Por: CPC SERGIO AGURTO FERNANDEZ
No hay duda de que hay un proceso de exterminio de este paraíso terrenal, único en el universo, causado por la aparición de frecuentes fenómenos naturales, inéditos en el tiempo, y otros provocados irresponsablemente por la mano del hombre, con los que se acelera la destrucción de un hábitat que nos viene cobijando desde hace muchos miles de años.
Lo ocurrido el pasado día 15-01-2022 en Ventanilla, con el derrame de más de 12,000 barriles de petróleo crudo de propiedad de la empresa Repsol, es un ingrediente más en esta vorágine de elementos destructivos, cuya marea negra, se dice, es probable que llegue hasta Piura, dejando a su paso destrucción y muerte en toda la franja costera.
Por la falta de liderazgo del Presidente de la República, para tomar decisiones inmediatas a fin de frenar el desborde de petróleo más allá de Ventanilla, hoy día 16-02-2022, han pasado 30 días de preocupante inacción, al estar entretenido en tareas secundarias de índole administrativo, mientras el petróleo sigue envenenando a todo cuanto ser viviente encuentra a su paso.
En el mundo se han producido derrame de petróleo de toda magnitud, con mínimas consecuencias para el medioambiente. El penúltimo ha sido lo que se produjo en el Golfo de Méjico en Junio de 1979, con la explosión e incendio de un pozo petrolero, derramándose más de 352,200 barriles de petróleo crudo, que fue extinguido y limpiado en poco tiempo, con la menor secuela para la flora y fauna marina y para las paradisiacas playas aztecas. ¿Cómo así?, simplemente porque de inmediato el gobierno convocó a las empresas especializadas para que se encarguen del problema, mientras el gobierno y la empresa propietaria, discutían en términos legales, las responsabilidades administrativas y financieras.
Ahora último, el día 02-02-2022, se produjo en la costa de Nigeria, la explosión e incendio de un buque plataforma, con el derrame de dos millones de barriles de petróleo, toda una tragedia para un país que es primer productor de crudo en el continente africano, con graves daños medioambientales para la zona de influencia y también para el mundo.
Estos dos últimos eventos deben significar una lección práctica de cómo se debe proceder cuando se produzcan este tipo de contingencias. Ojos y oídos para hacer un monitoreo de cómo se van resolviendo el problema, para replicarlas cuando estas ingratas circunstancias se presenten en el país.
Cuando la salud física está en grave riesgo y se carece de apoyo en el entorno, un elemental sentido de conservación y supervivencia, obliga a enviar señales de auxilio -SOS- a quienes pudieran brindárselas. Eso lo haría cualquier persona ecuánime, a no dudarlo. Pero en el derrame petrolero del día 15-01-2022, al parecer erraron en el procedimiento, al invertir las prioridades, cuando lo que se debió de hacer en primer lugar es convocar al “Consejo de Estado” (Congreso, Poder Judicial, Ministerio Público, TC, Defensoría del Pueblo, etc.), que sin ser una instancia constitucional, bien podían haber aportado ideas para una adecuada toma de decisiones, y también para estar en alerta máxima, cuando tengan que intervenir en temas de su competencia, como por ejemplo el Congreso podía haber hecho una reforma constitucional de urgencia, para corregir el asunto de los contratos ley que sirven de freno impidiendo a las empresas asumir sus responsabilidades medioambientales.
En segundo lugar, el Presidente de la República, ejerciendo un liderazgo como primera autoridad del país, debió de convocar de inmediato a una empresa especializada en resolver estos problemas, eliminándose por excepción, todas las formalidades burocráticas. El costo del servicio no debió ser un obstáculo, porque sería materia de una discusión posterior con la empresa. El asunto era ganarle tiempo al desastre, impidiendo la expansión del petróleo en su ruta mortal hacia el norte del país.
