Editorial

CAMBIO DE DIRECTORES ES OTRA PANDEMIA

En hospitales:

Hace dos días, antes de cumplir dos semanas como director del Hospital La Caleta el médico   Dante Guerra Soto fue removido del cargo y en su reemplazo ha sido nombrado su  colega Juan de Dios Vélez Temoche, un médico con más de treinta años de servicio en dicho nosocomio. Este traumático cambio trae a nuestra memoria la remoción de un anterior director, quien apenas permaneció tres días en el  cargo. Todo un récord.

Con el reciente nombramiento, prácticamente ya se ha perdido la cuenta de cuántos titulares  han desfilado por la dirección del hospital La Caleta, esto es a lo largo  de los tres años que ya ha cumplido la actual gestión del gobierno regional de Ancash, no siendo  nada extraño que en el transcurso de los nueve meses que aún le quedan, este número continúe incrementándose.

Pero éste no es un dolor de cabeza exclusivo del hospital La Caleta. Con igual frecuencia, el mismo malestar  afecta la conducción del hospital regional Eleazar Guzmán Barrón de Chimbote y, sin exagerar, a todos los nosocomios que el gobierno regional tiene bajo su responsabilidad tanto en la zona costa (Sub Región Pacífico) como en los corredores interandinos de Huaylas y Conchucos.  De pronto el cambio de directores de hospitales parece haber adquirido las características de una pandemia de alcance regional, difícil de controlar.

Pero ahí no acaba todo. La misma tendencia a cambiar las cosas de un día para otro, también se viene dando en el aspecto administrativo.   El cambio, igualmente repentino que se produce con los titulares de las redes de Salud, es también pan de cada día. Y, como es fácil deducir, esta sintomática alteración de la marcha administrativa se traduce en una inestabilidad  que a la larga afecta el funcionamiento  de estas dependencias. Nada puede ser peor que esto suceda en el sector salud, donde la gestión regional debería más bien transmitir una sensación de seguridad y estabilidad.

Con la consabida excusa que se trata de cargos de confianza, hemos visto que el gobierno regional  no tiene  mayor problema en realizar estos cambios sin tener en cuenta el perfil profesional y la meritocracia de los elegidos. Todos recordamos el bochorno que produjo no hace mucho tiempo, dentro y fuera de la institución, el nombramiento de una obstetra como directora del hospital regional, sin más mérito que ser allegada al gobernador de turno.

El conocido oftalmólogo chimbotano Leandro Pérez Rodríguez, hasta hace poco presidente del cuerpo médico de dicho nosocomio, considera que esta clase de nombramientos le hace  mucho daño al sector salud ya que trasmiten improvisación y autoritarismo.

Por otro lado, lamenta que en la mayoría de los casos, el nombramiento de directores obedezca únicamente a  recomendaciones políticas sin considerar que, para acceder a ese importante cargo, ahora  se requiere como mínimo haber seguido un  curso de  post grado no solo en gestión pública sino también en administración hospitalaria.  Igualmente lamentable, añade,  es que más de las veces esta designación recaiga en profesionales foráneos e improvisados, quienes desconocen la  realidad regional en todos sus extremos. Señor gobernador, con la salud no se juega ni se hace política.