El estado de salud del gobernador regional de Ancash, Juan Carlos Morillo Ulloa, se ha agudizado y con ello se han afianzado las especulaciones en torno a la forma como se espera conducir la región en estos días que, inevitablemente, ha quedado al margen de sus funciones.
En realidad no debería ser así, empero, las últimas informaciones que han llegado de la capital de la república han generado comentarios indebidos y desubicados por parte de personas que responden a los grupos de detractores que tiene el titular de Ancash, los cuales, a la sazón, se han multiplicado en los últimos meses.
Y es que el consejo regional de Ancash se preparaba el día de ayer a debatir el pedido de licencia por razones de salud que ha planteado la administración regional, petición que responde a lo estipulado por la ley y que cuenta con los mecanismos que dispone la transición que sugiere esta contingencia en la marcha regional.
Cuando escribimos este comentario aun no nos llega información de lo que ha ocurrido en esta sesión, empero, lo que si preocupaba es que existan pedidos desenfocados o maliciosamente extralimitados que exponen la estabilidad de nuestra región.
Ellos están relacionados en la pretensiones de ciertos sectores por decretar una suspensión y hasta una vacancia del cargo, lo cual es sencillamente absurdo y estrafalario en la medida que no responden al mínimo resquicio de la legislación de la materia.
Y es que la ley señala que los casos de vacancia, entre otros factores, se consolidan cuando existe una causa de Incapacidad física o mental permanente debidamente acreditada, lo que quiere decir que no se adecúa a la actual situación que presenta el gobernador de Ancash, es una necedad pretender demandar una causal como esta.
Sin embargo, esta incapacidad con la cual se quiere asimilar a la enfermedad que enfrenta el gobernador, se califica como temporal en los casos de suspensión del cargo y todo indica que los enemigos del gobernador apuntan a esta coyuntura.
Empero, cuando la ley orgánica en su art. 31 inc. 1 se refiere a la incapacidad temporal, hace alusión a un estado de salud u otro del gobernante que requiere de un periodo de atención superior a los 45 días que es el periodo máximo que autoriza la misma ley orgánica en los casos de licencia autorizada por el consejo regional.
De tal suerte que un cuadro de enfermedad viral, como el que presenta el Gobernador, no justifica una medida extrema, mas aun cuando no existe un informe médico que pueda aseverar que la autoridad regional presente un mal que lo incapacite por un periodo largo que vaya más allá de los 3 meses.
Por la sola naturaleza de la enfermedad, se presume que el tratamiento que se le brindará al gobernador no va más allá de los 30 días, tal como ha ocurrido con los miles de pacientes que ya pasaron por los hospitales a consecuencia de esta enfermedad que viene causando estragos en todo el mundo.
Hay que tener en cuenta que cuando el Gobernador fue trasladado a la capital de la república no existía indicio alguno de un cuadro severo a causa de la enfermedad, por el contrario, el solo hecho que se haya desplazado por sus propios medios indicaba que su retorno seria solo cuestión de algunos días.
Por ello en ese momento ni siquiera se había deslizado la posibilidad de solicitar una licencia por razones de salud, empero, a la luz de los últimos informes se hace necesario regularizar legalmente la ausencia perentoria del gobernador al frente del cargo.
En tal sentido, este escenario se encuadra en lo que establece el art. 45 de la ley orgánica de gobiernos regionales que a la letra establece “El Vicepresidente Regional reemplaza al Presidente Regional en casos de licencia concedida por el Consejo Regional, que no puede superar los 45 días naturales al año, por ausencia o impedimento temporal…”
Mas claro ni el agua, inclusive, este dispositivo precisa que el vicepresidente regional solo atenderá las funciones de coordinación que le delegue el gobernador regional, por lo tanto, esperemos que el consejo regional deje de lado posiciones impertinentes o disociadores, y, en este momento de tensión y preocupación por el que atraviesan los ancashinos, determine las licencias del caso y permita que el gobernador pueda ser convenientemente atendido y retorne a sus funciones en tanto se recupere del difícil momento por que el que pasa. No hay porque saltar tanto cuando el piso esta parejo.