MUCHO PLAZO
El próximo mes de agosto se sellará la suerte del gobernador Waldo Ríos Salcedo, en el proceso inmediato que se ha iniciado en su contra en la ciudad de Huaraz por delito de abuso de autoridad, en la modalidad de nombramiento ilegal en cargo público y delito contra la fe pública. Ello porque la Juez que instaló y llevó adelante el proceso, habiendo avanzado el control formal y sustancial del requerimiento acusatorio y tras haber desestimado las articulaciones de la defensa del gobernador como fue una excepción de improcedencia de acción y un pedido de sobreseimiento, estaba a punto de iniciar el juicio oral, sin embargo, a pedido de Waldo Ríos por razones de salud, tras haberse realizado una audiencia por espacio de cinco horas, decidió postergarla. Todo estaba bien hasta que la magistrada señaló la fecha de audiencia para el día 03 de agosto, es decir más de 15 días después, lo que parece ser un error. Los juicios comunes una vez que se instalan deben postergarse hasta no menos del octavo día con riesgo a quebrare, en los procesos inmediatos, por su propia naturaleza, la postergación no debería darse después de los dos días. Parece que allí hay un error, empero, en el audio que hemos podido escuchar se advierte que la juez hace alusión a la sobre carga procesal de los juzgados unipersonales, pues tal como ocurre en Chimbote estos Juzgados se han instalado sobre los juzgados unipersonales que deben atender también su carga procesal común, entonces, hay un momento en no encuentran ni siquiera espacio para las audiencias. Este es un error que nace con la misma norma que implementó los procesos inmediatos o por flagrancia de delito, pues no se determina la incorporación de juzgados para esta especialidad o no se convierte otros, por lo que los procesos han comenzado a incrementarse y pierden esa naturaleza célere que busca y pretende la ley. El caso de Waldo Ríos es sumamente ilustrativo y la postergación de la audiencia no corresponde a la naturaleza del delito habrá que esperar porque en agosto debe emitirse sentencia.
COINCIDENCIAS
Desde hace mucho tiempo venimos diciendo en esta misma columna que el gobernador regional Waldo Ríos Salcedo hace todo lo necesario para que lo comparen con el ex presidente regional César Álvarez Aguilar, cabeza visible de una de las gestiones más contaminadas por la corrupción en la historia de Ancash. Desde que asumió el cargo la emprendió contra la prensa, lanzó duros calificativos a los periodistas por el solo hecho que se critica su gestión y se denuncia la corrupción e inmoralidad. Casi lo mismo que hacia César Álvarez. Ahora ha decidido llevar una portátil al frontis del palacio judicial de Huaraz en donde viene siendo procesado por varios casos, empero, en el último que está relacionado con el proceso inmediato que se inició anteayer miércoles, hizo que llegue a la sede judicial un grupo de trabajadores del gobierno regional y adeptos que llevaron desde Chimbote, tal y como lo hacía César Álvarez cuando necesitaba presionar a los magistrados que revisaban denuncias o juicios contra su persona o los principales funcionarios de su gestión. Sin embargo, el gobernador no calculó que hasta el mismo lugar llegaría una manifestación convocada por el Comité regional de lucha contra la corrupción, en el que se encuentran los principales opositores de la nefasta gestión de Ríos Salcedo. Obviamente, cuando comenzó a lanzarse los estribillos no faltaron los intercambios de palabras y los conatos de bronca, afortunadamente la Policía estuvo atenta para impedir que la sangre llegue al río, empero, en el fondo quedó la sensación que Waldo Ríos y César Álvarez se parecen cada día mas.
ALIVIO
Tal parece que las instancias judiciales de Huaraz también están reaccionado contra la corrupción y con sus fallos judiciales no permiten que aquellos que se quisieron llevar en peso las entidades púbicas salgan bien librados. Hace solo unos días han anulado la sentencia absolutoria que increíblemente había absuelto al ex alcalde del distrito de San Marcos (Huari) Julio Blas Rímac. Esto devuelve la confianza de los justiciables porque Blas Rímac, junto a dos cómplices, se había llevado más de 200 mil soles de tesoreria de la municipalidad y solo pudo ser interceptado cuando fugaba. Este hecho fue un verdadero escándalo, pero más grave fue la absolución que dictaron en su favor. Esperemos que la justicia se ponga definitivamente de lado de la moral pública, basta ya de tantos abusos y excesos.