Increíble pero cierto. Desde su construcción en la década de 1940, la carretera Panamericana sigue siendo hasta hoy una de las principales “calles” de Chimbote. La única diferencia consiste en que a lo largo de 10 kilómetros, es decir a su paso por el centro de la ciudad, esta vía nacional recibe los nombres de avenida Enrique Meiggs y avenida José Gálvez.
Cada 24 horas más de 1,200 camiones de carga pesada y ómnibus interprovinciales se disputan la preferencia de este tramo con otros tantos vehículos menores y de transporte urbano. Hecho que como es de suponer ocasiona una infernal congestión vehicular, la misma que, aunque nos duele reconocer con impotencia, se ha convertido en parte de nuestra rutina diaria.
Mientras otras ciudades del país, inclusive con menor densidad vehicular, han superado hace ya varios años este álgido problema gracias a la habilitación de sus respectivas vías de evitamiento, Chimbote continúa siendo una de las poquísimas ciudades de la costa peruana que todavía no acceden a este beneficio. Todo ello a pesar que, hoy en día, las vías de evitamiento ya no son un lujo sino una necesidad.
Afortunadamente esta semana Pro Vías ha anunciado el inicio de la construcción de la Vía de Evitamiento de Chimbote, hecho que ha generado la consiguiente expectativa de la colectividad. De acuerdo con el proyecto, la vía tendrá un recorrido de 40 kilómetros desde el cruce de Besique hasta la zona de Campo Nuevo en el distrito de Guadalupito, Región La Libertad. Eso quiere decir que, ahora sí, el centro urbano de Chimbote volverá a respirar la seguridad y tranquilidad a la que tiene derecho.
Se sabe que para arribar a este objetico Pro Vías y la concesionaria Autopistas del Norte han tenido que enfrentar una batalla aparte con un grupo de agricultores cuyos predios se encontraban dentro del trazo de la vía. A todos ellos se les ha otorgado una compensación económica por dicha afectación y tal parece que definitivamente es un problema superado. El interés nacional tiene que prevalecer sobre el interés particular siempre que exista de por medio el respectivo justiprecio, y es precisamente lo que ha ocurrido en este caso.
No faltó el intento de una criollada por parte de uno o dos agricultores quienes a pesar de haber sido debidamente compensados, quisieron desconocer el acuerdo a cambio de otra compensación. Por fortuna el diálogo y la razón terminaron por imponerse.
Asimismo queda atrás el mal recuerdo de las falsas expectativas que en más de una oportunidad alentaron algunas autoridades locales. En una de esas ocasiones, el ex alcalde de Nuevo Chimbote Valentín Fernández Bazán llegó al delirio de posar para las cámaras colocando, según él, la “primera piedra” de la vía. Se afirma que tanto él como el encargado de la alcaldía provincial de esa época Julio Cortez Rojas, impulsaron la ampliación del plazo de concesión de la vía de 20 á 25 años, hecho que en todo caso Pro Vías y la concesionaria Autopistas del Norte podrán confirmar o negar, según sea el caso.
Y lo mismo se puede decir de algunos congresistas y actuales candidatos al Congreso quienes en su afán de figuración y de ganar el cielo con avemarías ajenas están presentándose a través de las redes sociales, sin el menor escrúpulo, como “gestores” de la vía.
Creemos que afortunadamente el pueblo de Chimbote ya está curado de tantas falsedades. La vía de evitamiento no tiene nada que ver con la politiquería que tanto daño le ha hecho a Chimbote, por el contrario a la politiquería y a los politiqueros más bien hay que evitarlos.