Editorial

Editorial: ::: CRITICA SITUACION :::

Las alertas se encendieron en nuestra redacción en lo que parecía ser una tranquila tarde dominical, pues de pronto se anunciaba que el gobernador de Ancash, Juan Carlos Morillo Ulloa, fue internado en el hospital III de Essalud, con un cuadro patológico que si bien era estable no dejaba de ser preocupante.

Las primeras noticias señalaban que la máxima autoridad regional fue llevado al hospital III de Essalud, en laderas del norte, con un cuadro de dificultad respiratoria y un cuadro febril que no generaba una emergencia, empero, por precaución fue internado por los galenos que lo revisaron.

El solo hecho que haya sido trasladado por sus familiares y colaboradores a Laderas del norte, nos advertía a los periodistas que podría tratarse de un cuadro de gravedad pues así está establecido en el mecanismo de trabajo de esta entidad que tiene el hospital temporal ubicado en el estadio “Centenario”.

Sin embargo, las mismas fuentes de la institución señalaron que el estado del Gobernador era estable, no había que preocuparse en la medida que su saturación estaba dentro del rango normal, empero, la autoridad había recibido un tratamiento el año pasado y por ello sus familiares solicitaron lo revisen teniendo en cuenta que el mal que acecha al mundo suele ser muy ofensivo cuando no encuentra muchas defensas en el cuerpo.

Una preocupación absolutamente pertinente y que dio lugar a su inicial internamiento y la intervención de la Asociación Nacional de Gobiernos Regionales, cuyo titular, el presidente regional de Cajamarca Mesías Guevara, hizo gestiones al más alto nivel de gobierno para que se realice el traslado del paciente a la capital de la república.

Debemos tener en cuenta que el gobernador es integrante de la junta directiva de la asociación nacional de gobierno regionales, de allí que es obvio que el titular de esta entidad muestre su inquietud y haya gestionado el traslado del gobernador de Ancash a la capital de la república, como se hizo la noche del domingo.

De allí que resultan absurdas y malitencionadas las afirmaciones que circulan en redes sociales acusando un supuesto privilegio en la atención brindada al gobernador en comparación a la que recibe cualquier mortal, pues para ello existen investiduras y las gestiones no las hizo la propia autoridad sino el organismo al cual pertenece.

Lo importante es que se tome atención a la situación de nuestra región frente a este imponderable, pues no debe olvidarse que el gobernador Juan Carlos Morillo es quien está a la cabeza de las acciones de lucha contra el covid 19 desde que se puso en marcha esta emergencia nacional.

De allí que su ausencia representará un bache en los lineamientos que se había trazado la región, aun cuando esto no signifique que los planes se vienen abajo, de ninguna manera, para ello la organización regiomal cuenta con funcionarios que remplazan las funciones de cada quien y en el caso de la región Ancash el comando Covid tiene sus atribuciones bastante definidas.

Sin embargo, como ocurre en un hogar, en donde la pieza clave e importante resulta siendo el jefe de familia, en una empresa lo es el gerente y en una institución el presidente de directorio, en el caso de una región el gobernador es el jefe del ente ejecutor y como tal la enfermedad del ingeniero Morillo siempre será un bajón en este aspecto.

Afortunadamente, los médicos han señalado que el grado de lesión o de avance de la enfermedad en el caso del gobernador es controlable, el estado en el que ha sido trasladado a la capital de la república no es grave y menos severo, sino de precaución y de mucha cautela, al parecer, por algún antecedente médico que arrastraría.

De allí que los médicos que los han evaluado señalaron que su descanso debería ser del orden de los siete a diez días, por lo que su reincorporación será solo cuestión de días, por lo que la inestabilidad en el manejo de la región no es un riesgo.

Empero, al margen de estas disquisiciones, lo importante es la salud del gobernador, eso es lo que preocupa a los ancashinos porque las cabezas de la lucha contra el asesino invisible deben siempre dar muestra de vigorosidad y lucha permanente. Confiamos que el ingeniero Morillo podrá superar rápidamente este trance y se ponga nuevamente al frente de la titánica lucha que se libra contra el nuevo coronavirus. Desde aquí le deseamos pronta mejoría.