Editorial

::: CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE :::

Vacuna contra el covid:

Por supuesto que esta no es ninguna coincidencia. El 8 de septiembre del año pasado el sub campeón español de motociclismo Jorge Lis, quien fue uno de los principales impulsores del movimiento antivacuna en Europa, falleció a los 46 años de edad víctima de covid tras permanecer varios días internado  la cama UCI  de un hospital de Valencia. Horas antes de fallecer, escribió en su cuenta de faceboock estar arrepentido de no haberse vacunado.

El 28 de diciembre, poco antes de finalizar el  2021, otro gran deportista,  Frederic Sinistra considerado “El Hombre Más Fuerte de Bélgica” y quien también  estuvo en  total desacuerdo con la vacunación, falleció a los 41 años de edad víctima de la mortal enfermedad.

No somos quién para juzgar las razones por las que Jorge Lis y Frederic Sinistra hayan tomado la decisión de no vacunarse. Lo que causa preocupación es el hecho que detrás de ellos, existe muchísima gente que se ha dejado convencer por la temeraria doctrina de desafiar los preceptos de la ciencia médica, con toda la irresponsabilidad que eso puede significar.

Nadie en su sano juicio puede entender cómo estos dos deportistas, en la plenitud de sus vidas, hayan podido compartir esa corriente que no es otra cosa que promover una nueva modalidad de suicidio colectivo.

Conforme podemos ver a través de los medios de comunicación, es incontable el número de personas incluso de nuestro vecindario  que,  por no vacunarse,  han terminado  siendo portadores del mal. Los últimos reportes  de los hospitales Regional y La Caleta dan cuenta que  más de la mitad de los pacientes que ingresan a sus salas de cuidados intensivos no han sido vacunados.

Justamente el repunte de estos casos, ha llevado tanto el Poder Judicial como al Ministerio público y sus dependencias descentralizadas, ha suspender una vez más  el trabajo presencial y retomar el trabajo remoto. Por su parte, el gobierno central a través de la Presidencia del Consejo de Ministros no ha descartado la posibilidad de ampliar a nivel nacional el toque de queda y la vigencia de otras medidas restrictivas. Y esto no es alarmismo sino precaución.

En razón de ello, coincidimos con la decisión municipal según la cual solamente pueden ingresar a las playas de Vesique, Atahualpa, El Dorado y Caleta Colorada, las personas que acrediten haber recibido por lo menos las dos primeras dosis de la vacuna contra el covid.

En ese sentido no estaría demás que se retomen los operativos  policiales de control de los vehículos de transporte público, especialmente en los buses popularmente conocidos como “burritas”. Como ya lo hemos advertido, varias personas abordan estas  unidades  no solamente sin ponerse mascarillas, sino también para amenazar, supuestamente con castigos divinos, a quienes están de acuerdo con la vacunación. Al final, la irresponsabilidad de unos cuantos, la pagan muchísimos más.

Como bien lo ha demostrado el caso de Jorge Lis y Frederic Sinistra, vacunarse  o no vacunarse es ahora cuestión de vida o muerte.