El rugido de maquinaria pesada en horas de la madrugada de anteayer domingo despertó a muchos pobladores del Barrio El Progreso quienes, a diferencia de cualquier otro vecino de Chimbote, ya se imaginaban cual era el origen de ese conglomerado de máquinas y operarios en las calles de su jurisdicción.
En efecto, se había iniciado el trabajo de demolición de puestos en el mercado Progreso, consolidando el proceso de reubicación que ha dispuesto la Municipalidad y la liberación de este predio para los efectos de llevar adelante la construcción del futuro Hospital de nivel II para beneficio de los pobladores de todos los pueblos a la redonda.
La comuna provincial dispuso anteayer domingo la demolición de los 25 puestos de este mercado cuyos conductores, durante muchos años y con la pasividad de autoridades de entonces, construyeron en áreas públicas, hicieron tabla rasa de la ley y se apoderaron hasta de los tramos que corresponden a la comunidad.
Pero esto es solo la primera parte de la intervención de la Municipalidad Provincial, pues responde a un largo proceso de ejecución coactiva que ha determinado que la ocupación ilegal de estas áreas debería concluir en el retiro voluntario o compulsivo de esos puestos.
Empero, la acción edil es total, es decir que busca que derribar todos los puestos de este antiguo centro de abastos porque se trata de terrenos que están destinados a áreas para servicios de salud, consecuentemente, los comerciantes no pueden retornar a los mismos, aun cuando han iniciado acciones judiciales para impedir el accionar de la comuna.
Ya el Poder Judicial ha desestimado la acción de amparo planteada por los comerciantes que se resisten a salir de este lugar y han apelado la sentencia expedida por el juez civil, por lo que habrá que esperar el pronunciamiento de la instancia superior para los efectos de continuar con este proceso que ya no tiene marcha atrás.
Empero, lo que hay que incidir es que este proceso de reubicación y demolición del mercado Progreso no solo responde a una decisión de la comuna provincial, no es un capricho del alcalde como trata de hacer creer la dirigencia rebelde y los comunicadores que se prestan a ello, por el contrario, se trata de la voluntad expresa y manifiesta de toda la ciudad, de la exigencia de todas las autoridades de la provincia que entienden que esto es imprescindible a efectos que la ciudad cuente con mejores servicios de salud.
La construcción del hospital El Progreso no es una decisión de la Municipalidad, es la voluntad de los moradores del barrio El Progreso que formaron un comité pro construcción del futuro nosocomio en el terreno donde funciona la posta de salud, ellos advirtieron que su establecimiento sanitario había colapsado y demandaron al Ministerio de Salud la edificación de un hospital con mejores servicios y teniendo en cuenta el crecimiento poblacional en esa zona.
El PRONIS recogió ese pedido luego de comprobar que., efectivamente, se hacía imprescindible implementar un nosocomio en esa parte de la ciudad, consecuentemente, había que tomarse las medidas necesarias en razón que la ley prohíbe que se pueda levantar un hospital con un mercado al costado por razón de higiene.
Lo demás es por todos conocidos, empero, en los últimos días este proceso ha sido materia de cuestionamientos y se ha revelado que el PRONIS había dado marcha atrás demandando al Municipio que evalúe la posibilidad de ejecutar la obra en dos terrenos propuestos por los comerciantes a efectos que no existan conflictos que perjudiquen la inversión.
Llama poderosamente la atención que el PRONIS, que es un organismo que ha participado en todas las gestiones para la construcción del hospital, pueda hacer esta atingencia que haría vacilar todo el proceso, es mucho más absurdo cuando el Subprefecto de la provincia ha señalado que los funcionarios del Ministerio de Salud no realizan reuniones presenciales y no se había tocado este tema al más alto nivel.
Es evidente que allí hay gato encerrado, existen groseras contradicciones que no encajan y tal parece que se manipularon documentos para tratar de desvirtuar las acciones de la municipalidad. El inicio de la demolición debió hacerse 48 horas después de haber efectuado la demolición de las veredas, es decir, hace dos semanas, empero, la autoridad edil decidió darles más tiempo a los comerciantes, pero no hay marcha atrás, cuando el progreso de la ciudad y la salud de la población está de por medio, no hay peros que valgan.