Editorial

::: JUSTO RECONOCIMIENTO :::

Cada vez que se inicia un nuevo año, las expectativas siempre se concentran en la esperanza de dar un paso adelante, de dar vuelta a la página y dejar atrás todo lo malo que puede haberse acumulado en el año que pasó y tener la firme confianza que todo será mejor.

Una prueba de ello es el advenimiento de este año en el que dejábamos atrás el ejercicio anual mas funestos de los últimos tiempos debido a la pandemia que nos trajo el 2020, los miles de muertos y el desastre en la economía que dejó la lucha contra este mal, con la paralización del aparato productivo por varios meses en gran parte del planeta y con servicios de salud virtualmente colapsados.

Nuestro deseo en diciembre último fue dejar atrás los tristes momentos del año que terminaba y nuestra esperanza estuvo puesta en la llegada de la vacuna, tal como viene ocurriendo en todos los países que esperan inmunizarse y hacer frente con más firmeza a una pandemia que amenaza con extenderse mucho mas sino se actúa con celeridad.

Por ejemplo, en la administración de justicia fijaron sus expectativas en la labor que podría hacer una mujer, una de las magistradas que por años ha mantenido una presencia sólida en la conformación de las salas supremas jurisdiccionales y en la cual depositaron toda su confianza al extremo de convertirla en la primera mujer que dirige el poder judicial en la historia del país.

Se trata de la Dra., Elvia Barrios Alvarado quien el primer día hábil de este año, en la ceremonia de apertura del año judicial, prestó juramento y dio inicio a lo que se considera es una nueva etapa de la judicatura en el país.

Con ella se dieron pasos concretos en el rescate de magistrados que estuvieron esperando su oportunidad, como el caso de la ex Juez Superior de nuestra ciudad, Ángela Cárdenas Salcedo, quien se trasladó al distrito judicial de Lima y allí ha sido promovida como juez suprema provisional para integrar una de las salas más importantes en la administración de justicia, un mérito que se ha labrado con ese esforzado y transparente trabajo que le conocemos quienes hemos visto su desempeño en la labor jurisdiccional.

De la misma manera, en la Corte del Santa el flamante presidente Carlos Maya Espinoza no hizo muchos cambios al iniciarse el año judicial, empero, rescató la presencia de una joven magistrada chimbotana que ha demostrado en su desempeño funcional una destacada labor cuantitativa y cualitativa en los últimos años, por ello la ha promovido a la instancia superior en donde puede rendir mejores resultados para la judicatura.

Nos estamos refiriendo a la Juez Mardeli Carrasco Rosas, quien este año deja los juzgados colegiados de primera instancia y se desempeñará como integrante de la Segunda Sala Penal de apelaciones, una labor que no será nueva para ella porque la realizó con marcada responsabilidad y corrección hace dos años atrás.

La promoción de la Dra. Mardeli Carrasco es una justa reivindicación a quien fuera considerada como una de las mejores jueces de primera instancia, por ello creemos que le deparará mejores resultados a la administración de justicia de la localidad en la sala de revisión que en los juzgados colegiados.

Hay que tener en cuenta que los resultados que muestra la Corte Superior del Santa han sido relievados a nivel nacional, el solo hecho que mantenga una posición firme con uno de los delitos más repudiables, como son los de violación de menores, es un mérito que ha sido reconocido a nivel nacional,

En tal sentido la Corte del Santa ha sido una de las pocas que no ha vacilado al momento de condenar a los depravados y degenerados que se aprovechan de la inocencia de las niñas, ha sido una de las cortes que más ha aplicado la máxima pena de la legislación penal como es la cadena perpetua contra los responsables de esos estupros.

De allí que la presencia de una juez con los pergaminos de la joven letrada Mardeli Carrasco garantiza que la huella de la administración de justicia transparente, idónea y equitativa se mantendrá en nuestra sede judicial. Al margen de cualquier actitud equivocada de alguno de sus miembros, la tarea que cumple nuestra judicatura es hasta el momento sobresaliente.