Apuntes sobre la coyuntura política en desarrollo
Por: VÍCTOR ANDRÉS PONCE (*)
El actual proceso de construcción republicana, que ha acumulado cuatro elecciones sucesivas sin interrupciones y que ha logrado reducir la pobreza como nunca antes en la historia, parece entrar en agonía. Cualquiera sea el desenlace electoral, los sectores políticos y sociales que han animado el proceso político hasta hoy, de una u otra manera, podrían ser desplazados por los extremos de la derecha y de la izquierda.
Luego de la caída del fujimorato se desencadenaron dos décadas de democracia en que un sector de la élite organizó un relato para excluir a otro. De alguna manera las izquierdas democráticas, limeñas, clasemedieras, socialdemócratas, o simplemente caviares, se dieron maña para permanecer en la cúspide del Estado sin organizar partidos ni ganar elecciones. El llamado sector caviar gobernó con Alejandro Toledo, Humala, PPK, Vizcarra y Sagasti.
¿Cómo se las ingenió este sector para llegar al poder sin ganar elecciones? Es incuestionable que hubo una extraordinaria ingeniería política. Al César lo que es del César. La clave de esta estrategia de poder fue el relato. La narrativa que se organizó a través de la Comisión de la Verdad fue amplificada por decenas de oenegés y organizaciones de diferente tipo. De alguna manera esta narrativa influyó en la educación de las nuevas generaciones.
El relato fue la envoltura de una verdadera guerra civil en la que se buscó eliminar cualquier vestigio opositor. Y, efectivamente, así sucedió. Keiko Fujimori no llegó al poder en dos ocasiones, y hoy se escenifica uno de los comicios y cómputo electoral más dramáticos de nuestra historia republicana. Sobre todo considerando las décimas de porcentaje de votos que separan a Pedro Castillo de Perú Libre y Keiko Fujimori de Fuerza Popular.
El relato justificó la guerra contra un sector, porque según éste Alberto Fujimori casi era igual a Abimael Guzmán y porque, finalmente, “las reformas neoliberales” apenas tenían un valor para la sociedad y la economía. De ese pasado no había nada que rescatar, todo debía ser enterrado.
El relato fue tan efectivo que hasta amplios sectores de las clases medias lo asumieron. La principal explicación de la crisis actual es que la antipolítica construida en tres décadas no puede difuminarse en una campaña de semanas para la segunda vuelta.
Pero, ¿cuál es la situación actual? Hoy los beneficiarios del relato que mencionamos no son los llamados sectores caviares y progresistas, sino las corrientes comunistas, colectivistas y maoístas más ortodoxas.
Sorprendentemente, estos sectores que organizaron el relato del cual hoy se beneficia el maoísmo, por ejemplo, creen que pueden dominar las circunstancias y se lanzan a apoyar a Pedro Castillo. Quizá contemplemos un exceso de soberbia en la estrategia para controlar el Estado sin ganar elecciones. Sin embargo, las declaraciones de Vladimir Cerrón y del ala dura de Perú Libre, y los silencios adrede del profesor Pedro Castillo, nos indican que, de una u otra manera, no solo agoniza el sistema republicano sino que el sector caviar puede ser aplastado.
Por todas estas consideraciones, no es exagerado sostener que estamos llegando al fin de la llamada república caviar. Un fin que sobreviene de esa imposibilidad de reconocer posibilidades en el adversario, de pactar con el rival, a tal extremo que se prefiere al verdugo de mañana.
Sin embargo, nada está dicho en la actual coyuntura. Como nuestros héroes, pelearemos hasta quemar el último cartucho. Es decir, hasta contar el último de los votos a favor de la libertad. Al final, ganaremos.
(*) Director de El Montonero (www.elmontonero.com.pe)