Disputa legal. Con pruebas en manos, el representante legal en Perú de GrupoMar, empresa peruana con capital extranjero, desmintió las acusaciones de la pesquera Casamar, y cuestionó la actitud de su dueño, José Boluarte, de retener en su planta equipos que fueron comprados íntegramente por GrupoMar.
Fernando Moreno de GrupoMar habló fuerte y claro sobre la disputa legal emprendida por Casamar y rebatió cada una de las mentiras y acusaciones de José Boluarte. Lo responsabiliza de no haber podido seguir adelante con el negocio, porque el muelle de Samanco no cumplía con la profundidad necesaria para que los barcos atuneros pudiesen atracar en él, contrariamente al informe técnico presentado.
¿Según Casamar las pericias del Ministerio Público han desbaratado lo de la falta de profundidad del muelle, qué tan cierto es eso?
Es una de las tantas mentiras sostenidas por Casamar. El Ministerio Público hasta la fecha no ha realizado ninguna pericia en el muelle de Samanco. La principal que existe hasta el momento es de la Dirección de Hidrografía de la Marina de Guerra -autoridad competente- que confirma que, a junio del 2018, tenía entre 5.7 y 6.5 metros de profundidad, insuficiente para el calado de 6,7 metros de nuestra nave “Gijón”. Por eso no pudo arribar al muelle porque necesitaba una profundidad superior. Esto hacía inviable seguir con un negocio que estaba sujeto a la descarga de atún en el muelle.
¿Qué documentos presentó Casamar donde aseguraba la profundidad adecuada del muelle?
José Boluarte presentó una batimetría que no había sido realizada por una empresa certificada por la Dirección de Hidrografía de la Marina, y que a la hora de la verdad no tuvo mayor valor para las autoridades. Esa batimetría fue realizada en septiembre del 2017, y afirmaba que la profundidad del muelle llegaba hasta los 7.5 metros, información que fue desmentida por la medición de la Marina de Guerra.
Casamar afirma que Ustedes han inventado ese argumento ¿Existe alguna prueba o registro del impedimento de ingreso del barco atunero por parte de la Marina?
Por supuesto. Precisamente la carta V.200-0209 del 30 de enero del 2019 de la Dirección de Hidrografía de la Marina de Guerra deja constancia que, ante el arribo de nuestra nave en marzo del 2018, la Marina solicitó la realización de una navegación de reconocimiento en el muelle de Samanco, la cual fue realizada por un práctico marítimo experto en ese tipo de mediciones y de una empresa certificada. El resultado fue que la profundidad del muelle era muy inferior al calado de nuestra nave y por esa razón no pudo arribar.
¿Qué otras limitantes encontraron?
Este hecho nos llevó luego a descubrir la ineficiencia e inoperancia de Casamar, que incumplió una serie de obligaciones como conseguir todos los permisos, licencias y autorizaciones necesarias para la marcha del negocio, así como el hacerse cargo de todos los trámites y gestiones ante autoridades que fuesen necesarios. Por ejemplo, la Autoridad Portuaria de Ancash había autorizado con fecha 6 de marzo del 2018 de manera excepcional, la descarga de barcos extranjeros solo por 30 días, condicionado a que Casamar regularice una serie de requisitos para aprobar al muelle como terminal autorizado para atender naves atuneras extranjeras, pero jamás hizo nada.
¿No le plantearon a Casamar el invertir en el dragado del muelle?
Fue la opción que se barajó para solucionar el problema de la profundidad del muelle de Samanco, una vez que se evidenció que su profundidad era insuficiente, pero pronto se vio que esto era inviable por cuestiones de costo e impacto social.
Equipos retenidos
Ustedes reclaman la devolución de un tablero PLC eléctrico, pero Casamar afirma que les dejó de pertenecer de acuerdo con el contrato.
Ningún contrato de asociación en participación transmite propiedad, por eso la Ley General de Sociedades es clara en señalar que los bienes que se aportan en este tipo de contratos se presumen de propiedad del asociante. Ese tablero es de GrupoMar por haberlo comprado. Adicionalmente, en ninguna parte del contrato se indica que los bienes que aportó GrupoMar iban a dejar de ser de su propiedad. Eso es totalmente falso y absurdo. Es como si yo dijera que la planta y el muelle de Samanco, que también fueron bienes aportados al negocio por Casamar les dejaron de pertenecer. Al resolverse el contrato, lo que corresponde es que las partes se devuelvan mutuamente las prestaciones, sin embargo, Casamar mantiene secuestrado los equipos, como el tablero PLC, en los que José Boluarte no invirtió ni un centavo. Ellos saben perfectamente que ese tablero no les pertenece, y que no tienen derecho a usarlo luego de haberse resuelto el contrato.
¿Cuál era la función del tablero que instaló Grupomar en la planta de Samanco?
El tablero PLC eléctrico tenía la función de permitir el control automatizado del proceso de frío de la planta a través de un sistema informático también comprado por GrupoMar para este fin. Esto se hizo porque los tableros mecánicos de Casamar eran muy antiguos, estaban en pésimas condiciones, no eran digitales ni contenían ningún sistema informático. Por tanto, se vio en la necesidad de invertir en nuevos equipos.
