De la mano con la decisión del gobierno de ampliar el aislamiento obligatorio hasta el próximo 24 de mayo, las autoridades de Chimbote tomaron sendos acuerdos que buscan desvirtuar el insensato congestionamiento en las calles y el tránsito innecesario de peatones como se ha observado hasta el momento.
Reunidos el gerente municipal, el subprefecto de la provincia, el jefe de la División Policial y representantes de instituciones de la sociedad civil, llegaron a la conclusión de endurecer el régimen de circulación por las calles de la ciudad, no solo en el que respecta a los peatones sino, esencialmente, a los vehículos.
En ese sentido, se ha decidido suspender desde el día de hoy lunes el tráfico de taxis y colectivos, los cuales hasta la fecha han podido circular con autorización de la comuna provincial a efectos de facilitar el transporte de aquellos trabajadores que pertenecen a empresas que están permitidas de operar en la cuarentena.
Sin embargo, aun cuando se busca facilitar las cosas a un sector de la población, existe gente que ha aprovechado la presencia de los autos de servicio publico para salir sin necesidad o urgencia para hacerlo, contribuyendo de esta manera a propagar el virus por Chimbote y convertirlo en foco infeccioso.
Los propios choferes de las unidades autorizadas no han respetado los acuerdos que se arribaron en el sentido que solo podrían circular llevando a tres pasajeros, buscando de alguna manera mantener la distancia que evite un contagio, tampoco han cumplido con llevar los materiales de prevención como mascarillas o desinfectantes, al margen que otros transportistas se infiltraron sin autorización, por lo que no ha quedado otro camino que suspender su circulación bajo pena de multa.
De allí que las autoridades han considerado que el transporte deberá garantizarse con el desplazamiento de microbuses, combis, minivan y custer, los cuales solo podrán trasladar hasta el 50% de su capacidad, siempre con el objetivo de guardar la distancia entre la gente que tomará estas unidades.
Además de ello, entendiendo que una de las causas para el desmesurado incremento de casos positivos y, por ende, de fallecidos por el COVID 19, ha sido el congestionamiento y la tugurización de los puestos en los mercados, las autoridades decidieron establecer un cerco epidemiológico en el P.J. El Progreso, zona considerada como de alto nivel de contagio en la ciudad, según los reportes que se han obtenido de las autoridades de salud.
Este cerco epidemiológico implica la restricción total del comercio formal e informal en toda esta zona y para ello se ha dispuesto el traslado de contingente de la Policía nacional y del Serenazgo municipal a efectos de impedir que el comercio convoque a miles de personas que lo único que han conseguido en las últimas semanas es a incrementar las cifras de contagiados.
Cierto que se trata de una medida radical y rigurosa, empero, habría que tomarla, más aun cuando nuestra ciudad ya había sido mencionada como una de las que quedaría al margen en caso se hubiese decretado un levantamiento restringido de la cuarentena nacional y ello obedece al alto índice de contagios y letalidad en nuestra región, considerada la quinta con mayor casos positivos en el país.
Desde el fin de semana la prensa ha sido testigo del endurecimiento de las medidas restrictivas, los controles policiales a la circulación de vehículos han sido más estrictos, ya no pasan de norte a aquellos vehículos que no estén autorizados y por ello es que se ha apelado al trasbordo de pasajeros.
Si la gente no entiende por las buenas tendrá que ser por la fuerza, urge en este momento una necesaria rigurosidad, muchas han acusado a las autoridades de no aplicar mano dura cuando se observaron los congestionamientos, todo indica que ha llegado el momento de aplicar la ley en defensa de la vida.