El nombre de Pierina del Rosario Gonzáles Rondan ha estado circulando últimamente en redes sociales y no por algún escándalo sino por haber conquistado el primer puesto de la Facultad de Medicina Humana en el último examen de admisión de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Y su victoria ha sido más que emblemática. El 12 de marzo ingresó a la Decana de América en el puesto 57, la penúltima de la lista de nuevos cachimbos de Medicina. Su triunfo fue celebrado entre lágrimas por toda su familia en Casma, provincia de Ancash, donde radica. Una semana después, se enteraba que el examen había sido anulado. Las lágrimas llegaron nuevamente, pero esta vez eran de amargura.
“Realmente fue un sentimiento de frustración, me había preparado tanto, había tenido muchos problemas para postular, me sentía muy mal. Todos los afiches que había tenido en mi cuarto para repasar ya estaban empacados. Tuve que sacar todo de la bolsa para volver a estudiar y ponerme fuerte. Me aguanté las lágrimas y dije Dios sabe por qué hace las cosas”.
Tras la anulación del examen del 12 de marzo, debió desempacar todo para volver a estudiar
La rectora de dicha casa de estudios había tomado esa drástica decisión tras las denuncias de filtración de la prueba de admisión, en la que sorprendió ver que postulantes a Medicina habían ingresado con puntajes casi inalcanzables (más de 1,800 puntos).
El duelo terminó unos días después cuando se conoció la nueva fecha de examen. Lo bueno es que ya no pagaría nada por esta postulación, pues los fondos de su familia ya no daban para más.
El sábado 2 de abril estuvo nuevamente luchando contra otros jóvenes por una de las 58 vacantes que ofrece la Decana de América para la escuela de Medicina Humana, carrera a la que se habían inscrito 4,454 postulantes. Los resultados fueron una bomba: más del 90% de quienes habían ingresado en el examen anulado no asistieron a la segunda prueba. Esta vez, Pierina se coronó como la líder de la lista al alcanzar 1605.375 puntos.
A sus cortos 18 años, no quiere pensar que los ausentes habían pagado por la prueba. Cree que tal vez tuvieron problemas para llegar a Lima, como ella. Sin embargo, pese al enorme dolor que le causó la anulación del examen, estuvo de acuerdo con la medida.
Los rumores de fraude y plagio eran enormes, los veía por todas partes, en las noticias, en las redes sociales. Ella quería demostrar que no había hecho trampa, que sí había estudiado, que cada centavo prestado por sus padres para que ella estudie había valido la pena.
Oportunidades contadas
De padre docente y madre ama de casa, Pierina siempre destacó por sus excelentes calificaciones en el colegio Santa Isabel de Hungría. Tenía el respaldo total de su familia, que la apoyó siempre, pero le advirtió que su sueño sanmarquino tenía fecha de caducidad. Solo podrían costear un año de preparación, que incluía tres exámenes de admisión.
Egresó de la secundaria en el 2019 y, ni bien comenzó el año 2020, su vida estuvo consagrada a sacarle el máximo provecho a la academia preuniversitaria de San Marcos. Así pasaban sus días hasta que llegó la pandemia y todo cambió, menos su perseverancia y disciplina. Solo esperaba la fecha del examen.
El anuncio se extendió demasiado. Ya tenía cerca de dos años preparándose. En setiembre del año pasado le avisaron que la Universidad Nacional del Santa (Chimbote) abrió sus postulaciones. Postuló y entró en primer lugar a la carrera de Medicina.
Días después, San Marcos anunciaba un nuevo examen presencial en pandemia. Pagaron el derecho de admisión, postuló y no ingresó. La primera oportunidad estaba perdida.
“Me sentía muy mal, había sacado cerca de 1280 puntos y el último lugar logró 1300. Me llené de frustración, tuve un mal manejo del tiempo. Sentía que no era el nivel para el que me había esforzado por tanto tiempo. Recurrimos a un psicólogo porque ya no quería postular más a San Marcos”.
Las sesiones con el psicoterapeuta le cambiaron el chip. Le enseñaron a ser realista, pero positiva, aceptar que hay mucha competencia y que otros llevan años preparándose, que debía confiar en su preparación, esfuerzo y valor.