Casamar los acusa de delito informático por haberlo dejado inoperativo dicho tablero y por consiguiente la planta.
Las máquinas de la planta siempre han podido operar manualmente porque el propio sistema de frío que se instaló lo permite, y así se indica expresamente en el manual respectivo. Si el tablero dejó de operar, lo único que tenían que hacer era volver a su sistema de funcionamiento manual. ¿O es que acaso Casamar ha pretendido seguir usando un equipo que no le pertenece? Sería un total despropósito, al haber de por medio un contrato resuelto e incluso haber expulsado a GrupoMar de la planta.
¿Cuál era el estado de la planta de Casamar antes de firmar el contrato de asociación en participación?
La planta estaba en un estado lamentable, con un funcionamiento muy limitado y que ciertamente no daba para llevar a cabo el negocio de gran envergadura que Casamar y Grupomar proyectaron llevar a cabo. Por eso la inversión ascendió a aproximadamente 9 millones de dólares para que esta pudiese ser funcional. La planta, por ponerle un número, antes valía 10, ahora vale 100 gracias a esas inversiones que salieron del bolsillo de GrupoMar.
¿Era la intención de GrupoMar ahogar económicamente a la empresa peruana para quedarse con las instalaciones?
No, para nada. Eso es una interpretación absolutamente fantasiosa de Casamar para justificar sus numerosas multas, deudas tributarias y sanciones laborales que viene arrastrando desde hace varios años antes a la asociación con GrupoMar, y de las que nos enteramos después. A nosotros no nos sirve la planta si nuestros barcos no pueden atracar en el muelle en primer lugar. Y, en segundo lugar, si alguien se ahogó económicamente con el negocio fue GrupoMar, que invirtió millones de dólares en la planta sin ningún tipo de retorno de esa inversión hasta la fecha.
“GRUPOMAR CUMPLIÓ CON TODAS SUS OBLIGACIONES CONTRACTUALES”
El representante legal de GrupoMar en Perú, Fernando Moreno, señala que, durante la vigencia de la asociación con Casamar, cumplieron a cabalidad con sus compromisos contractuales, lo que benefició a su ex asociada con adelantos en efectivo y modernización de la planta.
José Boluarte ha mencionado que no cumplieron con varios sus compromisos contractuales como pagarle los costos fijos mensualmente, ¿qué hay de cierto en eso?
Nosotros cumplimos con el contrato en su integridad, incluyendo el pago de dichos costos fijos de manera mensual desde la firma del contrato hasta que nos enteramos de que el muelle de Samanco no tenía la profundidad necesaria para que nuestros barcos pudiesen atracar en él. Ese impedimento hacía imposible que se pudiera ejecutar el contrato. Adicionalmente, hemos realizado una inversión millonaria en esa planta honrando lo establecido en el contrato. Las maquinas que compramos e instalamos todavía están ahí, las tiene Casamar en su poder desde el 2018. Millones de dólares en maquinaria y trabajos de instalación de los que esta empresa se ha beneficiado.
Pero ellos reclaman el pago de dichos costos fijos, al margen de lo sucedido en el muelle
Dígame usted si eso es posible. El éxito del negocio se sostenía en la descarga de atún en el muelle. La cláusula 9.1 del Contrato de Asociación en Participación con GrupoMar establece claramente que los pagos a Casamar correspondían a toneladas de pescado descargadas. Como no se descargó pescado no correspondía hacerle ningún pago. Lo que no está pactado en el contrato no es parte de él.
¿Realizó GrupoMar inversiones inconsultas?
En absoluto. todo lo que se hacía en la planta tenía el visto bueno de Boluarte. Él, como dueño de la planta y al estar físicamente en esta, estaba al tanto milimétricamente de lo que se invertía e instalaba en la planta. Él tenía el control de la planta, tan es así que cuando quiso nos echó de ella y no nos dejó ni retornar por nuestras cosas. Tampoco a los trabajadores que no tenían nada que ver en el pleito.
¿Es correcto que la cláusula 6,2 del contrato estipula que Casamar participaba como propietario de los equipos instalados?
Es totalmente incorrecto. Esa cláusula lo que estipulaba era que, si GrupoMar asumía gastos que eran de cuenta de Casamar y que era necesario realizar para la puesta en marcha del negocio, entonces esos gastos serían descontados contra las utilidades de Casamar. Pero la compra de la maquinaria e instalación eran gastos a cuenta de GrupoMar, razón por la cual no había ninguna necesidad de descontarle a Casamar sus costos. Además, como ya señalé, nunca hubo utilidades porque el negocio se frustró antes de comenzar. ¿De dónde íbamos a descontarle cosas a Casamar?
¿Es verdad que GrupoMar nunca se presentó a la liquidación del negocio?
Mentira. Nunca se planteó una fecha para realizar la liquidación del negocio.
¿El contrato contemplaba la instalación de una planta de harina de pescado?
La instalación de una planta de harina de pescado estaba sujeta al suministro de pescado a través de los barcos que debían descargar en el muelle. Esto último nunca ocurrió debido a que el muelle no tenía la profundidad necesaria, con lo cual hasta que no se solucionara ese problema no tenía sentido instalar una planta de procesamiento de harina de pescado. Además, que para ello se debía obtener una serie de licencia y permisos previos.