigrantes que han debido hacer frente a la adversidad y no han podido superarla, como el caso del joven trabajador del muelle artesanal que la semana pasada falleció sin apoyo y en la mendicidad.
Este caso del joven identificado como José Méndez Méndez, quien falleció por enfermedad, y, con el apoyo de los vecinos y sus compañeros de trabajo del muelle artesanal de Chimbote, fue velado en la vía pública.
La prensa recogió este dramático caso y pudo conocer de quienes los apoyaban que el fallecido solo tenía un hermano con quien estaba en la ciudad de Chimbote desde hace algún tiempo trabajando en actividades eventuales, ambos se dedicaban a hacer trabajos de construcción y también en el muelle artesanal de Chimbote.
Sin embargo, el joven fallecido sufría de los bronquios, y ante el clima adverso, la falta de atención médica y de dinero para adquirir medicinas, su salud se fue diezmando hasta fallecer como consecuencia de una neumonía.
Los vecinos y compañeros de trabajo, pidieron una colecta, logrando comprar un cajón para poder velarlo frente al desembarcadero artesanal de Chimbote y poder ser enterrado, aunque sea en el cementerio abierto de San Pedro.
Los trabajadores del muelle artesanal agradecieron también a los trabajadores de la municipalidad, que colaboraron con una colecta voluntaria, sumado a la colecta de sus compañeros con lo que se pudo adquirir el cajón para poder ser sepultado.
Realmente el cuadro que se observó en la parte exterior del muelle artesanal fue sumamente dramático, es el fiel reflejo de las difíciles condiciones en las que se encuentran muchos de estos jóvenes que se han visto obligados a dejar su tierra, se han alejado de las condiciones mucho más miserables en las que vivían en Venezuela, en donde un régimen dictatorial mantiene en la miseria a las mayorías y por ello hemos visto por las pantallas de la televisión un éxodo masivo no solo al Perú sino a países vecinos en donde deben atravesar circunstancia similares.
Cierto es que la situación económica en el país, las complicaciones que viene dejando el panorama político de absoluta inestabilidad, con cambios de gabinete, la disolución del congreso, no permite que haya mejoras como para sostener una presencia masiva de ciudadanos venezolanos y por ello se las tienen que arreglar como pueden.
Seguramente el caso de José Méndez no es el único, existen varios compatriotas suyos que se han visto empujados a mendigar en las calles, jóvenes mujeres que han llegado con niños pequeños en los brazos y que deben conciliar su deber de madres con el trabajo informal en las calles, vendiendo y ofreciendo toda clase de productos.
Hace solo unos días se ha conocido que la Fiscalía de Prevención del Delito y la Defensoría de Pueblo han debido intervenir en los casos de mujeres que están vendiendo en las calles con sus ñiños menores de dos años, exponiéndolos de manera riesgosa a alguna enfermedad o el mismo clima que se mantiene frígido a pesar que la estación nos dice que ya deberíamos tener otras condiciones.
Lo cierto es que la situación de los venezolanos no es la mejor, no solo deben hacer frente a las carencias sino a la intolerancia de quienes no aceptan los actos de violencia y criminalidad en la que se vieron envueltos sus compatriotas, empero, en medio de este clima adverso han recibido la mano solidaria de trabajadores del muelle artesanal y de la municipalidad que han reunido colectas para darle cristiana sepultura a uno de los migrantes que perdió la vida minado en su salud. Esa es para ellos una esperanza que, al margen de las incomprensiones, siempre habrá una mano amiga que los auxilie.
SIN VACILACIONES
Un juzgado colegiado de la Corte del Santa ha condenado a 10 años de prisión a un sujeto que estaba extorsionando a un empresario al cual golpeó por el hecho que no le entregara el cupo que le venía exigiendo, provocándole la fractura del tabique nasal.
La sentencia involucra a Elvis Julio Pajuelo Pinche, un sujeto que merodeaba al empresario que se encontraba a cargo de los trabajos de mantenimiento en el Colegio “las Delicias” de Nuevo Chimbote, hasta donde llegó para amenazarlo con agredirlo en caso no le haga entrega de la suma de cinco mil soles.
En la medida que el agraviado se negó reiteradamente a entregarle dinero alguno, por el contrario, le ofrecía al sujeto trabajo para que se gane el dinero de manera decente, éste se indignó y lo agredió, reventándole el tabique nasal, razón por la cual debió ser trasladado a un nosocomio.
Frente a los actos de violencia que generó el investigado, los magistrados aceptaron la pena solicitada por el representante del Ministerio Público y decidieron condenar a Pajuelo Pinche a 10 años de pena de prisión, teniendo en cuenta la gravedad del delito.
Es preciso destacar la condena impuesta por la justicia en la medida que sujetos como Pajuelo Pinche abundan por las calles, se trata de maleantes que ganados por el ocio y el vicio, lo que hacen es buscar a los empresarios para exigirle el pago de cupos y ellos deben ser rechazados en la medida que basta que se acepte entregarles dinero una sola vez para que los persigan una y otra vez en el entendido que su política se sustenta en el miedo y temor, y, si el sujeto ya pagó una vez están convencidos que lo hará de manera permanente
De allí que es plausible que el agraviado no solo haya negado el pago del cupo sino que haya denunciado estos hechos y encuentre justicia en jueces que son lo suficientemente valientes como para enviar a la cárcel a estos sujetos que no tienen oficio ni beneficio. Contra esta gente se tiene que actuar sin vacilaciones