En eventos así de anómalos, es obvio que se tengan que activar las alarmas de todas las instituciones públicas que tengan que ver con el problema; pero en un desborde de entusiasmo, al unísono todas ellas arremetieron en contra de la empresa Repsol, con amenazas de multa de todo calibre, mientras que el petróleo seguía fluyendo por el litoral. Los afectados no solamente son Ventanilla y Ancón, sino también todos los pueblos que están más al norte del país. Frente a ello la actitud dubitativa y la nula capacidad ejecutiva del Presidente para abordar el problema, puede significar el colapso de un importante sector de la economía peruana, como son los criaderos de conchas de abanico que se procesan y exportan, las fábricas conserveras y harineras, además de la industria gastronómica, cuyo insumo principal es el pescado. Todo este desastre desembocará, a no dudarlo, en la pérdida de miles de puestos de trabajo, generándose un tremendo problema social de difícil solución.
Sólo con escobas y recogedores de basura, no se podrá limpiar el derrame en toda la franja costera, sino apelamos a elementos propios de la época, porque hace muchos miles de años ya superamos el escalón vivencial del hombre primitivo.
En esta radiografía de hechos consumados, sale a la luz que tenemos un Estado debilitado por la improvisación, y en este escenario es innegable reconocer que hay una cuota de responsabilidad de los actores políticos, porque desde siempre las cosas nunca se hicieron bien, por eso vemos los frecuentes conflictos sociales. La desgracia que nos agobia no es fruto de la casualidad, sino que es un acto generado por la ineficiencia, porque algo se hizo mal y las consecuencias se tienen que pagar, inevitablemente.
Ahora que tenemos cerca la elección de nuevas autoridades regionales y municipales, el efecto perverso que genera la improvisación, nos debe llamar a la reflexión, para no seguir incurriendo en seguir repitiendo eso que llamamos “pereza mental”, es decir permitir que, en materia electoral, otras personas piensen por uno. Como consecuencia de ello elegimos a malas autoridades, quienes a su vez hacen una mala designación de las altas autoridades que no responden a las expectativas que el cargo exige.
El tema del día ya dejó de ser el derrame de petróleo, al haber sido retirado de la agenda política, porque a los bienaventurados del destino (Congresistas) no les afectó. Se dejó que el derrame siga su curso, preocupando seriamente para quienes el sustento diario proviene del mar.
El alboroto del momento que entretiene a la galería, es la vacancia presidencial, con o sin razón, el asunto es que ya le pusieron la puntería a un gobierno que ha cavado su propia tumba, facilitándoles el trabajo a los dueños del país (Congresistas de la oposición), convirtiéndose en un tema que les quita el sueño. Como haciendo trabajos por encargo, vienen preparando el terreno para que la derecha, aquella que saqueó el país en la década de los 90, retorne al poder, a través de la Presidenta del Congreso, que será utilizada como “caballo de Troya”, para que otros usufructúen del poder y ella se quede solamente con una pensión vitalicia al término de su mandato. Aquí todos ganarán, menos los “tontos útiles” (Congresistas y ex congresistas), que tendrán que esperar su cuota de poder hasta las elecciones generales del año 2026, si la suerte los acompaña.
Detrás de todo esto corre mucho dinero, porque los “servicios” que brindan a sus patrocinadores no son gratuitos; la vehemencia con que defienden sus ideas desestabilizadoras, los delata. Si por la candidata del fujimorismo, cual lotería, los grandes empresarios aportaron millones de dólares jugando a ganador, en esta ocasión la cifra será mucho mayor porque van sobre seguro.
Los propulsores de esta descabellada idea, han encontrado en la población desinformada con grave pereza mental, un terreno fértil para hacerles un “lavado de cerebro” e instarles a unirse a esta repudiable causa.
Sin importar quien esté en el gobierno, como ciudadanos de bien, nos corresponde apoyar para que cada presidente termine su mandato. Tenemos una deuda de gratitud con esta patria que nos vió nacer, paguémosla educando e inculcando a nuestros hijos, valores cívicos, éticos y morales, para que se enorgullezcan de la generación a la que pertenezcan, y puedan brindarle a la patria sus mejores esfuerzos, para reconstruir al país, corroído por la inseguridad y la corrupción, por los improvisados políticos de hoy, que por sus ambiciones personales nos están llevando al despeñadero.
(*) CPC N° 06-340
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