Opinión

LA BATALLA IDEOLÓGICA Y EL MUNDO POPULAR

Por: IVÁN ARENAS (*)

No obstante todo lo negativo que puede ser hasta ahora, de alguna u otra manera la aparición en la escena política de Pedro Castillo, y de todo el proyecto perulibrista, confirma la importancia de la batalla ideológica contra el colectivismo, que algunos ya habían olvidado. ¿A qué voy? Les comento.

Años atrás, algunos autores sostenían que si una sociedad pasa el umbral de los US$ 7,000 de ingreso per cápita al mes, “ya no hay vuelta atrás”. Es decir, la sociedad se salvaba de las bravatas colectivistas y seguía firme en su rumbo hacia la modernidad del capitalismo. Había solo que saber administrar el país, con sus “pequeñas contradicciones”. Aquella aproximación y otras parecidas, de alguna manera también adormecieron a la intelectualidad y la academia pro libertad y democracia, y solo se pensó en gestionar bien la economía. Bastaba con un presidente que “no cambie el modelo”, un “buen gerente”. Chile podría ser el caso representativo de todo lo anterior.

No obstante, mientras los sectores democráticos relativizaban la cultura y se centraban en la economía, en la “superestructura” la izquierda batía la cancha. Chile es nuevamente el ejemplo. Ahora bien, para el Perú la llegada del proyecto del comunismo más ortodoxo, de Perú Libre y de Pedro Castillo, al gobierno y a la escena política en general, nos hace recordar la importancia del debate de las ideas en todos los terrenos, estructurales y superestructurales. Y sobre todo, la necesidad de un rearme ideológico de los sectores democráticos.

Sin embargo, el rearme ideológico no debe ir a contrapelo de la sociología nacional. ¿Cómo así? En el Perú, como en ninguna sociedad de la región, desde décadas atrás ha emergido una sociedad absolutamente distinta, de mercados populares, de clases medias mestizas y regionales. Quizá el yerro de los principales partidos democráticos ha sido no representar claramente a estas sociedades y sus instituciones populares. Allí está el detalle.

Entonces, ha llegado la hora de que la oposición democrática se rearme ideológicamente, pero mirando siempre a la sociedad. Hacer ciencia política sin la sociología es un yerro que puede costar el ostracismo y la desaparición.

Si no se integra al mundo popular en la batalla ideológica contra el colectivismo marxista, los partidos democráticos y de la oposición serán solo “tigres de papel”, sin mayor presentación que las redes sociales y la política posmoderna; simples tuiteros con inscripción partidaria. Si algo hemos aprendido de Chile es que ha llegado el momento de la batalla ideológica, que debe producirse en el terreno del mundo popular, en sus instituciones y con una narrativa potente.

(*) Publicado en El Montonero (*)