“Entonces fui a la prueba con prudencia, con calma. Si fallaba otra vez y mis papás me podían seguir apoyando, me prepararía con más fuerza; de lo contrario ya tenía una vacante en la universidad del Santa. El psicólogo me hizo notar que lo más importante era seguir mi vocación”.
En diciembre le llegó su segunda oportunidad. Tampoco ingresó. Pero la promesa de sus padres seguía en pie, la apoyarían con una nueva academia para el siguiente examen de marzo de este año. Esta sería su tercera y última oportunidad. El miedo a fallar era tremendo y se le cruzó la idea de cambiar de carrera. Sus padres intervinieron y volvió a apostar por Medicina.
Llegó el gran día
El 12 marzo se jugaba su última posibilidad de ingresar a San Marcos y lo logró. Obtuvo un puntaje notable: 1746,5, una experiencia de triunfo que le fue arrebatada por los hechos ya conocidos. Pero la vida le dio la revancha el 2 de abril.
“Yo soy de las personas que me levantaba muy temprano a estudiar, a eso de las 4 de la mañana. Pensaba, Pierina este es el último esfuerzo que hacemos. Llegamos a Lima el viernes 1 de abril. A eso de las 10 de la noche estuvimos en la casa de mi tía en San Juan de Miraflores. Al día siguiente salimos a las 4 de la mañana camino a la universidad para dar el examen. Fue un día muy intenso”.
Recuerda que fue sin tantas expectativas, cualquier cosa podía pasar. Había sufrido mucho con el examen anulado. Terminada la prueba regresó a Casma y se desconectó de todo. Solo quedaba esperar.
Por la madrugada el teléfono de su madre empezó a sonar insistentemente. Era su prima Isabel para darle la buena noticia: había ingresado en primer puesto. Sus abuelos, sus padres y su hermanita de 9 años, no podían más con su triunfo. Llantos, risas, llamadas, saludos, todo al mismo tiempo. Se hizo justicia.
“Todo cambió para mí de la noche a la mañana. Mi nombre estaba en redes sociales, donde me mandaban felicitaciones, donde personas que no conocía hablaban bien de mí, me deseaban éxito, me elogiaban, todo fue maravilloso. Luego he tenido entrevistas con mi colegio. Ha sido tremendo, siempre lo voy a recordar. Estoy muy agradecida con Dios”.
No se rindan, sigan su vocación
Con gran madurez a su corta edad, la nueva sanmarquina afirma que todo lo vivido en las últimas semanas ya forma parte de su pasado preuniversitario.
“Ahora estoy muy enfocada en los próximos siete años de carrera, que serán muy duros y en los que seguramente habrá momentos en que quiera desistir”, reflexiona y se da tiempo para dar un consejo a quienes aún no ingresar a la universidad.
“Yo tenía muchas ilusiones de ingresar a la primera, sobre todo porque no he nacido en cuna de oro. Siempre ponía las cosas en su real dimensión porque sabía el tremendo el esfuerzo que hacían mis padres para que yo pueda prepararme. El gasto ha sido enorme. Reconozco todo eso y por eso debía ser disciplinada”.
Comenta que en Casma ve a muchas personas con grandes necesidades, que siempre fue consciente del poder de la educación para salir de la pobreza y que, por eso, se la pasó estudiando cuanto pudo.
“A quienes aún no ingresan quiero decirles que el camino no es fácil. Analicen sus potencialidades para luego explotarlas. Lo más importante es la vocación, la carrera que uno quiere. Si se puede San Marcos bien; de lo contrario, hay que buscar otras opciones. Hay que tener una estrategia de estudio, estar fuerte, seguir manteniendo la energía porque la recompensa es grande. Hay que intentarlo, darlo todo, porque postular es para valientes”, afirma.
Pierina Gonzales Rondan se ha vuelto una estrella en el centro poblado de Villa Hermosa, donde vive, como también lo es en su colegio, donde ha dado charlas a los alumnos. Dice que no olvidará jamás las muestras de cariño de los más pequeñitos, quienes la llenaron de abrazos a su salida del centro educativo. Tiene muy claro que será pediatra y que buscará cambiar la realidad sanitaria de su comunidad y de los lugares donde la vida la lleve. (Andina)