Sepa cómo reconocerlos
Carencia de amor propio, poca o nula empatía hacia los demás y una pobre tolerancia al rechazo son algunas de las características más evidentes de los acosadores sexuales, explicó hoy la psiquiatra y psicoterapeuta María Teresa Rivera.
La experta del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi advirtió que el 95% de las víctimas de los acosadores son mujeres, las que dijo, tienen derecho a denunciar estos casos y saber reconocer a dichas personas.
“El acosador es alguien que está vigilando o asediando a otra persona sin que ésta lo consienta. Puede ser de manera presencial, virtual o por otros medios; y cuando tiene una naturaleza sexual en busca de su placer se denomina acoso sexual”, apuntó Rivera a la agencia Andina.
Dijo que en los últimos tiempos se ha incrementado el acoso sexual por medios digitales debido a que allí es posible esconderse detrás de una falsa identidad y evitar así las sanciones. En el Perú esta conducta es considerada un delito y se castiga con penas de cárcel de 3 a 5 años y hasta 8 años si la víctima tiene entre 14 y 18 años o está en condición de subordinación.
Al explicar las características de los acosadores sexuales, la experta mencionó que son personas con escasas herramientas para manejar el estrés o situaciones de conflicto, tienen poca tolerancia al rechazo o a recibir las opiniones de otros, carecen de amor propio y casi siempre son inseguros o con una autoestima deteriorada.
También son narcisistas, fríos, calculadores, con poca o nula empatía y suelen ser muy hábiles para convencer, seducir o chantajear. “Tratan de sacar provecho de su situación de poder en la que se encuentran y son tan hábiles para convencer que en ocasiones la víctima puede callar o hasta sentirse culpable”.
Advirtió que si bien pueden haber casos de acosadores sexuales con problemas mentales graves, esto no sucede en la mayoría de los casos. “Menos del 5% presenta trastornos mentales graves, es decir, la gran mayoría no lo tiene, sino que a veces se escudan en estos problemas en un afán de evadir las sanciones”.
Rivera puntualizó que esta conducta ocurre en personas de cualquier estrato social y no tiene raza ni color de piel. “Una persona relativamente exitosa, con una buena posición económica, una pareja y familia también puede ser acosador sexual. ¿Cuál sería su carencia? Tiene un vacío difícil de llenar, no aprendió a autogestionar sus propias necesidades”.
Conductas aprendidas
¿Pero de dónde nace la necesidad de dominar o controlar a la víctima? Rivera sostuvo que, por lo general, son conductas que tienen como base todo lo que pasó en la estructura familiar, donde hay aprendizajes verbales pero también imitación de comportamientos.
“Cuando el niño o la niña derrama la taza de la leche en la mesa y el adulto reacciona golpeando la mesa, gritando o haciendo escándalo por un hecho involuntario, allí el niño está aprendiendo un comportamiento: el de no controlarse. Si los padres no son conscientes de su propia dinámica, es difícil que los hijos tengan conductas adecuadas”, subrayó.
Además, consideró negativo que, aún en estos tiempos, se le diga a los niños o adolescentes que “los hombres no lloran” y que deben reprimir sus emociones ante un hecho que les causa dolor o tristeza.
Otro aspecto negativo en las familias donde se forman acosadores es que no se promueve la igualdad entre hombres y mujeres sino, por el contrario, abunda la creencia de que las mujeres tienen menos valor.
Asimismo, algunos acosadores pueden haber sufrido abuso sexual en su infancia o adolescencia. “Hay una serie de factores, pero siempre está presente la violencia doméstica en el hogar, suelen crecer en familias disfuncionales. No olvidemos que los niños imitan patrones de conducta de las figuras de autoridad de la casa y normalizan dichos comportamientos”.
¿Qué víctimas buscan?
El acosador presenta una personalidad obstinada y por ello busca a víctimas de su preferencia, no siempre personas tímidas como podría creerse.
“Hay mujeres que, podría decirse, tienen carácter fuerte y se saben enfrentar; ellas también pueden ser acosadas. Pero también pueden ser mujeres con mucha timidez. Lo que hay que decir es que, en estos últimos casos, por su forma de ser, no denuncian oportunamente o se quedan calladas”.
¿Qué hacer?
La psicoterapeuta recomendó a las víctimas de los acosadores sexuales denunciar sí o sí porque la ley las ampara. “Tienen derecho a decir que no. Si nosotras no nos cuidamos ¿quién lo hará? Tiene que haber conciencia de la enfermedad, solo así se visibiliza el problema”.
Consideró necesario una política pública de prevención del acoso que no solo involucre al Ministerio de la Mujer, sino a otros sectores como Salud, Justicia, Educación y Economía.
De igual manera, dijo, es imprescindible una educación en igualdad de género y de respeto al otro. “La mayoría de las víctimas son mujeres, personas de la comunidad LGTB o personas que dependen de otras o están en situación de vulnerabilidad. Cuando se ataca a estas personas, allí se demuestra la falta de empatía. Hay mucho que trabajar pero todo comienza en casa”. (Andina)